La solidaridad se extinguió.

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Vladimir.

Al parecer no sucedió nada durante esta última noche, al igual que en las otras anteriores; la ciudad continúa devastada, sin nada novedoso. Me pregunto qué hablará el resto del mundo acerca de esto, qué noticias habrá referentes al gigante IRA; alguien, alguna persona, institución, empresa o grupo de personas debe preguntarse por lo que sucedió aquí, a menos que todas esas noticias sean censuradas o prohibidas por el gobierno y, si ese es el caso, nos estamos enfrentando a un enemigo que realmente controla al mundo. Quien controla la comunicación, controla al mundo.

Nosotros estamos incomunicados con el mundo exterior, sin oportunidad alguna de pedir ayuda, sin ningún tipo de información y lo más extraño de todo es que no ha llegado ni un solo equipo de ayuda, ninguna autoridad, ni siquiera para vigilar cómo suceden las cosas. Es como si nos hubieran abandonado totalmente.

La solidaridad se extinguió, Seth la mató.

Salimos a primera hora del día, con la orden de Zack de ir a la central de policía en busca de bengalas y «confiscar armas». Pero, al llegar, descubrimos que alguien nos había ganado lo segundo, solo encontramos bengalas de doble carga, dos balas y uniformes.
Zack se tragó dos de las balas como si fueran antibióticos, los demás tomamos las bengalas y volvimos a casa.
Ordené a Morfeo ir a controlar a la multitud para que las cosas fueran bien pero Zack me detuvo, dijo que los que habían tomado las armas ahora serían los encargados de manejar a la gente.
«Sólo podemos ocuparnos de una cosa a la vez», dijo él.

-¿Qué haremos nosotros contra una bestia como la que describes?- Preguntó Morfeo a Zack refiriéndose a Said.
- Nada, por ahora deben quedarse aquí, cuidar que nadie entre a la casa, no meter a nadie que no conozcamos y prepararse para nuestra llegada, porque es seguro que habrá heridos y deben descansar, cuando comience el caos ya no tendrán oportunidad. A ustedes les tocará la guardia de esta noche, si sucede algo usarán las bengalas y no harán frente al enemigo hasta nuestra llegada -. Explicó Alek.
- Odio la guardia.- Vociferó uno de los hombres normales, ni siquiera recuerdo su nombre.

Llegamos a casa para dejar a los hombres con una parte de las bengalas, después volvimos a salir con cinco de las bengalas que no dejamos en manos de los hombres; ésta vez salimos en busca de Said sin hombres normales, y altamente mortales, encima, ni Alex con su peligrosa bestia. El pobre solo pudo quedarse oculto en el sótano para evitar cualquier tipo de accidente.
Durante el camino no dejé de pensar en Rohsck, me pregunto si estará vivo aún, o si estará bajo el control de otra bestia como la que tenía Alex.

Zack nos pidió que nos detuvieramos en medio de la avenida principal de Sinhs, luego sacó las bengalas de una maleta que encontró previamente en la estación de policía, después entregó una a Roger, otra a Alek, a Egment, a Rodia y una a mí. Al parecer él las contó, antes de salir, para que fueran exactamente una para cada uno de nosotros. Nos acomodó en una especie de círculo grande, aunque a primera vista habría dicho que se trataba de un pentagrama.
Nos ordenó apuntar en dirección al cielo y, en seguida, disparar. No pasó nada durante los primeros 15 minutos, después de los cuales Zack nos pidió paciencia. Pasaron otros 15 minutos y no sucedía nada.
Ante nuestra desesperación, Zack estaba a punto de decirnos que lo hiciéramos de nuevo, gastando la segunda munición de las bengalas, cuando Ronnie divisó una figura extraña como a cinco calles de distancia, Zack le miró detenidamente y dijo.
- Es él. El maldito ha crecido y mucho.

Aquella cosa no parecía humana.

El sol nos cegaba a todos y se reflejaba en el grueso pavimento donde había unas cuantas marcas de los pies de Alex en su forma bestial; en el cielo no había ni una sola nube y el calor ya estaba causando fatiga, lo que dos días atrás habría sido distinto, con el cielo nublado.

Sin HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora