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'' –Los dejare bajo tu almohada.''
































       

-Al inicio pensé que quería decirle a Justin. –Murmure.

-¿No es eso?

-No, Alice, el hará que se entere Justin, pero ira con la prensa. –Apreté con cabeza con mis manos, estaba en grandes problemas.

-Ya lo habría hecho. –Trago saliva. –Por mas obsesionado que este contigo, no lo haría.

-No lo hace por mí. –Reí sarcásticamente. –Lo hace por el dinero.

-Entonces ofrécele más.

-Eso intento, pero no volvió a contestar mis llamadas.

Dios mío, ¿Cómo pude ser tan estúpida?

-Tienes que hablar con Emma. –Me dijo, algo más seria. –Te apuesto que a la mitad de las celebridades les ha pasado.

Dudaba que mi representante lo pudiera resolver.

-¿Entiendes lo malo que sería? –Volví a decirle. –No solo personalmente Alice, mi trabajo, ellos quieren buena publicidad, y...Justin.

-Lo puede manejar.

-Aunque pueda, tenemos un contrato, no debo darle mala publicidad, ¿y si Scooter me obliga a abandonar el contrato?

-Cálmate. –Tomo mis hombros. –Ve, habla con Emma, ella puede ayudarte. Ahora, respira y relájate, Justin viene en camino y no puede sospechar nada.

Me moví en el sofá incomoda, no podía estar calmada cuando en cualquier segundo podría empezar a correr por las noticias mi nombre, pero tenía que intentarlo. Respire hondo varias veces, y me retoque mi labial.

Cuando el timbre sonó, volví a ponerme ligeramente nerviosa.

-¿Lista? –Me pregunto Alice, antes de abrir la puerta.

Asentí.

Justin y Chaz entraron sonrientes y bromeando entre ellos como siempre, saludaron a Alice, y después Justin llego hasta la sala para rodearme como siempre con sus brazos.

-Hola, preciosa. –Me dio un ligero beso en la mejilla.

-¿Preciosa? –Sonreí mirándole los ojos, que parecían brillarle de una forma única.

Era impresionante como este chico podía hacer que me olvidara de las cosas muy fácil, aunque seguía nerviosa, me hacía feliz tenerlo conmigo.

-Sí, ¿está mal? –Arqueo sus cejas.

-Sueles decirme bonita. –Susurre, mientras me acercaba y le besaba sus labios rosados y suaves.

Después de corresponderme unos segundos, sonrió a mitad del beso.

-Tienes razón. –Dijo. –Bonita.

-Mejor. –Hundí mi cabeza en su cuello, aspirando su aroma y dejando que me abrazara para poder relajarme un poco. Lo cual pareció funcionar.

-¿Nerviosa? –Pregunto burlón.

Si.

-¿Ah? –Pregunte inmediatamente.

-Por el ensayo...-Sonrió a medias. -¿No?

-Oh, sí. –Asentí. –Un poco.

-No hay por qué, estaremos bien. –Beso mi cabeza. –Ya quiero verte en tu traje.

LIESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora