3. Ingreso

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Mi cabeza daba vueltas, como si recién hubiera bajado de la calesita o algo similar. Caí en la cuenta que mis preguntas eran demasiadas y que yo no tenía sus respuestas, o a lo mejor si.

Giré mi cuerpo para examinar toda la habitación, estaba perfectamente ordenada, era muy normal en Aixa. Ella odiaba el desorden, y más si era en su habitación.

Me levanté de la cama casi de un salto, moví el acolchado y coloqué mis pies en la madera fría. De inmediato un escalofrío envolvió mi cuerpo. Mientras ataba mi pelo con una chuleta que encontré, caminaba hasta la puerta.

Salí de allí sintiéndome débil, desprotegida. No entendía porque pero así era.

Tanteando en la oscuridad pude encontrar el baño así que no lo dude y entré para lavarme la cara y bañarme, a lo mejor un buen baño de agua caliente hacia que me sintiera mucho mejor.

Concluida mi rutina de baño me cambie y con la toalla en la cabeza decidí bajar a ver dónde estaban Caín y Aixa. Los pasillos estaban a oscuras y como para sentirme un poco más segura comencé a precionar todos y cada uno de los interruptores que encontrara, para así terminar en el otro lado del pasillo con una luz infernal en dirección a mis ojos.

Baje las escaleras con rapidez teniendo en cuenta que estaba sin zapatillas y la madera era muy resbalosa. Logro ver a Aixa en la mesada comiendo algo en un plato pero no me interesa saber que es. De pronto veo a Caín dando vueltas y vueltas alrededor de toda la habitación. Estaba nervioso

La pelea era dentro de un día y el no era para nada paciente. Avanzo hasta la heladera y me decido en preguntar.
-¿Qué me paso chicos? - era un buen comienzo, eso espero.

-Te descompenzaste, tus ataques de nervios están volviendo Rai- dijo Cain, no podía ser posible. No me daban ataques de nervios desde que salimos del galpón.

-Escuché un ruido en la habitación de huéspedes así que me levanté y fui a ver que pasaba entonces te encontré desparramadaen el suelo. Llame a Caín y el te llevo hasta mi cama- continuó Aixa. Esa niña a pesar de ser tan pequeña es muy valiente.

-¿A que se deben esos ataques Caín? - nunca logre saber como se originaban. En realidad nunca pregunté ahora que lo pienso.

-En ti es muy común por Recuerdos, Tristeza y a veces no tienen una razón fija. ¿No sientes como si estuvieras nerviosa pero no sabes porqué? -asenti con la cabeza para que continuara - Bueno eso es señal de que tus ataques están volviendo- concluyó con tristeza en sus ojos.

Caín... - estaba a punto de decirle sobre mi sueño pero no era momento, a las respuestas tenía que buscarlas por mi propia cuenta. El gira sobre sus talones para luego levantar la cejas dándome lugar a que prosiguiera, pero no dije absolutamente nada, sólo me esfume tan rápido como aparecí.

Al día siguiente tendría que asistir a clases, nunca me gustó ir al Instituto, pero saber que se encontraban mis amigos allí me alegraba un poco más.
Ja, mis amigos, esos con los que fumaba y salía cuando yo estaba mal, no me gusta decirlo pero los chicos de mi grupo son bastante atractivos. Empezando por las chicas primero esta Thalia, la conozco desde hace 5 años, era alta y morocha, su nariz redondita la hacían tierna, además de la inocencia que poseía cuando hablaba de su novio. Luego sigue Franche, colorada como mis lapiceros rojos pero había algo tan distintivo, tenía mechones rubios cosa que la resaltaba. Unos ojos verdes que con la lluvia se veían más vivos. Pasando a los chicos estaban los "Danger", 3 hermanos sumamente atractivos, el más chico se llamaba Caled, petiso y morocho con pecas en sus mejillas. Luego estaba Farid, un poco más alto pero eso no significaba que no fuera bajito, mandíbula definida con marcas en la misma. Una cicatriz que le rodea parte de la frente y la mitad de su cuero cabelludo, ojos negros y pelo rubio oscurecido con algunos mechones colorados. Yo me había enredado con el unos años atrás pero después de hacerlo cometimos errores y lo dejamos como una amistad incierta. A continuación estaba Amin, ese chico era un dios griego pintado a mano, varias veces habíamos estado por besarnos pero nunca dejé de gustar de su hermano y eso me la complican más, era alto y pálido, pelo marrón y ojos azules grisaceos.

Nunca fui de llamar la atención pero que los Dangers estuvieran en los Deltas era una ventaja, las chicas babeaban por mis amigos y lo mejor era que yo controlaba lo que sucede entre medio. Y si se pasaban de listas no sobrevivían ni un día con los dientes en su boca.
No buscábamos líos pero si se metían con nosotros, lamentablemente todo iba a terminar mal.

Coloqué mis cosas en la mochila, busque lo que podría ser "adecuado" para ir a "ese lugar", puse mi despertador y me revolque en las suaves sábanas sin más.

Estaba en un campo, había muchos árboles, algunos sin hojas y los que si las poseían mostraban un color claramente marrón o amarillento. La temperatura era bastante templada, ni frío ni calor.
Estaba con una remera corta con lentejuelas doradas cubriendo la misma, una pollera tubo negra forrada con otra del mismo color nada más que larga y transparentosa, logre detectar que tenia mi celular entre mis dedos, lo levante y acomode para lograr visualizar una Raiden totalmente cambiada, tenía un piercing en la nariz, delineado negro y prolijo, labios de un color anaranjado y mi pelo estaba completamente lacio pero con algunas ondulaciones en la parte inferior. Me veía bien, estaba claro que el conjunto lo había elegido yo y no Thalia. Veo a alguien, un chico alto y morocho con ojos grises, parece agitado como si hubiera corrido bastante. Veo la súplica en sus ojos y noto que estoy huyendo de el. Intercambiamos unas palabras que no logro descifrar para luego abalanzarme sobre el para callar sus palabras en un beso. Me separo pero me sostiene para volver a plantas sus labios en los míos.

Me despierto de golpe, como si algo me dijera que ese suelo era más una pesadilla

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