Capítulo 6. Álvaro

16.2K 1.5K 311
                                    

Hace dos años...

—No pienso hacer esa mierda.

—Sabes que voy a conseguir convencerte —me aseguró Mimi.

En eso tenía razón; siempre acababa haciendo lo que ella decía. Era un maldito calzonazos cuando se trataba de esa chica de cabellos rojizos.

—Esta vez es diferente. No pienso hacer el ridículo por tu culpa.

—¡Buenorro! ¡Pero si saliste desnudo a la calle por una jodida apuesta! —exclamó Mel.

Me acordaba de esa vez. Tenía quince años y estábamos de fiesta en la casa de unos colegas. Jugamos a una gilipollez que nos inventamos, que consistía en hacer una cosa que nos dijeran, y si no se hacía, tocaba salir desnudo a la calle. Me tocó dar un beso con lengua a algún tío del grupo; yo me negué, obviamente. No pensaba permitir que mi reputación de macho alfa se viera afectada por compartir flujos salivales con una persona de mi mismo sexo. Así que tuve que mostrarle a toda la calle mi cuerpo escultural que me dio la naturaleza.

—Además, te puedes ganar un dinerillo extra —intervino Sergio—. Y lo mejor de todo es que vas a tener a muchas tías detrás de ti.

—Venga, Álvaro, porfi, porfi, porfi —insistió Mimi juntando sus manos como si estuviera rezando.

Maldita niña.

—¿Qué me das a cambio?

—Te limpio la habitación durante un mes.

Sonaba tentador. Mi cuarto siempre estaba hecho un puto desastre, y estaba seguro de que ya habrían acampado las ratas en él, sólo que no se dejaban ver.

—No sé, no sé.

Mimi puso morritos y yo exhalé con brusquedad.

—Está bien, joder.

Los cuatro nos fuimos a mi casa en la tartana de coche de Mel a por mi guitarra y nos encaminamos hacia el Retiro.

—¡Eso sí que no, Miriam! —bramé.

—¿Por qué no? ¡Si te la sabes de memoria y te encanta!

Estábamos discutiendo sobre la canción que íbamos a interpretar delante de toda la gente. Quería que cantáramos Primavera anticipada, de Laura Pausini y James Blunt, pero yo me negaba rotundamente. No era que no me gustase esa canción, sino que me parecía una auténtica ñoñez para un tío como yo.

—Porfi, porfi, porfi.

Maldita pelirroja de los cojones.

—Tú ganas, pero si me tiran tomates, te depilo las cejas —le advertí señalándola con el dedo índice, y se puso a dar palmaditas.

—Nosotros os grabamos para inmortalizar la escena —dijo Mel, y Sergio se carcajeó a su lado.

Les saqué el dedo corazón y Mimi y yo nos pusimos en un sitio para que nos viera la gente; luego saqué mi guitarra de la funda.

—¿Lista? —Miré a la pelirroja, que asintió.

Carraspeé y comencé a tocar los primeros acordes. Estaba nervioso. Nunca había cantado delante de tanta gente y me estaba cagando entero. Mimi fue la primera en cantar; a continuación me tocó a mí, y en el estribillo juntamos nuestras voces. La gente se acercaba, curiosa, a mirarnos y a echarnos monedas mientras Mel y Sergio nos grababan con sus móviles. Algunas chicas me miraban pasmadas y yo les sonreía a la vez que tocaba y cantaba. Me sentía bien. Tenía la adrenalina surcando por todos los poros de mi sexy piel.

* * *

Presente

Menuda mierda de instituto. Estoy en el patio, sentado en uno de los bancos con unos colegas que acabo de hacer. Uno de ellos se llama Víctor, que resulta que va a mi misma clase, de la misma edad que yo y con pinta de no saber lo que va a hacer con su vida dentro de unos años, como yo. Luego está Mónica, una tía más cotilla que una maruja, que va a primero y está muy buena. El otro tipo es John, que va a la clase de Mónica y no es muy hablador.

Entre las nubes y las estrellas (Between #1) COMPLETA EN AMAZON ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora