Capítulo uno

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Cuando era niña me di cuenta que podia hacer...cosas. Cosas con la mente, como mover objetos he incluso personas. Tenía miedo de contarle a mis abuelos.

Mis abuelos cuidaron de mi desde que mis padres murieron en un accidente automovilístico cuando yo tenía dos años. No me acuerdo de ellos.

Con el tiempo, mis abuelos empezaron a notar lo que podía hacer porque cuando me enojaba no podía controlarlo y hacía que las cosas salieran volando. Mi abuelo me ayudó a controlar mi "don", como le decía él.

Cuando cumplí 18 años, mi abuela murió. Mi abuelo ya era muy viejo y no pudo soportar el dolor por mucho tiempo. A los tres meses mi abuelo murió también. Desde ese momento he estado sola.

Ahora tengo 25 años. Vivo en un pequeño pueblo apartado de la ciudad. Escondida. Me gano la vida trabajando en el bar del pueblo. No pagan mucho pero me alcanza para comer. No me puedo quedar a vivir en el mismo lugar por más de un año porque el gobierno anda detras de mi, pisandome los talones. O eso les dejo creer.

Mañana voy a mudarme. Otra vez. No es fácil encontrar un lugar seguro, fuera de las narices del gobierno. Cada vez que averiguan donde estoy y van por mi, yo ya me mudé.

¿Tengo familia? No. ¿Amigos? Tampoco. ¿Por qué? Porque así el gobierno no puede lastimarme. Porque el gobierno me odia.

Hace tiempo tenía amigos y algunos familiares. Ahora todos ellos estan en la tumba. Todos y cada uno de mis seres queridos ya no están. Sólo diré que el gobierno hizo que pasara.

Estoy empacando las pocas cosas que tengo para irme mañana a primera hora. Ya está todo listo. Agarré mi amada pistola y la metí en la parte de atras de mi pantalón. Nunca se sabe qué puede pasar.

Llegué al bar a buena hora para empezar a trabajar, pero eso no le importó a Jack, el dueño del bar, ya que empezó a gritarme como siempre.

-¡LLEGAS TARDE OTRA VEZ!

-Jack, son las 8:00, llegué puntual.- Dije con tono tranquilo.

-¡8:01! No eres para nada puntual.- Suspiré con cansancio. Jack a veces podía ser un dolor de cabeza. Voy a extrañar al pobre Jack y sus gritos. Tal vez sus gritos no.

-Esta bien, Jack. Tienes razón. Oye, tengo que decirte algo.- Hice una pequeña pausa.- Hoy será mi último día. Me mudo mañana.- Jack se quedó algo sorprendido.

-Oh..emm..que mal. ¿Ahora a quién le voy a gritar por las mañanas?.- Sonreí. Era lo más lindo que me había dicho en todo el año. Jack sacó un sobre y me lo dió.

-Toma la paga del último mes.

-Gracias Jack.

-A ti, Rebequita.- Odio que me digan así. Mi nombre es Rebecca. No Rebequita, ni Becca. Rebecca.

-Jack, sabes que no me gusta que...- Me quedé petrificada. Había entrado al bar el Agente Richard. El agente que se encarga personalmente de buscarme. El agente que me quiere matar.

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Rebecca en multimedia

Rebecca SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora