Capitulo 18

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Sanji no podía parar de besar a ese estúpido marimo, se sentía tan bien cuando lo hacía, le excitaba tanto, era imposible resistirse. Se deshizo de las ropas del espadachín, le estorbaban demasiado.

Comenzó a acariciar su torso desudo, paseado sus dedos por toda su piel, podía sentir como se estremecía con sus caricias, como su piel se erizaba ante su contacto, que sensación tan maravillosa.

En ese momento Zoro giró sobre su cuerpo y se colocó encima del cocinero, lo terminó de desnudar y empezó a besar todo su cuerpo, comenzando desde el cuello hasta lo su vientre. Escuchaba la respiración entrecortada del rubio, perfecto, continuaría provocándole, siguió descendiendo hasta que se encontró con su miembro, Zoro no podía pensar, se dejó llevar.

El cocinero se quedó en shock, no podía creer lo que el espadachín estaba haciendo, ¿así de fácil? Había sido tan sencillo que dejara de analizar todo y se guiase sólo por sus instintos más primitivos. El marimo jugaba con su miembro, era increíble la forma en la que lo hacía, demasiado placer, no sabía cuánto iba a poder aguantar.

-Aaah...Zoro...para...- Sanji sentía que iba a explotar.

El espadachín hizo caso omiso a la petición del cocinero, esbozó una pequeña sonrisa y siguió jugando con su miembro hasta que el cocinero estalló.

-Aaaaaah...estúpido... marimo...- jadeó Sanji- te dije...te dije que pararas...

Zoro se levantó del suelo y miró al rubio, la cara de placer que presentaba era demasiado para él, le costó contenerse para no lanzarse de nuevo al cocinero y repetir lo que acababa de hacer.

-Te dije que no había desayunado- el espadachín sonrió.

-Eres un idiota- Sanji se incorporó quedándose sentado en el suelo encima de la ropa- yo tampoco he desayunado, no me has dejado- le echó en cara al peliverde al ver que él no había podido participar en el juego.

-Bueno, tenemos todo el tiempo del mundo- dijo el espadachín guiñándole un ojo -Anda, vamos a comer algo.

Zoro se vistió rápidamente y salió de la habitación dejando a Sanji solo, este buscó su cajetilla y sacó un cigarro, no sabía porqué pero le estaba sentando demasiado bien, mejor que de costumbre; tras acabárselo acabado se vistió y fue a la sala donde se encontraba el marimo.

-¿Qué te apetece tomar?- preguntó el rubio a Zoro mientras abría la nevera.

-¿Qué propone el chef?- dijo el espadachín recostado en la cocina.

-eh...se me ocurren muchas cosas, cabeza de alga, pero seguramente los demás estén al llegar- sonrió Sanji al pronunciar esas palabras.

-Maldito cocinero pervertido.

-Bueno...el caso, ¿me ayudas a preparar la comida?

-Mmm...yo creo que mis días de cocinero han llegado a su fin, voy a bajar a la isla.- comunicó Zoro, mientras salía de la cocina.

-Esta bien, no te entretengas demasiado que la comida no tardará en hacerse. -Concluyó el cocinero.

El espadachín se dirigió hacia el pueblo de la isla, esperaba encontrarse con alguno de sus nakamas, escuchó las campanadas del reloj del campanario, la una de la tarde, mierda, le quedaba una hora para llegar pero sabía que si intentaba ir solo se acabaría perdiendo.

-Zoooroooo- una voz a lo lejos gritó.

Este se giró y pudo ver a Nami caminando hacia él. Perfecto, alguien que le podía llevar sin perderse por el camino.

-Nami, necesito que me lleves a un sitio, habría ido yo mismo pero seguramente me acabaría perdiendo.

-Tengo que contarte una cosa, Zoro, es importante.

-Cuéntamelo por el camino que no llego- dijo mientras echaba a andar en una dirección aleatoria.

-Está bien, espera ¿a donde quieres que te lleve?

El espadachín sacó y desdobló el anuncio del concurso de cocina que llevaba en el bolsillo y se lo enseñó a la navegante.

-Aquí, necesito llegar antes de las dos, me quiero apuntar al concurso de cocina y ganar esos cuchillos, vamos.

-jajajajaa ¿qué estas diciendo? estás de broma ¿verdad?- rió la navegante ante las palabras del espadachín.

-Vamos, no hay tiempo que perder- dicho esto, Nami pudo comprobar en las palabras de su camarada que era completamente en serio- por cierto, ¿qué me tenias que decir?

-Ah, sí, verás...ayer antes de irme a dormir me crucé con Sanji en la cocina y bueno...- comentó la navegante mientras ambos caminaban en la dirección correcta

-¿"Bueno" qué, Nami?

-Se dio cuenta que tu y yo habíamos hablado y me preguntó el qué sabía...

- ¿Y? Por dios, me estás poniendo de los nervios.

-Le tuve que decir que sabía que os habíais acostado.

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Y hasta aquí el capítulo de hoy, muchas gracias por leer mi historia ^^.

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Entre La Espada Y La Pared (SanZo)TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora