Capitulo 11.♡

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(Madison).

-¿Madison eres tu?.-seguí la voz, y esta provenía de la habitación de Kendall.

¿Porque si estaba ahí no ayudo a mamá? Ella lo necesitaba y lo único que hizo fue esconderse en su maldita habitación.

-Sí, ¿que haces ahí cuando debiste haber ayudado a mamá?.

-Madison escucha...

-¡No!.-lo interrumpí.-No te reconozco Kendall.

Me sentía muy molesta con él, con aquel señor que se supone es mi padre, me sentía molesta con todos.

-Papá me encerró aquí, ¿tu crees que si pudiera ayude a mamá no lo haría?, por... Por favor sacame ¿si?.-no podía más, tenia los ojos repletos de lágrimas, no las pude aguantar más y lloré.

-¿Donde están las llaves?.-pregunte aun llorando.

-Las tiró algún lugar de la sala o la casa, y si no las va a traer en sus bolsillos... Pero Madison... No llores, por favor.-dijo.

-Voy... Voy por ellas.-baje y fui directo al tipo.

Busque en sus bolsillos y ahí estaban, las saque con cuidado y subí a mi habitación, tome el botiquín y fui a abrir la habitación de Kendall, yo... Bueno seguía llorando pero eso que importa, cuando abrí salio él y corrió y me dio un gran abrazo, sabia que él también quería llorar y cuando voltee a mirarlo varias lágrimas estaban ya en su cara.

-Kendall... Lo siento yo... Estaba molesta.-dije.

-No importa, vamos con mamá.-corrimos por el pasillo y llegamos a la habitación de mamá.

Cuando llegamos a ella tome el botiquín y junto con Kendall empezamos a curar los golpes de mamá, escuche pasos y era el idiota que había dejado a mamá, así.

-¡LARGO DE AQUÍ!.-grito.

-¡NOSOTROS NO VAMOS A NINGÚN LADO, EL QUE SE VA ERES TU!.-grité igual que él, lo odiaba.

-Madison... Cariño... Vallanse... Yo... Yo, estaré bien.-dijo mi madre mientras abría sus ojos.

-No mamá, ya estoy harto de que este imbécil nos haga la vida mierda siempre que se le da la gana, pero esta ves será diferente.-dijo Kendall mirando a aquel señor ebrio.

-¡A MI ME RESPETAS MALDITO BASTARDO!.-respondió él.

-¡DEJA DE INSULTARNOS, YA DESAPARECE Y SAL DE UNA VES POR TODAS DE NUESTRAS VIDAS, QUE GANAS HACIÉNDONOS DAÑO!.-grite a todo pulmón.

Se acerco a mi y de repente sentí un golpe en mi mejilla, después vi a Kendall encima suyo estampando sus manos hechas puño contra la cara del señor ese, hasta que lo dejo casi muerto pero por suerte lo abrace y lo detuve, si no lo mata.

-Estoy cansado Madison... Y... Y lo odio.-estaba llorando como un bebé.

-Yo también pero me tienes a mi, y a mamá y al abuelo... Y la abuela en el cielo que te cuida desde ahí... Kendall tenemos que salir de esta y de todas, como siempre... Como cuando eramos niños solo que esta ves mas fuertes.-su cabeza seguía en mi pecho y era como si tuviera a un niño de cinco años aquí conmigo, en lugar de uno de dieciocho.

-Si... Vamos a curar a mamá.-dijo limpiándose las lágrimas, nunca lo había visto tan frágil.

Curamos a mamá y después fui al baño de mi habitación, me sentía fatal y creí no volver a hacerlo pero lo necesitaba, tome un pasador, le quite las gomas dejando un fierro filoso me senté en el suelo frente a la cama, quite mi blusa y empecé a rasguñar con el pasador, lo haría con navaja pero no sentía el valor suficiente para hacerlo y no quería tener más marcadas las cicatrices.

Uno:Por haber dejado a mamá y a Kendall solos.

Dos:Por llegar tarde a casa y no haber hecho nada.

Tres:Porque me había perdido en un sueño con Justin y ahora regresar a mi pesadilla.

Cuatro:Por ser tan idiota y no demandar al tipo ese.

Cinco:Por tener un padre como el que tengo.

Seis:Por volver a hacerme daño.

Siete:Por no poder tener una vida normal.

Ocho:Por estar aquí, sola sufriendo en silencio.

Nueve:Por tener que ocultar todo mi dolor con una sonrisa y mis heridas con mangas largas.

Diez:Porque mañana voy a tener que mentirle a la persona que se supone le importo.

Y Once:Por tener que alejar a la persona que quiero, por mis idioteces.

Cuando termine de hacerme mierda, me levante, tome la camisa que traía y me puse una sudadera gris, guarde el pasador en mi cajón, limpie las lágrimas y salí como siempre... Como si nada me hubiese pasado.

Me recoste a lado de Kendall y él me hizo una seña con la mano para que me recostara en su pecho, lo necesitaba así que obedecí y así, nos quedamos profundamente dormidos.

A la mañana siguiente como se me había pasado poner una alarma, me levanté a las 10:30, ya no llegaba, mire todo y recordé lo de la noche anterior, Kendall estaba ahí, pero mi madre no, me baje rápido las escaleras y salió de la cocina, sentí el alivio correr por mis venas.

-Se supone que estarías descansando.-le dije.

-Ya me siento bien cariño, sientate, el desayuno esta listo.-me senté y la mire.

-Gracias mamá.

-De nada cariño... Perdón por no haberles conseguido una vida mejor, la vida que se merecen tu y Kendall.-dijo con lágrimas en los ojos.

-No mamá, no llores, además ya sabes lo que dicen, después de la tormenta viene el sol.

-Gracias cariño.-dijo y me puse de pie para darle un abrazo, el abrazo que aveces todos necesitamos de alguien.

-Y cuentame, ¿como estuvo ayer tu cita?.-me pregunto cuando nos separamos.

-Pues estuvo bien, fuimos a comer a su casa, me presentó a su mamá, era muy linda...-Y así le fui contando todo lo que había pasado ayer.

-Me alegro que te la hayas pasado bien ayer, pero me siento mal por haberte arruinado tu día.-dijo y pensé en que ¿porque siempre se culpa por todo cuando en realidad la culpa no es suya?.

-No... No mamá, tu no arruimaste nada... Por favor... Deja de culparte por cosas que tu no hiciste ¿vale?.

Estaba a punto de decir algo pero solo le limito a asentir con la cabeza.

-Buenos días, señoritas.-saludo Kendall sentándose con nosotras.

Solo Quiero Estar Contigo!❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora