Ya se había terminado el curso y para muchos las vacaciones eran el sinónimo de libertad, para mi simplemente era estar en casa aguantando a mi padre y su borrachera diaria. Hacia demasiado tiempo que las cosas en mi casa eran gritos y peleas, mis padres discutían a diario y mi madre harta de eso decidió marcharse muy muy lejos dejandome a mi sola, sin nadie a quien recurrir en las situaciones mas tensas...
Y entonces cuando la ultima gota rebosa el vaso te das cuenta que has tocado fondo y solo quedan dos opciones: Hundir o que te hundan, elegí la primera, jamas nadie volvería a hacerme daño y si para ello tenia que hacerlo yo lo haría y sin pararme a pensar...
Mi vida después de esa decisión empezó a cambiar drásticamente, empecé a hacer amigos y hasta me hice amiga de Víctor, pero la alegría no dura siempre y mas si «tus nuevos amigos» se burlan de ti.