V. Una noche perfecta

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Otra noche en donde, la jefa de la Organización Hellsing se quedaba observando algunas fotos de las noticias que ocurrió en Argentina, una familia entera fue asesinada en ese país, su mayordomo Walter le servía el té.-Discúlpeme, Sir Integra porque no van Pip y Seras en el avión, mientras que a Alucard lo llevan en su ataúd-insinuaba su mayordomo con una suave sonrisa.

-Sí, puede ser, mis mejores tres soldados-pronuncio Integra sonriendo de lado- Si creo que Alucard esta vez ira en el ataúd, en vez de Seras-

-No, yo no quiero que ese tonto humano este con mi draculina-le decía Alucard atravesando la pared.

-Alucard, acaso piensas ¿que el capitán se propasara con Seras?-preguntaba su ama en tono burlon.

-Así es mi ama.

-Esa misión es de Pip nada más, pero el sugirió llevar a Seras por su cuenta.-insinuaba Integra mirando al vampiro mayor.-Pero bueno, ve con ellos y cuida de que esta vez no falle esta misión.-

-Mi ama, ¿Cuándo fue que le fallamos?, Seras y yo...-pregunto el conde con una sonrisa divertida. La su jefa permaneció callada, ya que el mismo vampiro tenía razón cuando fue que le fallaron en alguna misión... Nunca, Seras Victoria y Alucard nunca le fallaron, pero Pip... El solamente se quedaba en la mansión vigilando como siempre, ahora le toca una misión especial a los tres.

Por la noche, tres se fueron al aeropuerto, Victoria llevaba unos jeans negros, una remera gris y unas botas de cuero de color negro. Pip un smoking gris, una corbata azulado y unos zapatos marones... Mientras que Alucard llevaba un smoking negro, una camisa roja como la sangre y una corbata negra al igual que sus zapatos. La joven draculina llevaba unos anteojos negros, al igual que su maestro para ocultar sus ojos carmesí.

-¿Ese es el avión?-preguntaba la joven de cabellos rubios.

-Si es ese...-respondió el castaño acercándose lentamente a la chica.

El vampiro mayor los miraba a ambos de reojo, -Chica policía...Tu eres mía-le hablaba en la mente de la chica. En ese momento, la de cabellos rubios miraba a su maestro quien la observaba muy atento.

Los tres subían al avión privado, que le había sugerido su jefa. –Mignonette, siéntate a mi lado-musito Pip riéndose. El pelinegro estaba sentado al frente de ese humano, además al su lado también había un asiento vacío, Victoria miraba ambos asientos, como su maestro no decía nada, ella expresando una tímida y dulce sonrisa se sienta a su lado.-¿Parece que elegiste no?-preguntaba el vampiro sonriendo de lado.

-eh-ehm, si-contestaba ella con suspiro y juntando sus piernas.

-Estas siendo mala conmigo, mignonette-musito el capitán de brazo cruzados.

-¿Qué? Capitán, puede callarse-dijo la joven vampiresa apoyando la cabeza en el hombro de su maestro.

El vampiro mayor se quedaba mirando por la ventana, la hermosa vista que tenía y a pesar de que era de noche todavía y la luna llena, era un buen momento para que pudiera salir a caminar obviamente invitándole a la chica policía... Pero todavía les faltaba poco para llegar al aeropuerto de Argentina.

-Creo que ya vamos a llegar-les decía Pip ignorando la mirada del vampiro.

-Entonces tenemos que estar preparados-dijo Alucard bebiendo una copa de sangre.

-¿Quieres competir? ¿No? Alucard-le preguntaba el joven con una mirada amenazadora.

-No, esas no son mis intenciones-contestaba el pelinegro en tono burlón. La chica policía se encontraba dormida en el hombro del vampiro, ella podía escuchar las conversaciones de ambos hombres.

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