capitulo 5

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Al día siguiente me desperté un poco más tarde que otros días pero más temprano que ayer.

Mi cuerpo estaba cansado y mi trasero dolía, quizás no debí haber hecho eso con el amo o el no debió hacer eso con migo.

-levantate ya -me ordenó con su típica voz fría que me daba escalofríos al escucharla.

Intenté levantarme de la cama pero fueen vano, caí sobre la alfombra de la habitación, el amó solo se quedó allí mirándome fijamente con una leve sonrisa, como si mi dolor lo divirtiese.

- no pu-puedo le-levantarme -fue allí cuando me tomó de mis brazos y me volvió a la cama tapándome con las tibias sábanas azules.

-maldito demonio, si no fuera porque ayer me complaciste no sería tan amable -y se fue de allí dejándome solo en la fría habitación, yo solo me mantuve quieto esuchando los gritos que provenían de los gemelos, ya que discutían por todo.

[...]

Ya era mediodía y yo tenía que levantarme, no por el hecho que Gleeful me haya dicho, no, si no fue porque ya comenzaban a alegar sobre la comida, decían que estaba asquerosa; o al menos eso decía la ama, ya que su gemelo solo le comenzaba a gritar que comiera de su própia creación.

Me vestí como pude y salí de la habitación casi cojeando; claro que de vez en cuando me tropezaba a mi voluntad para que no se note tanto.

Al llegar a la cocina el amo me miró con los ojos abiertos como platos, mientras que la ama solo mantenía su postura sería.

-¡¡vuelve a la habitación!! -me gritó el castaño, a lo que no pude evitar llorar en silencio, sentía como cada una de las lágrimas caía de mis ojos, estaba comenzando a asustarme, cosa que al amo no le gustaba, decía: "no me gusta verte llorar, idiota" supongo que era por el hecho de ser mi llanto tan insoportable.

Y volví a la habitación, con un torpe movimiento de caderas, no alcance a avanzar mucho, a lo que el amo se dio cuenta y me cargo al estilo "princesa" me sentí humillado ante ese pensamiento, yo era un chico, no una princesa, yo necesito protejerlas, no que me protejan.

Me baje de los fuertes brazos que me sostenían y corrí hacia la habitación, sin tropezarme con nada, aguantandome el incesante dolor que mis caderan sentían con cada brutal paso que daba para mostrar que no necesito algún cuidador.

¿quién Diría Que Me Enamoraría?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora