Nada más levantarme me dirijo a la habitación de mi padre para ver si ha vuelto. Suspiro aliviada al ver que si. Le tapo mejor con la sábana y abro un poco la ventana.
Después de desayunar subo a ducharme. Me miro en el espejo y veo que tengo las marcas dactilares de mi padre en el brazo. Un escalofrío me recorre. También tengo un pequeño moratón en el lado derecho de la cara. Las cicatrices de mi vientre siguen curandose. Me ducho y al estar seca me echo un poco de maquillaje en los brazos y cara para que no se note.
Salgo de casa habiéndome vestido con unos leggins negros y una sudadera de Grecia blanca que me trajo mi madre cuando fue.
Cojo el autobús y me siento detrás del conductor, saco el móvil y conecto los cascos. Cuando llego al instituto me bajo y ando con la cabeza gacha hasta mi clase. Entro y veo que solo hay un chico en clase.
-¿Eres nueva?
Mis ojos de dirigen hacía él. ¿Es a mi?
-¿Perdona?- parpadeo un poco desorientada.
Veo como una sonrisa aparece en su rostro iluminando sus ojos azules.
-Que si te has perdido, pero creo que puedo contestarme yo solito- dice y siento un tirón en el pecho al oír la suave risa que se escapa entre sus labios al final de la oración.
-Esta es mi clase - le digo quitando de mi cabeza el desorden que se me está formando.
-No creo.
-¿Y eso? - levanto una ceja-. Creo que eres tú el que se ha equivocado de clase, esto es 3 de la ESO, y pareces mayor.
Otra sonrisa más grande le ocupa la cara.
-En eso te equivocas, tengo 15 años también, pero esto es 3D, y creo que no vienes a mi clase.
Siento como mis mejillas se vuelven rojas, yo soy del H. Bajo la mirada.
-Vale, listo, me he equivocado- suspiro y me giro para irme cuando su voz me llega de nuevo, haciendo que me gire.
-¿Cómo te llamas?
En ese instante me fijo mejor en él. Su pelo rubio brillaba como si miles de estrellas se hubiesen juntado bajo la luz del sol. Sus ojos azules me miraban con intensidad, esperando una respuesta. Sus brazos descansaban sobre la mesa detrás suya, haciendo que los músculos se tensasen. Su camiseta azul se pegaba a su torso dejándome entrever las finas líneas que se empezaban a crear en su abdomen.
-Jessica Olson.
Una pequeña sonrisa floreció en sus labios rosados y largos.
-Un nombre bonito para una chica bonita.
Los colores llegaron a mi cara como si la tormenta de mi error anterior hubiese desaparecido dejando paso al arcoíris.
-¿ Y tú?- pregunto rápidamente intentando cambiar de tema, nunca nadie me había llamado bonita.
-Llámame Blake, en serio, Llámame.
Suelto una risa al reconocer la frase de Hush Hush.
-¿Has leído Hush Hush?
-Mi novia si- dice escondiéndose de hombros.
En cuanto dice la palabra novia una pequeña depresión me llena por dentro. ¿Pero qué me pasa? Ya sé que no lo ha leído él, pero no hay que ponerse así hormonas estúpidas.
-Tu novia tiene buen gusto- le sonrío y me giro para irme, pero Blake me llama.
-Oye Jessica, hoy hay entrada gratis en una discoteca en la calle Hushton, ¿quieres venir?
Abro la boca algo confundida. ¿Me está invitando? ¿Es esto alguna broma? Seguro que es un amigo de Yolanda Grover. Seguro que es su novia. Trago saliva mientras un nuevo tirón me recorre el lado izquierdo del pecho. Su sonrisa me hace demasiado daño. Su pelo es demasiado rubio. Sus ojos azules son demasiados brillantes. Es demasiado para mi.
Doy un paso para atrás, saliendo de la clase.
-No gracias.
[JESSICA OLSON {BUNTER}]
Salgo de la última clase del día casi corriendo. Odio matemáticas. Decido pasarme por una tienda de chuches para comprarme un regaliz antes de volver a casa.
Ando por las calles intentando evitar malas compañías, pero eso no evita que me choque con alguien.
-Lo siento... -levanto la cabeza-, ¿Hunter?
-Jess- su característica sonrisa aparece en su rostro haciendo que sus ojos verdes se cierren por las esquinas y la nariz se le arrugue por el puente.
-Ehh.... yo me tengo que ir... -le rodeo pero me coge del brazo impidiendome irme.
-Jessica... lo que paso ayer... que sepas que no pienso eso de verdad, ¿vale? -nuestros ojos se unieron y sentí vértigo, pero el brazo de Hunter me ataba a la tierra.
-Da igual...
-No- me interrumpe rápidamente-, no da igual, no quiero que pienses que estás gorda, Jess, porque no lo estás. Tienes una figura perfecta, y cuando digo perfecta es perfecta -siento como las mejillas se me tiñen de rojo haciendo que Hunter suelte una suave risa-. Cuando dije que no me interesabas fue porque no te conocía...
-No me conoces.
-Exacto, pero me gustaría, me gustaría saber tus aficiones, tu color favorito, tu película favorita, el lugar donde te relajas... En fin, me gustaría que fuésemos amigos.
La boca se me abre para responder pero el rubor de mis mejillas hace que mi cerebro se colapse. Nunca nadie me había dicho nada así... Una pequeña sonrisa aparece en mi rostro. La verdad, estaría bien tener un amigo, y Hunter me parece buena persona.
-Okays, Hunter Rowland, estás en período de prueba para ser mi amigo- le digo y él levanta una ceja, pero veo la diversión en sus ojos verdes.
-¿Eso existe?
-No tengo ni idea, pero ahora sí - suelto una risa.
-Entonces, Jessica Olson, espero superar la prueba y convertirme en tu amigo- me agarra por la cintura atrayendome hacía él-. ¿Y qué se supone que tengo que hacer para pasar la prueba?
Eso no lo había pensado.
-Llevarme a sitios, hacerme sentir a gusto, hacerme sonreír y reír, invitarme al McDonalds...
Su risa llena el aire y siento como algo dentro de mi se llena. Una pequeña calidez llena todo mi pecho y me siento segura estando a su lado. Hunter da una seguridad que nadie da. Puedes estar en medio de un vendaval, pero si Hunter está contigo todo saldrá bien.
Acabo de encontrar un pilar. Acabo de encontrar un amigo. Mi primer y mejor amigo.
Pero eso no significa que no haya prueba.
Siento haber tardado tanto, pero he estado algo ocupada. Pronto aparecerán más chicos de Magcon, en el siguiente capítulo pediré chicas, y más adelante las iré añadiendo.
Besos
Nora💞
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Jessica Olson [BUNTER]
Fanfiction-¿Cómo te llamas? Su pelo rubio brillaba como si miles de estrellas se hubiesen juntado bajo la luz del sol. Sus ojos azules me miraban con intensidad, esperando una respuesta. Sus brazos descansaban sobre la mesa detrás suya, haciendo que los múscu...