1. «El desafortunado día»

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En la familia real, por ley debian obtener un heredero lo mas pronto posible...
Y así fué.
Rey y Reina procrearon a su hijo primogenito al cual llamaron Link.
En un día con sol radiante vio el mundo por primera vez..
...
..
.

Los años transcurrieron con relativa rapidez, ahora debian educarle, para ello le consiguieron los mejores tutores del reino.
Poco a poco su aprendizaje transcurría.

En los amplios pasillos del castillo, a paso rapido el tutor se dirijia a los aposentos de la actual reina.
Despues de varios minutos de caminata rapida finalmente habia llegado a su destino.
Intentando calmar su propia respiracion antes de entrar al lugar, cerrando los ojos mientras su mano diestra giraba lentamente la perilla...
-Mi lady... necesitamos hablar respecto al aprendizaje de Link...- habló con evidente nerviosismo mientras miraba al suelo, intentando buscar palabras adecuadas para la noticia.

La reina le daba a espalda observando al paisaje nebluzco y reconfortante.
Lentamente se giraba para observar con detalle al hombre frente suyo.

‹¿Que ha ocurrido?›

A sus adentros estaba intentando adivinar la razón de su estado actual.
-Habla...- Fue lo único que pronunció la reina mientras seguia con su actividad.
-Mi reina... Hoy empezamos a ver avances con la escritura de su hijo... Lamento informarle que link...-
al instante fue interrumpido por la voz melodiosa de la reina...
-Es zurdo...- la reina ahora con un poco de frustración llenaba las facciones de la dama.
-En efecto... ¿Que haremos si su esposo se entera?- dijo el tutor mientras imaginaba miles de escenarios del rey y su hijo.
-Haz lo que puedas para que sea diestro... Sin lastimarle -dijo nuevamente la dama mientras se daba la vuelta mientras admiraba el paisaje que le ofrecía la ventana.
- lo que usted mande mi lady- dijo mientras daba una reverencia para salir de la habitación.
Aunque no quisiera, sabía que era imposible, su adorado hijo era zurdo...
‹¿Ahora que?›
...
..
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Link seguía sentado en la pequeña butaca para estudiar, perfeccionando su caligrafía, para ser honesto había mejorado notablemente.
Su tutor había salido con un rostro de consternación.
-He llegado príncipe Link- anunció su llegada el adulto; se veía sudoroso, probablemente por correr una larga distancia.
-Hola nuevamente, ¿a dónde fuiste?- preguntó el pequeño Link de apenas 6 años de edad.
- Eso no importa, vamos a continuar con tus estudios.-
Para ser realistas... A su corta edad le exigían demasiado, le enseñaban todo tipo de arte, tanto de combate como intelectual.
De tanto estudio le dolía la cabeza.
Habían pasado varías horas del día, hasta por fin la hora de la cena.
Una vez ahí la familia real reunida, empezaron a comer.
La reina aun seguía intentando decirle a su amado de la gran noticia.
-Hey, pequeño!, ¿que tal te fue con tus estudios?- Preguntó repentinamente el rey después de degustar el alimento.
-Realmente muy bien padre, me duele la cabeza de tanto estudio - Dijo el pequeño mirando a su progenitor.
Después de una amena cena la familia se retiró a sus aposentos.

-Buenas noches querido Link- Dijo el rey dándole un beso en la frente a su hijo.
-Buenas noches padre, le quiero mucho- dijo abrazándole y mirando a su madre que acto seguido hizo lo mismo.
-Buenas noches, Link- la reina le dio un abrazo siendo correspondida por su hijo.

‹a pesar de todo te amo y te protegeré ›

decía la madre a sus adentros.
La familia se dispuso a dormir.
...

-Hay algo que necesitas saber- dijo la reina mirando su reflejo y peinándose su cabello.
-Dime...- dijo sin mucho interés quitándose las prendas incómodas.
-Link es zurdo...- dijo en un susurro pensando lo peor.
-...
-...

El rey siempre se ha caracterizado por su gran temperamento.
Conocido como el buscador de lo perfecto.
-Pues, es zurdo... ¿Que hay de malo?
-La realeza rechaza a los zurdos, no quiero que se vea afectado por eso.- susurró mirando su reflejo y terminando de trenzar su cabello castaño.
-Mandaré a matar a todo aquel que le diga cosas malas a mi hijo- Comentó con desdén y escepticismo a la situación narrada por su esposa.
-Gracias por entender- Dijo con alivio, y, suspirando se acercó a su marido.
-Es mi hijo, yo le amo tal cual es.- La determinación se veía en sus ojos que, admiraban a su esposa.
...
..
.

«Encontrarás a una mujer a quien ames y te casarás con ella para seguir con el ciclo»

«Por eso no debes ser zurdo»

¿Para qué pensar en eso?
El joven heredero estaba mirando a la ventana desde su cama... Pensando en todo lo que le implicaba eso.

-INJUSTICIA!- exclamó a todo pulmón de tan solo pensar en eso.
Para sorpresa de él había entrado de improvisto una sirvienta que escuchó el grito de rabia.
-Joven príncipe, ¿esta bien?- comentó la criada al escuchar el estruendo.
-Oh, Disculpadme Raquel... No fue mi intención asustarte.- Y tratando de calmarse, respiró lo más lento que pudo y alejando esos pensamientos de su mente... momentáneamente.
-Está bien, buenas noches, trate de calmar su ira, su padre podría escuchadle- Comentó con complicidad
-buenas noches...- dijo tratando de corresponder una sonrisa.

Las horas transcurrían aún sin poder dormir.
Había pensado mucho.

‹Tal vez demasiado›

Inquieto, sin poder calmarse y con desesperación se levanta de su cama, va directo a la alcoba con vista a la hasta pradera de su futuro reino, el cielo nocturno adornado de muchas estrellas, aun embelesado en la belleza del firmamento, inhalando profundamente y por último dejando todo el aire salir por su boca.

‹Como quisiera poder ser realmente feliz›

Su vista se desvío para ver detenidamente su mano izquierda y con la otra formando un puño.
Intentando no hacer una tontería se dispuso a dormir.

‹mañana hay mucho que hacer›

...
..
.

El rey, por su parte tampoco podía conciliar el sueño, todo el estrés de ser rey de un reinado poderoso y padre del heredero lo traía muy presionado, para su consuelo tenía a su amada quien le ayudaba a salir adelante.
Pero había algo que aunque intentara hasta lo mas factible no conseguiría cambiar.

‹Mi hijo es zurdo›

El no tenía problema con este hecho, había solución a ello, que sea ambidiestro para no tener problemas.
Pero aun así, la realeza tenía un protocolo que seguir y a pesar de todo tenía que cumplir.

‹¿No puedo establecer que les importe un bledo eso?›

Era... Es ridículo que discriminen por la mano dominante.
Absurdo.
Él es el rey, para eso sirve... Poner orden al reino, para eso debe haber leyes que él pondrá.

‹Es lo mínimo que podría hacer por mi hijo›

El único obstáculo era el consejo, ellos tenían que aprobarlo y ponerlo en marcha.
Iba a ser realmente difícil, él sabía perfectamente como eran de arrogantes y que se opondrán.
Una vez puesto en orden sus pensamientos se dispuso a dormir.
Sin imaginarse los pensamientos de su hijo que le aquejaban.
•••

Y así iniciamos una historia!
Tal vez me tarde un poco en subir cada capitulo para intentar hacerlos largos.
Disculpen mi ortografía :'B.

Nos vemos luego

RebecaaWilliams

El Principe ZurdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora