Arreglada

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Volví a mi libro y proseguí con mi tranquila lectura durante unas horas. Una hora antes de mi cita, me puse una camiseta brillante -que Anna me había prestado, por supuesto- y unos shorts negros. También me puse tacones altos y lápiz de labios color cereza. Pensé que ya me había arreglado lo suficiente y justo cuando estaba a punto de salir por la puerta, el teléfono volvió a sonar.

BIP BIP BIP

Tomé el teléfono del sofá y me quedé mirándolo.Restringido. Hice mueca de aburrimiento y respondí de nuevo.

"¿Hola?"

Nada esta vez. Ni ruido ni nada. Ni un sonido. Parecería que la línea estaba muerta. En serio, ¿qué problema hay con esta cosa? Tal vez debería llevarlo a la comisaría de policía mañana y que sean ellos los que prueben suerte con él...

"¿Puedes oírme?"

Solté un grito. La voz de la mujer había llegado alto y claro, fuerte y sin tono. Pero sonaba... rara. No había ningún otro sonido o ruido de fondo. Puse el auricular en mi oído de nuevo y procedí con cautela.

"¿Hola? Oye, verás encontré este teléfono, ¿Sabes de quién es?..."

Click.

Llamada terminada.

En este punto estaba muy enfadada. ¿Se estaban riendo de mí? Tiré el teléfono en el sofá de nuevo. ¡Basta! ya me preocuparé cuando vuelva a casa. ¿O tal vez debería dejar que Anna tratara con el móvil? Ella es mucho mejor que yo en este tipo de cosas.

Con este pensamiento rondando en mi cabeza, me dirigí a la puerta y salí de casa.

El Teléfono De Los SuicidiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora