Sólo quiero protegerla.

1.7K 111 18
                                    

El sol se ocultaba lentamente para darle paso a la luna.

« Ya... ¡ya no soporto más! »

Gotas cálidas rodaban por las mejillas de un jovencita de cabello negro-azulado oculta tras un árbol en la parte más lejana del Instituto al que ella veía como prisión. «Padre... madre... ¡En serio m-me esfuerzo!» Sus cortos sollozos llegaron a los oídos de una persona que paseaba por el lugar. «Yo... yo no sé... no sé qué hacer...» Las hojas en tonos café, amarillo y rojo cubrían el patio por la época que para ella era más fría que el mismo invierno al que por primera vez no esperaba con ansias. Los sollozos se volvían más silenciosos a cada paso, más lastimeros, era como si ella no quisiera que nadie la escuchase.

— Oye.

Una voz masculina provino desde su espalda. Dio un brinco por la sorpresa, el miedo la invadió creyendo que habían vuelto por más, temía que fueran ellos de nuevo. Escuchó un paso en su dirección y activó su sentido de supervivencia de manera automática, se levantó rápidamente con la cabeza agachada para correr hacia el extremo opuesto de donde esa persona se encontraba.

Una mano sujetó la suya demostrándole lo grande y fría que era, pero eso quedó a un lado cuando percibió seguridad. Una extraña seguridad que la obligó a hablar.

P-por favor... No me lastimes...

Su susurro fue corto, pero plagado en terror. El hombre la observó con atención una vez fuera de la oscura sombra nocturna del árbol: empapada hasta los pies, cáscaras de huevo, mayonesa, pedazos de papel picado, virutas de lápices y demás basura sobre su uniforme húmedo y el olor secundaba la idea en su mente. La soltó con cuidado para que no huyera.

Una sensación suave y cálida llegó a su espalda, volteó el rostro aún con la mirada en el suelo, el sujeto la sostuvo entre sus brazos; eran fornidos y grandes, tanto que la cubrían casi en su totalidad. Ella sonrojó y mantuvo sus ojos cerrados.

— Usar el uniforme húmedo en esta época del año es peligroso. —agregó con un tono frío, pero de alguna extraña manera eso la reconfortó porque estaba mostrando preocupación por ella. Los sollozos disminuyeron con rapidez y las lágrimas abandonaron sus mejillas. La calidez de su cuerpo la hacía sentir tranquila y segura, por lo que recostó la cabeza en su pecho.

No lo conocía, ni él a ella.

— No es correcto —dijo abrazándola un poco más fuerte lo que la obligó a abrir los ojos—, pero puedes llorar todo lo que quieras mientras seamos extraños. —con esa simple frase los ojos perlados de la chica se llenaron de lágrimas con rapidez, rodeo tímidamente al hombre por la cintura y sumergió su rostro en el pecho liberando toda la tristeza que tenía acumulada.

Ella no era una chica problemática, todo lo contrario, era casi invisible desde el primer día de clases. El instituto y sus compañeros la convirtieron en la mujer de ese momento: una chica de 16 que deseaba huir de todos. Una chica de 16 que no deseaba vivir...

.

/FLASH BACK/

— ¡Hey, Hinata! —volteó sabiendo que no le esperaba nada bueno al escuchar esa voz— ¿Dónde crees que vas? —tenía un tono irritante y chillón que resonaba en todo el pasillo. Hinata susurró algo incomprensible incluso para sí misma.— ¿No me digas que se te olvidó hacer mis tareas? — levantó una ceja y miró a su compañera con desprecio.

— N-no... — sujetó con fuerza unos libros que llevaba consigo, y permaneció con la cabeza agachada porque mirar a la "reina" del colegio a los ojos empeoraría la situación—... po-porque tengo que... —todo su cuerpo temblaba— t-tengo que... e-e-estudiar... — susurros y murmullos era lo único que salía de su la boca.

¡S-soy un estudiante, Sasuke-sensei!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora