De Regreso

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El nuevo club fue bastante divertido. Resultó también que de entre todos los amigos de Anna, hubo uno que era justo mi tipo: alto, pelo oscuro, fuerte y confiado, aunque quizás algo controlador. Lo sé, estaba buscando problemas. Pero un pequeño problema está bien de vez en cuando. Además, era mútuo. No hubo dudas cuando cogió mi móvil, y se llamó a su número entre risas para guardarse mi teléfono.

"Te recogeré para salir el sábado. ¡Será mejor que estés lista a las 8!"

Sentí un escalofrío de emoción por mi columna vertebral. ¡Oh, claro que sí!, lo estaría.

Me quedé en casa de Anna y pasamos el resto de la noche viendo películas malas de terror que ya habíamos visto un millón de veces antes. Hicimos brownies también, bueno solo la masa ya que, en realidad, nos la comimos cruda. Eran las cuatro de la mañana cuando nos fuimos a dormir y no regresé a casa hasta el medio día del día siguiente. Gracias a Dios, no tenía ninguna clase los viernes.

El Teléfono De Los SuicidiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora