Who do you think you are? -TERMINADA- Harry&tú

EPILOGO

-Tiene los ojos del padre- dijo Liam mientras acariciaba la pequeña nariz de Kim.

-Y las facciones son de _____________, definitivamente- agregó Danielle.

-Y los rizos de Harry, pero con el color de _____________- concluyó Zayn.

Reí y observé a mi pequeña hija de casi un año en brazos de Danielle.
Kimberly.
Harry acarició mi mano y me observó con dulzura. 
Miel ronroneó en mi regazo exigiendo atención, y entonces mi esposo lo fulminó con la mirada.

-Tú siempre intentando robarme a mi chica- masculló en voz baja, divertido. Yo sólo reí.

Luego de llevar un año de casados nos llegó la sorprendente noticia,... estaba embarazada. Vivíamos en Holmes Chapel. Él empresario, yo profesora de Filosofía. Y pues,... Kimmy, nuestra preciosa bebé.

-¿Quienes serán los padrinos?- preguntó Liam, quién había vuelto con Danielle hacia unos cuantos meses atrás.

-La madrina será obviamente Danielle- dije yo quitándome un peso de encima al no tener que elegir un padrino.

Todos observaron a Harry esperando a que dijese algo.

-¿Se supone que tengo que elegir yo al padrino?- preguntó sorprendido y todos rieron.

-Claro que sí, cariño-.

-Pues,... ¿Zayn?- lo observó como preguntándole.

-Sería un honor- dijo él divertido.

La tarde transcurrió con la mayor parte de la atención en nuestra hija, que se reía a cada rato con las expresiones que les hacían sus tíos.

-¿Hemos hecho un buen trabajo, verdad?- murmuró Harry en mi oído cuando dejé a Kim en su cuna.

Me di media vuelta y lo estreché en mis brazos.

-Claro que sí- sonreí besándolo.

-¿Quieres más bebés?- dijo él, pícaro.
Reí y pensé en la posible idea.

-Aun no, pero más adelante-.

-Yo quiero cinco hijos más- me avisó y lo miré horrorizada- ¿o quieres más?- bromeó.

-No importan cuantos sean, saldrán todos tan bonitos como tú-.

-Y como tú- convinó Harry y me besó. -Eres única, y mía. Tú y mi hija son lo mejor en mi vida-.

Sonreí.

Aquel amor era puro y leal, no necesitábamos papeles que lo confirmaran, una simple mirada bastaba para saber que éramos el uno para el otro, y nada ni nadie nos separaría.



FIN.