6. Pesadillas

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No veía nada, simplemente, me guiaba por mi tacto. Iba atravesando aquel sitio oscuro rodeando los obstáculos y deslizando las manos por las paredes, muy lentamente, sintiendo cada arruga y grieta de la pared. Iba descalza, ya que podía notar el frío suelo en el que estaban apoyados mis pies. Paso a paso me acercaba más a mi objetivo, una sensación de angustia me invadía cada vez más, intentando llegar hasta aquel sitio, sobre el cual tenía una sensación familiar. Mis demás sentidos empezaban a despertarse, podía oler humedad, respirar el frío aire...Pero lo más importante, escuchar aquella voz. Una voz dulce y melódica la cual me calmaba enormemente sin saber porque. Era mi objetivo en ese momento, seguir su sonido sin importar los obstáculos, el frío o mi angustia. Eran pequeños susurros que iban aumentando cada vez más hasta convertirse en una palabra, una palabra que se repetía y desvanecía en el gélido ambiente. Después de algunos pasos más, la entendí completamente...

- Bienvenida -decía esa voz-

Automáticamente, la habitación se iluminó completamente y extrañamente, no había ningún mueble u obstáculo los cuales había rodeado anteriormente. Estaba completamente vacía, solo estábamos yo y el emisor de aquella voz. Ante mí, había una forma humana formada por marañas negras que medía más de dos metros con unos imponentes y enormes ojos rojos, los cuales estaban implacablemente clavados en mí, ni pestañeaban. Una gran sonrisa formada por dientes afilados y puntiagudos. Me miró de arriba a abajo y abrió la boca para hablar.

- ¿Te gustan mis trucos mentales para atraerte? -dijo aquella figura- No quiero que hables, es más, no puedes. Es uno de tus mayores agonías, el no poder hablar... Ni que te escuchen.

-... -intenté hablar pero no pude-

-Tozuda... Recuerda, soy tu enemigo. El mero hecho de que no te haya matado o destruido es porque si tú mueres, también lo hago yo -dijo sin pestañear- Te preguntarás que hago aquí o que soy. Muy bien, ahórratelo. Te voy a hacer sufrir y que me odies hasta no poder más, hasta que estés destruida física y mentalmente -dijo sin casi abrir la boca-

Después de esto, desapareció y la habitación se volvió oscura otra vez. No duró mucho este cambio, ya que cambió de nuevo. Estaba en el exterior, era un cruce de carretera de ciudad. Hacía frío y era de noche, se respiraba un aire más húmedo que antes. Yo estaba parada en mitad del cruce y no podía moverme, no tardé mucho en escuchar sirenas de coches y como estas se acercaban rápidamente hacia mi posición. En cuestión de milésimas de segundos, un gran reflejo negro pasó al lado mía, casi rozándome, y este se chocó de una forma brutal contra otro gran reflejo de color azul y rojo.

- ¿Demasiado rápido? -dijo aquella voz otra vez-

Todo volvió al principio, el frío, la humedad y la oscuridad de la noche. Esta vez y más lentamente lo volví a ver todo. Vi como un coche negro conducido por alguien, chocó frontalmente con un coche de policía. El conductor del coche de policía fue aplastado y el conductor del otro coche, salió disparado. El tiempo se paró y algo me arrastró hasta el cuerpo del conductor que estaba en el suelo, cada paso que daba me acercaba más y más, hasta que pude observar su cara. Ante mí, yacía el cuerpo sin vida de una chica con el pelo negro como el carbón, con unos ojos rojos intensos y ropa negra completamente. Ella estaba tirada en el asfalto, con varios cortes en brazos y piernas, los cuales se veían a través de cada rotura de la ropa. La cara la tenía totalmente raspada por un lado, incluso había perdido una oreja. Tenía los ojos abiertos y parecía que me estuviese mirando. A través de la mejilla que no había resultado herida, corría lentamente una pequeña lágrima. Alguien me tocó el hombro y me obligó a girarme. Era un policía local, con un uniforme casi roto y todo ensangrentado. Apretó sus labios, frunció el ceño y me habló.

- Esto ha sido todo tu culpa, ¡Monstruo! -dijo señalándome-

El policía se esfumó, y en su lugar, apareció la figura inhumana de antes.

- Eso es lo que piensan todas las personas sobre ti -dijo mientras señalaba donde estaba la chica-

Me giré y en vez de ver el cuerpo, vi solo el rastro de sangre. Sentí un gran dolor por todo el cuerpo, mis brazos y piernas estaban destrozados y llenos de cortes, tenía la cara ensangrentada y la ropa rota. Ya lo entendía, la chica, los coches, las muertes... Era un Deja Vu. Mi cuerpo empezó a correr, a pesar de los huesos rotos y los cortes, atravesó toda la calle y siguió adelante, hasta que no pudo más. En ese entonces, escuché disparos y caí al suelo. Me habían vencido, no podía moverme, solo quedaba quedarme quieta allí, en el gélido suelo. Mis labios empezaron a moverse sin yo dar la orden, apenas pronunciaron, pero lo que dije, se entendió.

- Puedes matarlos -dije susurrando-

Entonces algo en mí despertó, era aquel depredador sediento de sangre, otra vez, solo pensaba en el odio y en cortar las vidas de aquellos que me perseguían, pero mi cuerpo no respondía, solo mi alma. Volví a salir de ahí y lo vi todo desde fuera. El cuerpo de la chica se desplomó en mitad de la carretera otra vez, mientras, empezaba a llover. Sus ojos rojos pasaron a ser de color azul y sus cortes y heridas eran menos profundas. Solo le quedaba quedarse ahí tirada hasta que alguien la recogiese del suelo. Eso no tardó mucho, una ambulancia llegó a los pocos minutos y la metieron dentro, solo escuché unas palabras a las cuales no les encontraba sentido.

- Lleva muerta una hora aproximadamente -dijo alguien-

- ¡Su corazón late, pero no respira! -dijo otra voz aun más ronca-

Entonces abrí los ojos y pegué un salto hasta darme con la cama de Grace en la cabeza.

- ¡Erin me has asustado! -dijo mientras me tiraba una almohada-

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⏰ Última actualización: Jul 18, 2016 ⏰

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