11

17 5 13
                                    

Salimos del cine, yo cargando con Hunter, que está medio desmayado sobre mi. Su mano agarrada a mi cintura, haciendo que mi vestido esté peligrosamente al borde de mi sujetador en la parte alta, pero no me importa. Quiero saber qué demonios ha pasado, y por qué Hunter es un traidor, y a dónde me está arrastrando con él.

- Hunter, por favor, haz algún esfuerzo - le digo a duras penas sacando el móvil para llamar a Christine.

- Para...- me susurra y se suelta de mi cayendo al suelo de culo.

-¡Hunter! - exclamo, pero veo que está consciente.

- No Jess... todo esto es culpa mía- su voz se corta con un sollozo y se tapa la cara con las manos.

Me arrodillo a su lado y agarro su rostro entre mis manos, mirándole con ternura. Sus labios entreabiertos respiran de forma agitada. Acaricio su pelo negro con suavidad, hasta que su rostro se calma.

- ¿Por qué ha dicho eso Blake, Hunter?- le pregunto.

Sus ojos verdes me miran con miedo, sea lo que sea es malo. Tan malo para que Blake le diga esas cosas a Hunter. Tan grave para que Andrea y Carmen me contasen que el pueblo caería si se hiciesen mal las cosas. Tan malas para que no pudiese contarmelo.

Siento como mi corazón tiembla ante el pensamiento de que Hunter haya hecho algo malo. Él es una persona agradable y tranquila, a veces tiene sus momentos, pero eso le pasa a todo el mundo.

- Hunt, sabes que puedes contar  conmigo en todo, ¿okays? - cojo su rostro entre mis manos uniendo nuestras miradas, veo como traga saliva y niega, alejandome suavemente.

Hunter se levanta.

- Esto no puede seguir, Jessica, adiós.

Me quedo en el suelo viendo como Hunter se va. Todos mis nervios están en estado de shock. ¿Qué acaba de pasar? Las manos empiezan a temblarme con  fuerza, las cierro en forma de puño y aprieto los labios intentando no chillar. Siento el dolor, la tristeza, y la impotencia de no saber que ocurre sube hasta mi garganta. Escondo la cabeza entre los brazos y grito. Lágrimas acarician mi rostro, pero me da igual, me da igual que quemen mi piel, porque el dolor que siento en el pecho lo supera con creces. Creía que todo iba bien por una vez. Hunter me hace quererme a mi misma, me daba la seguridad que me falta, y ahora al irse se la ha llevado, dejando mi corazón tirado, andando sobre él.

Me levanto a duras penas y saco el móvil, no puede acabar así. Marco el número de Hunter.

Pi.... pi.... pi....

Repito la acción cinco veces hasta que me dice que el teléfono esta apagado. La tristeza se va sustituyendo por furia. Cómo se atreve a dejarme aquí tirada. Le he defendido. Le he querido. Le he dejado darme el primer beso. Le he permitido ser el dueño de mi mundo. ¿Y qué hace él? Tirarlo todo cuando sus ex amigos le insultan. Me siento como... como una mierda. Una grande, gorda y fea.

[...]

Han pasado dos semanas desde lo sucedido. He llamado a Hunter, al principio me decía que estaba apagado o fuera de cobertura, pero ahora dice que el número no existe . He ido a su casa, pero ya no viven allí, ahora son dos ancianos a los que di un susto metiéndome en tropel para descubrir que no mentian. He preguntado a los vecinos, en la comisaría y en todos sitios, pero los Rowland habían desaparecido. Hunter me había abandonado.

Entro en el aula de biología y me pongo en la última fila, al lado de la ventana, como todos los días. Saco mi teléfono para ver si Hunter da señales de vida, pero está vacío, como desde hace dos  semanas.

Ni Andrea, ni Carmen, ni Blake, ni nadie. Siquiera mis padres. Apoyo la frente en la mesa y suspiro. Les he buscado a todos. Pero las chicas me rehuyen y los chicos llevan sin venir dos semanas. Y mis padres igual,  mi madre casi no pasa tiempo en casa y mi padre lo mismo.

Luego está el asuento de los papeles de adopción en la mesa de mi madre. Son de una chica llamada Jennifer Bennet. La busqué en internet, por si había alguna historia desastrosa detrás. Pero no había nada. Había borrado las fotos. Lo había borrado todo de mi teléfono y mi cabeza y me había centrado en los estudios.

Este sábado es el baile de las animadoras, en el cual tienes que coger una tarjeta, que tiene el nombre de un chico o chica y tienes que ir con esa persona al baile. Según ellas era muy a favor de las personas homosexuales. Yo lo veo como una gilipollez. No soy homofobica, pero pienso que si una persona quiere ir con otra ésta  solo tiene que pedírselo, no coger una estúpida tarjeta que te diga con quien tienes que ir. Para que no hubiese parejas repetidas solo podían coger tarjeta medio curso, la otra mitad estaba en las cartas. A mi este año me tocaba estar en las cartas por desgracia.

La puerta se abre y entra el profesor seguido de Yolanda y Queen, capitana y co-capitana de las animadoras.

Cuando me pasan un papel con mi pareja de baile suelto un gruñido.

Blake Gray.

Jessica Olson [BUNTER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora