4. Chica fuerte

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Han pasado los días y aún sigo pensando en ese estúpido.  

Y yo aquí, otra vez, en ésta sucia casa de una familia de la que no debí haber nacido. 

-Come ya. - Dijo mi madre mientras mensajeaba con sus amigos. 

Realmente no me importa, todos los días está así. Quien sabe, tal vez este engañando a mi padre con otro hombre para satisfacer sus necesidades.

-No tengo hambre. - Dije y aleje mi plato.

Es cierto, siento como mi garganta y mi estomago se cierran por el. Es que...no lo entiendo. 

Me inquieta no saber más de él. 

 -¡COME YA! ¡¿NO VES QUE TU PRESENCIA ME IRRITA!? - Me grito muy enojada frente de mis ojos y luego se pauso. - Ah... ¿Sabes qué? Mejor no comas, así ya te mueres de una buena vez. 

  -Estoy segura que estaré mucho más feliz muerta, que respirando el mismo oxigeno que una Perra barata como tú - Me levanté enojada y subí las escaleras, para dirigirme a mi habitación. 

Hashley no llores por esta mujer imbécil. ¿Eres una chica fuerte no? 

Aunque era imposible, las lágrimas caían sin detenerse. Respiré profundo por un minuto para calmarme y luego secármelas. 

Mmm...veamos...no estaré aquí con esta vieja.  

Al llegar, me puse mis zapatillas y mi chaqueta rápidamente y me escapé de casa.

Sigilosa Hashley...

Bajaba por cada pequeño escalón cuidadosamente, ya que mi madre no tendría que darse cuenta. 

 Llegue al suelo junto a un suspiro feliz de triunfo, pero al voltearme...estaba la bruja. 

  -Ni pienses que saldrás. - Cruzo sus brazos y estiró su inmunda boca. 

  -¡Adiós! - Le sonreí diabólicamente y le mostré el dedo corazón con mis dos manos. 

Corrí veloz, abrí la puerta y trepé la pared de madera, haciendo un intento de parkour, pero el dolor de mi cintura, hizo que me encogiera y cayera al suelo. Rápidamente me levanté, con una mueca en mis labios, mientras intentaba correr.

  -¡MIERDA! - Exclamé furiosa, mi pierna había rozado con un puto clavo. 

Cuando ví que la perdí, pare y me senté al borde de la avenida muy cansada. 

Ví mi herida y sentí como merecía ésto.

Cada herida vale para mí, es la mejor forma de demostrar lo que realmente valgo. 

Suena masoquista, pero es la verdad. 

Cuando mi respiración se calmó, unas puntadas hicieron que largue unas cuantas maldiciones, apreté el costado de mi cintura, y trate de olvidar el horrible dolor que estoy sintiendo.

  -¿Y te parece bueno desaparecer y luego no poder verte nunca más? - Dijo una voz detrás de mi espalada. 

Mis hombros dieron un pequeño salto y volteé rápidamente curiosa,  pero a la vez muy asustada. 

-Ah, tú otra vez. - Volví a mí posición, y aún si mi expresión no decía mucho, estaba...feliz de verlo. 

  -No puedes tratar así a alguien luego de que te salvo de estar tumbada en el suelo. - Se sentó a mi lado y me mostró una cerveza. — ¿Quiéres?

  -Mmm...n...si. - Decidí muy dudosa. 

Bueno, tomar algo me hará salir un poco de todo ésto. 

  -Que lástima. - Me mostró su lengua como un niño de cinco años. 

  -¡Oye! - Exclamé furiosa. 

El reía y al final, no me dio esa cerveza. 

  -¿Qué haces aquí? - Pregunté mirándole a los ojos. 

  -Eso tendría que preguntártelo yo a ti. - Me sonrió dulcemente. - En fin, entreno cerca de aquí. 

-¿Te preparas para las peleas? - Hable esta vez con mis ojos hacia las casas que estaban en mi frente. 

 -Sí, nunca se sabe en que momento quieren luchar conmigo, si quieren robarme...o cuando tengo que desquitarme. - Jugó con sus manos y con su mirada en el suelo. - ¿Y tú qué haces aquí Sra. Suicida?

Lo fulminé con la mirada y luego me crucé de brazos  - Basta de llamarme así, yo no te digo Sr. golpeador.

El cambió su mirada a extrañado, y me observó fijamente  - Yo no soy golpeador, sólo peleo para liberar toda la presión que siento en mis hombros.

Alcé mis cejas y mordí mi labio inferior, mierda, creo que eh metido la pata.

-Si lo siento, me expresé mal, no fue lo que quise decir yo...

Largó una risa sin ganas y luego colocó su mano en mi hombro - Está bien, yo no te tendría que haber llamado así, fue mi culpa.

Me encogí de hombros y me quedé mirando las calles, llenas de humedad.

-Por lo menos estoy feliz de que ésa etapa mía, haya pasado. Lo que me asusta es lo que me vendrá.

Me miró sin comprender a lo que me refería - ¿Lo que vendrá?

Asentí lentamente - Estando al lado de Guim Suegh no se lo que me espera.

-¿Por qué lo dices?

Unas lágrimas rozaron mis mejillas y mi respiración se volvió mas irregular que antes.

-Necesito irme, Guim, lejos de toda mi familia - Lo miré a los ojos - Ellos fueron los causantes de mi enfermedad y mi depresión, la única que me apoyó siempre fue mi tía Marylin, no se donde estaría sin ella.

Guim pasó sus brazos por mis hombros, y me apretujó en su pecho con un suave abrazo. Lo necesitaba, hacia mucho que no recibía cariño ni comprensión de nadie.

 Entre sus brazos me sentía segura, a salvo de todas las influencias de mi familia, en mi vida.

 Toda mi infancia fue solitaria, me acostumbre tanto a la soledad, que no me gustaba que la gente me alagara o hiciera cualquier gesto cariñoso conmigo, eso lo odiaba. Pero ahora todo es distinto, y lo presiento. 

Estoy aterrada pero a la vez tranquila, en estos momentos no me entiendo ni a mí misma, no sé si estoy haciendo lo correcto.

 Yo nunca fui tan insegura, siempre era decidida de las cosas que hacia o no, pero ahora la cruda realidad me a pegado como un balde de agua helada. 

Siempre tuve miedo, y en estos momentos que e pasado con Guim, esa sensación de vacío en mi pecho, va desapareciendo de a poco, dejándome totalmente perdida y sin saber que mierda hacer.

 Mi tía siempre me ayuda cuando puede, pero en estos tiempos no puedo exigirle tanto, ya que se encuentra en medio de una enfermedad, y no quiero molestarla. 

Sólo la llamo y, como siempre, le digo que todo está bien y que no se preocupe, cuando en realidad es todo lo contrario. Por ahora no me queda otro remedio, que permanecer con Guim por un tiempo, necesito aclarar mis ideas, buscar un nuevo trabajo, y pensar que haré con mi vida en un futuro cercano, no podré vivir por siempre dependiendo de una persona, necesito independizarme, lo peor de eso, es que nunca lo logré, y cuando estoy a punto de superarme, aparece mi madre y familia, para arruinarme todo y undirme de nuevo al vacío.

Ésta vez será diferente.

ONE DESTINY IN MY MIND ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora