Abrir los ojos duele, pero es un dolor muy necesario...
***
Despierto asustada al sentir varias manos sobre mi cuerpo, mis extremidades inmediatamente se tornan tensas e intento abrir mis labios aterrada pero nada sale de ellos. Todo a mi alrededor permanece en silencio y lo único que se percibe son pequeños murmullos provenientes de mis acompañantes indeseados comunicándose entre ellos, no puedo distinguir sus rostros pero aun así, sus voces se me hacen conocidas de algún lado. Ellos tocan mi cabello, mi rostro, sus manos van desde de mi cuello, recorriendo las curvas de mi cuerpo hasta mis piernas mientras ríen. Balbucean cosas sin coherencia, inentendibles para mí. Intento moverme aunque tampoco lo consigo.
Mi cuerpo no responde a las órdenes que emite mi cerebro. De un momento a otro sus rostros se van haciendo visibles, uno de ellos alza su mirada hacia mí, la expresión de su rostro se torna extraña al darse cuenta que he despertado, me dedica una sonrisa algo siniestra. Desvía su mirada de mi persona para enfocarla en sus acompañantes y dedicarles las siguientes palabras.
— Miren quien despertó, muchachos — les informa logrando que ellos frenen sus movimientos y fijen su miradas en mi, regalándome escalofriantes sonrisas — ¡nuestra princesa!
— Te hemos buscado por todos lados — dice otro al tiempo que hace un recorrido por mi pierna derecha, me tenso bajo su toque — ¿Por qué te escondes de nosotros?
— Te ocultaste muy bien pero, — dicen todos al unísono. —
¡Al fin te encontramos!***
Me levanto de golpe, bañada completamente en sudor y observando hacia todos lados aterrada, me cubro completamente con las sabanas al darme cuenta que solamente se trato de otra de mis ya comunes pesadillas. De igual manera eso no impide que el miedo y temor se apoderen de mi cuerpo por lo cual rompo en llanto como ya es común luego de estas. A medida que pasan las horas, el temor abandona poco a poco mi cuerpo, pero llevándose también el sueño junto a el.
Todo está muy silencioso afuera y por una extraña razón en ese momento me invaden unas ganas casi irrefrenables de salir a caminar, hace tiempo no lo hacía de gusto propio pero ahora es mas como una necesidad, froto mis ojos que escosen un poco a causa de las lagrimas y luego me levanto de la cama, no sé por qué motivo hago mi camino hacia el baño donde me quito la ropa para luego abrir la regadera y sumergirme bajo las aguas, tratando así de borrar el sinsabor del mal sueño y sudor de mi cuerpo. Me doy una ducha rápida para luego salir y sin secarme me pongo pantalón cualquiera junto a una camisa holgada. Me calzo mis tenis y me hago una coleta mal hecha, salgo del cuarto y observo el silencioso pasillo, algo lógico pues aun esta oscuro y la actividad en este sitio empieza alrededor de las cinco de la mañana, lo sé porque aunque no me guste salir, para mi es preferible permanecer despierta que soportar las pesadillas, esas imágenes que se repiten una y otra vez.
Camino por los pasillos sumida en mis pensamientos, me mantengo tranquila hasta cierto punto pues de un momento a otro comienzo a sentir como si alguien me observara, como si vinieran tras de mí. Disimuladamente observo hacia atrás pero no veo a nadie, de inmediato algo me dice que sería mejor devolverme pero rápidamente desecho la idea, catalogando como psicosis mía el hecho de sentirme perseguida, además de que seguramente fue alguna de las enfermeras haciendo su ronda. Comienzo a caminar de nuevamente pero esa sensación no desaparece aunque trato de alejarla y concentrarme en la caminata, cuando llego a las escaleras, de manera sorpresiva siento a alguien correr tras de mí, y antes que me de vuelta ya me ha empujado por las escaleras, mi cabeza rebota varias veces contra los escalones y mis huesos crujen unas cuantas veces antes de tocar el suelo. Lo único que diviso antes de perder la conciencia son unos pulcros zapatos blancos bajar lentamente las escaleras, y luego aparecer en mi campo de visión la figura de una enfermera muy conocida que me observa con los brazos cruzados debajo de su pecho y una gigante sonrisa de satisfacción en su rostro, luego de eso me sumo por completo en la oscuridad.
***
Despierto por un fuerte dolor que invade mi cuerpo al tiempo que un grito desgarrador sale de mi garganta.
El dolor es insoportable.
— Tranquila linda, respira — ,me indica la voz de una mujer que por su voz, supongo es algo mayor.
— ¡Desgraciada! — ,escucho a otra mujer. — Mira como la dejo – escucho en su voz cierto matiz de, ¿lastima?. Odio que me hablen de manera lastimera, pienso que es lo peor que un ser humano pueda sentir por otro. Es como un insulto a mi parecer. — Menos mal que Alón llego a tiempo, de lo contrario no se que más le hubiera hecho ese monstruo a esta pobre chica. Además la muy miserable se hubiera librado de su castigo.
¿Alón?, ¿Hay un hombre aquí? ¿Quién es él?
— No te preocupes linda, — me dice la primera mujer que hablo sacándome de mis pensamientos. — Esa sinvergüenza ya fue capturada y no se te volverá a acercar, ni a ti ni a ningún otro paciente.
— Y seria pura negligencia si le permitieran ejercer luego de esta atrocidad — ,dice una tercera voz. ¿Cuántas personas hay aquí? — No creo que suceda eso, lo más seguro es que además de ir a la cárcel le cancelen su licencia profesional. ¿A cuántos pacientes les habrá intentado hacer lo mismo?, esa mujer en verdad que está loca.
— Yo te había dicho Mallory, — dice una, — esa mujer actuaba muy raro y tú no me creíste, ahora mira lo que sucedió.
Me pierdo momentáneamente de la conversación pues mi cuerpo quiere descansar, pero cuando me encuentro a punto de sumergirme en el mundo de los sueños una voz demasiado ronca para pertenecer a una mujer, hace que me despierte nuevamente.
— Igual ya no le podrá hacer daño a nadie, eso ya todos lo sabemos.Pero en vez de estar parloteando mejor ocúpense de curarla rápido antes de que esas heridas se le infecten.
El sujeto suena algo irritado.
No deseo ningún hombre cerca. Cuando abro los ojos observo a tres mujeres que trabajan afanosamente en curar mis heridas, ellas trabajan en silencio pero en todo esto hay algo que me molesta sobremanera, ellas miran mi cuerpo de la misma manera a como hablaban hace unos minutos mirando, con lastima. Me tocan despacio y pausado pero para mí es como si me estuvieran enterrando mil dagas en el cuerpo, solo con hablarme, tocarme lastimeramente lo hacían. Deslizo mis ojos por toda la habitación y me doy cuenta de que estoy en un tipo de enfermería por los equipos que se encuentran en el lugar, también se escucha el ajetreo de varias personas a lo lejos lo cual indica que ya iniciaron actividad en el sanatorio. Observo hacia la puerta al sentir una mirada puesta sobre mí, un chico de mi edad o unos años mayor me observa desde la puerta mientras su cuerpo se encuentra apoyado en el marco de esta, se encuentra de brazos cruzados con algo en su mirada, algo que no espere volver a ver de ninguna otra persona hacia mí, porta un uniforme azul como el que usan los enfermeros de este lugar, se mueve del sitio al tiempo que descruzando sus brazos y observándome por última vez desaparece.
Cierro los ojos luego de unos minutos y me duermo sin darme cuenta.
***
Capitulo cuatro publicado.
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Cicatrices© [En Edición]
ChickLit- ¡Tengo todo el derecho del mundo! - Exclamó interrumpiéndome, su voz suena con firmeza pero en ningún momento pierde la calma -, tu misma diste la autoridad y por eso todos tenemos derecho a pasarte por encima y que permanezcas en silencio. Despué...