9. Enfrentando temores...

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La vida es como una bicicleta,

para mantener el equilibrio tienes que seguir adelante...

***

Semanas después...

Caigo como peso muerto al jardín respirando erráticamente, Alón cae de igual forma a mi lado y cómo podemos, nos quitamos los guantes de box que cubren nuestras manos.

Palpo de manera descuidada en el suelo hasta que mi mano localiza un envase alargado el cual tomo, le quito la boquilla de protección para luego dirigirla a mis labios. Los pájaros cantan y algunas hojas se desprenden de los arboles que nos mantienen ocultos de los rayos solares precipitándose hasta el suelo, de verdad que hace una mañana preciosa.


— Ya el permiso esta firmado.


me informa sacándome de mis pensamientos, un sonido sale de mi garganta haciéndole saber que tiene mi atención.


El permiso al cual Alón se refiere, es para hacer una visita a su abuelo además de a una posible testigo, una chica de una universidad distinta pero que hace unas semanas acuso públicamente de violación, a los mismos chicos de los cuales yo fui víctima, el abuelo de Alón se dirigió al juzgado donde la chica hizo la denuncia para averiguar de qué iba el proceso y a ofrecerse como su abogado, pero al igual que la mía, su denuncia había sido retirada y el informe desaparecido.

Lo triste de todo esto es que la chica es menor de edad, tiene escasos diecisiete años y no puedo comprender como no se le respetaron sus derechos, su familia tampoco se ha querido pronunciar y necesitamos que ellos colaboren y estén listos para todo lo que se viene.

Alón se levanta y sacude sus pantalones para luego ofrecerme su mano, la cual gustosa recibo, tomando impulso de su brazo me levanto. Ninguno menciona nada de lo sucedido hace unas semanas y prefiero que esto siga así.

Caminamos en silencio hasta la residencia donde, a la entrada nos despedimos y cada cual se dirigió a sus labores.

***

Después del almuerzo, nos dirigimos junto a Alón hacia la residencia de su abuelo, la primera de nuestras dos paradas. Luego de que la directora me entregara el permiso firmado y una retahíla de recomendaciones, además de advertirnos sobre la hora límite para estar de vuelta, nos dirigimos al estacionamiento, Alón camina a paso tranquilo y relajado tarareando una pegajosa y rítmica canción, mientras yo estoy que me como las uñas debido a la expectación. Cuando llegamos al estacionamiento, saca las llaves quitando la alarma y observo su coche, un hermoso auto marca honda en color negro y de espejos polarizados.

Lo observo con sorpresa pues el no me parecía de los que gustaran de autos lujosos, ni parecía tener el dinero para poder permitirse un coche de este calibre, el solamente se encoge de hombros para luego dirigirse a la puerta del acompañante, y abrirme la puerta, subo en el coche y el cierra la puerta para luego rápidamente dirigirse hacia el lado del conductor, luego de dedicarme una breve mirada enciende el auto para luego salir del sanatorio y perdernos en las concurridas calles de california.

He de reconocer que se sintió algo extraño el abandonar las instalaciones luego de casi un año sin asomar mi rostro a la calle, pero también era consciente de que ese era un paso el cual tenía que realizar tarde o temprano, no me podía pasar la vida entera con temor y encerrada en esas cuatro paredes y de suceder algo, sabia defenderme muy bien. Solo esperaba no bloquearme al momento de hacerlo.

Cicatrices©  [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora