Querido L;
Siempre fui vulnerable a tu llanto. Me dolía verte destrozado.
Sin embargo, yo ya no sentía nada por ti.
Yo ya había derramado más de mil lágrimas por el sufrimiento que me habías provocado, y nunca me quejé.
Abrí la puerta, y te marchaste.
Ahora eras tú el que sufría. Y eso no me importaba.
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Cartas para L.
Short StoryQuerido L; ¿Alguna vez fuimos algo? ¿O lo nuestro también fue una mentira?