El pacto.

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Podía sentir el calor del sol por la mañana, ya había pasado un día desde nuestro encuentro y todo en lo que podía pensar era en si nos volveríamos a ver de nuevo él y yo.

Es gracioso pensar que el hecho de no poder hablarle en persona por la pena que me da y que por casualidades de la vida o el mismo destino, nos encontráramos y que hayamos avanzado tan rápido como para prometernos que nos volveríamos a ver.

Talvez sea una tontería pero para mí tenia mucho peso.

Si se lo dijera a la "yo" de hace un año no me creería de seguro.

Ya llegaba la hora de que me levantara pero antes.

-¿Donde dejé mis pantuflas?

No cometería ese mismo error otra vez.

Ya en la escuela me dispuse a esperar a Alice en el portón.

Antes de salir de mí casa Alice me envió un mensaje de voz que llegaría un poco tardé, debido a un inconveniente personal, no quise preguntar más y le dije que simplemente la esperaría.

Ella estuvo de acuerdo y así no tendría que entrar sola al salón ni ella tendría que volverme a hacer el mismo favor de ayer, matando dos pájaros de un tiro por así decirlo.

-Buenos días Charl- la voz de Alice me despierta de mí leve letargo.

-B-buenos días Alice- tartamudeo momentáneamente ya que me estaba quedando dormida. No hay muchos estímulos si no puedes distraerte con algo, además de la brisa fría de la mañana que no hace más que aletargar la conciencia y los sentidos.

-¿Te hice esperar mucho?

-Para nada, entremos rápido.

Una mentira blanca no le hace daño a nadie pensé.

-Ok entremos.

Nuestros pasos sorpresivamente hacen eco en el patio delantero del liceo, o ¿será que tengo el oído tan desarrollado que el simple sonido de la suela dura de mi zapato contra la piedra es audible solo para mí?

Son cosas particulares a las cuales uno presta atención cuando no se tiene nada mejor que hacer.

Ya habiendo llegado al aula y tomando asiento me limité a solo escuchar el sonido de las hojas de los arboles siendo movidas por el viento.

Transcurrieron alrededor de quince minutos hasta que finalmente la profesora se dignó a llegar.

Pero me di cuenta de algo al mismo momento que la puerta se abrió y la profesora entró que poco más atrás de ella se escuchaban dos pares de pasos más.

Dos personas más aparte de la profesora entraron al salón.

Me empecé a preguntar si seria alumnos o el directivo de la institución, esperaba que fuera él específicamente.

-Buenos días alumnos permítanme presentarles a dos compañeros que se incorporaran a las clases el día de hoy, el es Andrew Myler...

-Un gusto todos.

-(¡Si, genial joder!)- exclame internamente en señal de una pequeña victoria.

Pude escuchar la risa de Alice hacia mi dirección supongo porque se dio cuenta de mi reacción.

Y él otro es su hermano, Fabián Myler.

-Un placer- lo dice en un tono frió y desinteresado.

-(¿Eh?)- eso fue todo lo que pude pensar y mi rostro exclamo la mayor de las dudas ante este nuevo ingrediente en la formula.

A ojos cerrados - Pausada Por Edición-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora