III. Competencia

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Las dos vampiros que son integrantes de la organización Hellsing, estaban caminando por el oscuro bosque, su objetivo era buscar a los hombres lobos, que habían vuelto a atacar por las calles de Londres. La chica policía miraba por todos lados apuntando con su bazuca y el vampiro simplemente adelantaba sus pasos sin preocupación alguna, los arbustos se movían Alucard voltea hacia atrás y se queda mirando fijamente a los arbustos, sus ojos comenzaban a brillar de ese color rojizo y en sus labios se dibujaba esa sonrisa psicópata. – ¡Salga cachorros de su escondite!- dijo levantando la voz.

Unas dos bestias de pelaje negro y una altura de 1,78 de alto y un poco grandotes respecto a su físico, salieron de los arbustos para atacar al vampiro, sus ojos amarillentos que brillaban en la oscuridad de la noche, -¡Maestro...!-gritaba Seras preocupada. El pelinegro sacaba sus dos armas y apuntaba a esas dos bestias.

-¡Mueran!-grito Alucard riéndose. El dispara y los dos hombres lobos fueron asesinados, el pasto fue cubierto de sangre.

El de cabellos negros voltea para ver a la draculina, pero uno de esos animales salto para atacar a ella por la espalda, eso lo saco de quicio al vampiro y el mismo atacaba sin piedad, los colmillos de este mordían el cuello de la bestia dejándolo completamente sin vida. -Seras ¿Te encuentras bien?-pregunto Alucard agarrándola entre sus brazos e intentaba despertarla.

-Si...Estoy bien maestro-susurro ella abriendo sus ojos.

-Puedes seguir de pie ¿no?-indago el pelinegro ayudándola a levantarse.

-Si puedo-responde Seras parándose con dificultad. –Parece que habían más, pero huyeron-

-Queda tres nada mas...No podre divertirme-dijo Aluacrd burlándose.

-Se irán a la ciudad-decía Seras preocupada

-Vamos debemos ir a matarlos-dijo el vampiro con sonrisa psicópata y le extendía su mano la chica.

Ella aceptaba amablemente su mano y se van a caminar por las calles de Londres para asesinar a los hombres lobos, las personas corrían desesperadas ya que vieron a un animal atacando a una mujer que la estaban comiendo entre esos tres lobos que se habían escapado.

-Estos cachorros nunca aprenden...-dijo el pelinegro apuntado con sus dos armas.

-¡Mueran!-grito Alucard disparando, sus ojos brillaban cada vez mas y mas. El se acercaba a los cuerpos de los lobos y con su mano los atravesaba dejándolos como polvo, al ver a su aprendiz que se movía ágilmente para matar a la ultima bestia que había quedado, una sonrisa desquiciada se le dibuja cuando ella peleaba contra ese hombre lobo. –Cada vez me impresiona mas esa mujer policía-pensó el vampiro sonriendo de lado. La de cabellos rubios le dobla el cuello aquella bestia dejándolo sin vida y luego saca un arma para luego dispararle en el pecho así se hacía polvo.

-Has mejorado mucho, mujer policía-decía el de cabellos negros quitándose los anteojos, la aprendiz da media vuelta para ver a su maestro, sus ojos brillaban de ese rojizo intenso como la sangre, sonreía de lado mostrando sus colmillos.

-Vamos, volvamos a la mansión-murmuro el pelinegro acomodándose su sombreo.

-Sí, maestro-pronuncio Seras obedeciendo.

Ambos vampiros volvían a la mansión Hellsing, para contarle a su jefa que la misión de esos hombres lobos había finalizado, el mayordomo les abría la puerta del lugar. –Seguro que han matado a todos, ¿no es así? Alucard- decía Walter sonriendo.

-Así es Walter, pero digamos que no me divertí mucho-responde el vampiro desviando la mirada.

-Bueno, Alucard ve a dormir-dijo Sir Integra bajando por las escaleras. El de cabellos negros le toma la mano de su jefa para luego besarle, obedeciendo a su ama.

Seras podía notar una conexión entre aquellos dos, aunque su maestro la beso en sus sueños, podría ser que el nada mas la beso para calmarla y que confesara su secreto. Ella dio media vuelta ignorando a su jefa y al vampiro,-Señorita Victoria, ¿va a alguna parte?-indago el mayordomo confundido.

-Me iré a dormir Walter-responde ella dándole la espalda.

Seras Victoria caminaba por los pasillos de la mansión, buscando su habitación. Un joven muchacho de cabellos castaño y que en su ojo izquierdo tenia puesto un parche, era nada menos que Pip Bernadotte, apoyado contra la pared fumando como de costumbre. La joven vampiresa se acerca hacia él para quitarle el cigarro que tenía en su boca pero este le agarra rápidamente de la muñeca.

-Hola, Seras-pronuncio el castaño sonriendo alegremente.

-Señor Bernadotte deje de fumar, este no es un bar-dijo la joven vampiresa en tono burlón.

-Como usted diga, hermosa señorita-murmuro el joven tirando su cigarro. -Seras, ¿te gustaría ir mañana a caminar por el parque? Claro que obviamente será al anochecer –

-¿Acaso eso es una cita? -preguntaba Victoria en tono burlón.

En ese momento llegaba Alucard con una mirada fría, caminado en el medio de la charla entre Pip y Seras. – ¿Qué estás haciendo? Mujer policía-indago este serio.

-Nada maestro-contestaba la draculina algo nerviosa. El vampiro siguió su camino pero algo le hace detener sus pasos, fue cuando escucha lo que ese muchacho tonto le pregunta... "Y Seras aceptas la cita".

-¿Cita?-susurra el vampiro que dándose parado en el final del pasillo. –"Si acepto" –escucho este con la voz de la draculina.

La vampiresa entraba a su habitación entrando a su ataúd así poder descansar como se encontraba algo exhausta, mientras que Alucard entraba a su cuarto completamente oscuro y rodeado de niebla, el se acercaba a su mesa dejaba sus anteojos naranjados e algo amarillentos y sus dos armas, se sentaba en su cómoda silla y agarraba una copa que contenía sangre, -Pip Bernadotte, humano idiota cree que me robara a Seras, no lo permitiré-dijo este bebiendo la sangre que contenía la copa.

-Si el quiere competir, pues competiremos por ella-murmuro Alucard burlándose de sus propias palabras.

*mientras tanto en el cuarto de Seras*

El ataúd estaba un poco abierto, la joven vampiresa no podía cerrar sus ojos. –Parece que a mi maestro se puso celoso-dijo ella sonriendo de lado, -Que extraño el conde va descubriendo los sentimientos de un simple humano-

La de cabellos rubios levantaba su cabeza y miraba por todos lados para fijarse que el vampiro no esté ahí observándola o espiándola, pero no esta vez el no estaba en esta habitación. Ella se vuelve a acostar y cierra sus ojos, -Mañana será otro día- susurro Victoria relajándose.

Continuara...

Espero que les guste :D

Nos vemos en el próximo capítulo.

Sayonara.

Atte.J.H

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