Tras leer aquella extraña carta me sentía tan bien que decidí ir buscando siguiente presa, salí por ahí ya era de noche, decidí irme a la discoteca esa que tanto estaba de moda y allí me encontre con Hugo, era bastante macarrilla pero aun así podía ser el siguiente para el ygrene, la conversación se sucedía mas bien entre vasos de chupitos y de repente una brisa cálida rozo mis labios, comenzaba el segundo ataque. Nos fuimos a dar una vuelta y como por arte de magia acabamos en el viejo desfiladero ya le tenia allí encerrado, sin escapatoria, cuando iba a proceder a realizar mi segundo ygrene Hugo se avalanzo sobre mi como para devorarme los ojos, tras un fuerte empujon le conseguí lanzar lejos de mi, no me lo creía pero era cierto, Hugo también era un hijo de satanas...
Lo mire y vi su rostro desfigurado y le grite: ¡Eres uno de los mios, lo se, no te escondas!
Hugo se acerco a mi y me susurro al oído un poema demasiado macabro y a la vez dulce, recuerdo algunos párrafos:
Muerte como anima
sin espinas ni escamas
dolorosa, amarrada
a un susurro de la nada
Colores muertos
secuestrando a las miradas
oscuridad encerrada
cinco sombras ya eliminadas
Sacrificio y lealtad
a quien oso desafiar
a quien tanto dolor
al hacernos comenzó a embaucar.