| Capítulo 4 |

1.2K 67 14
                                    

—Y bien... ¿De que querías hablarme?— preguntó Demian mientras se llevaba a la boca un pedazo de su pastel de zarzamora.

—Pues... estoy en un caso encubierto, no puedo hablar mucho sobre el tema, pero si todo sale bien... Tendría una oportunidad para ser detective— respondí mientras miraba mi rebanada de pay.

—¿Qué?— preguntó mi hermano entre confundido y emocionado.—Vaya hermano eso es... grandioso— hizo una pausa.— Yo... se que eres un gran policía y que conseguirás ese puesto— me sonrió.

—Gracias— respondí.— Aun no es algo oficial, el sargento aún sigue peleando la oportunidad, de hecho me dijo que no le comentara a nadie, pero de verdad necesitaba decírselo a alguien.

—Sabes que estoy aquí para lo que quieras hermano— me respondió mientras colocaba su mano sobre mi hombro, al parecer la mesa que nos separaba no era muy grande.— Pero... no te noto emocionado.

—Claro que lo estoy— respondí con una media sonrisa.— Solo tengo miedo de arruinar el caso, eso es todo— agaché la mirada hacia mi pay.

—Hey, mírame— me pidió Damian a lo cual obedecí.— Te conozco hermanito, se de lo que eres capaz, eres un excelente policía y lo harás bien, no vas a arruinar nada.

Asentí lentamente, intentando convencerme a mí mismo de que eso sería cierto.— Gracias hermano.

Él me dedico una pequeña sonrisa para después seguir comiendo su pedazo de pastel. Una hora después ya me encontraba en mi departamento, preparándome para dormirme, me quedé un momento mirando el techo mientras estaba acostado en mi cama, ¿Cómo podría arruinar esto? He hecho trabajos encubierto y siempre han resultado bien y este no es diferente en nada, hay que atrapar al malo, ¿Que podría salir mal?

A la mañana siguiente, me desperté temprano, pero otra vez sin sueños o más bien recuerdos raros, me di una ducha y al ver qué tenía tiempo de sobra antes de ir a trabajar, decidí pasar a un restaurante que me queda de camino a la estación.

Entre sin llamar la atención y me senté en la barra, tomé un menú y comencé a ver las opciones.

—Pero miren nada más a quien tenemos aquí.

Baje el menú para ver a Meg, se encontraba frente a mi, recargada del otro lado de la barra y me miraba con una sonrisa.— Hola Meg— saludé.—¿Trabajas aquí?

—Si.— respondió ella.— ¿Tú no deberías estar trabajando niño bonito?

Me encogi de hombros.— Aun tengo tiempo de sobra.

—¿Y que haces por estos lugares?— preguntó curiosa.

—Ya sabes... vine a buscar mujeres hermosas que quieran mantener a este atractivo chico para así yo poder dejar de trabajar y ver televisión todo el día.— sonreí de lado, dedicándole la mirada más coqueta que pude.

Ella negó divertida.— Lo siento, pero mi amiga no está aquí— se encogió de hombros.— Pero puedo pasarle tu mensaje.— me guiñó el ojo y me sonrió.

Yo reí.— ¿Tú amiga es una chica morena, atractiva y fantástica sonrisa?— ella asintió divertida.— Dile que me llame.

Ella soltó una pequeña carcajada.— Bueno, ¿ya escogió el chico guapo lo que va a querer hoy?— me preguntó mientras sacaba una pequeña libreta de su bolsillo trasero.

—Quiero un sándwich de pollo con tocino al lado y un café, por favor.

—Estarán en un minuto— me dedico una última sonrisa antes de irse hacia otra mesa.

Amor Contra relojDonde viven las historias. Descúbrelo ahora