Capítulo 27

2.1K 176 117
                                    

-¿No te lo quieres pensar un poco más?-Preguntó Jiro falsamente preocupado. Ya lo tenía, lo tenía donde quería, había caído.

El rubio cogió la botella de Sake sin pronunciarse, vertió el contenido en su pequeño vaso y lo bebió de una vez.

-No, está decidido- contestó cabizbajo con la voz algo ronca fruto de la fuerte bebida.

-¡En ese caso tenemos que celebrarlo! ¿Por qué no vas a la bodega y traes una botella de vino? Puedes coger la que quieras, la que más te guste- le sonrió.

Sanji se levantó del asiento tambaleándose, el alcohol había sido la causa, y ahora iba a continuar emborrachandose, "que bajo estoy cayendo" pensó.

-¿Do..dónde está...la bodega?- la lengua se le trababa.

-Tienes que salir fuera, se encuentra en la parte trasera del local, aquí tienes las llaves.

-Está.. Bien...enseguida vuelvo- dijo el cocinero mientras se dirigía torpemente fuera del restaurante.

En ese momento Jiro aprovechó para bajar a su despacho, cogió la espada blanca de Zoro, aquélla que perteneció a Kuina,y se dirigio al almacén donde se encotraba el marimo.

-Bueno bueno ¿que tal por aquí, señor Roronoa?-es tono sarcástico de Jiro desquició aún más al espadachín, la ira se podía notar en sus ojos.- tengo buenas noticias, buenas noticias para mi, por supuesto. Tu querido cocinero ha aceptado mi oferta, se va a quedar en mi restaurante ¿no es maravilloso?- soltó una carcajada, de verdad que disfrutaba con esto.

Zoro ante tal provocación no reaccionó, las veces anteriores había alimentado más aún su demencia,esta vez se quedaría callado y aguantaría todo lo que le dijera, aguantaría por Sanji.

-¿Por qué estás tan tranquilo? ¿A caso te has dormido?-agarró el mentón del espadachín y le quitó la mordaza- venga, si lo estás deseando, insultame, chilla.

En realidad el peliverde no tenía ganas de de gritar, quería agrarrarle del cuello y ahogarlo con sus propias manos, no se serviría de las espadas ya que ese bastardo no merecía ser cortado por el filo de ninguna de ellas.

-Bueno, creo que esto te va hacer abrir la boca- Jiro enseño a Zoro la espada y pudo ver como este se ponía nervoso, sin embargo, continuó en silencio.

Desenvainó la katana y comenzó a deslizar la hoja por el abdomen del peliverde, muy cerca de su cicatriz. Llegó un momento en que ambos cortes se fusionaron en uno solo. La herida que Ojo de Halcón le hizo en el pasado volvía a abrirse, jamás hubiese imaginado que su propia espada fuera a cortarlo.

El peliverde hizo un gesto de dolor, en ese momento sí que quería insultarlo, apretaba los dientes para evitar que algún sonido escapase de su boca. Pero ese dolor no era ni la mitad de agudo que el saber que Sanji había caído en manos de ese cocinero psicópata.

-Eres patético- Jiro envainó la espada y golpeó la cara del peliverde con la empuñadura provocando un nuevo sangrado, Zoro quedó incosciente.

-¿Hola? ¿Jiro?- la voz del rubio interrumpió los abusos que el espadachín estaba sufriendo.

El Chef tiró la katana al suelo lo suficientemente lejos para que el peliverde no lograse alcanzarla desde su posición y salió al encuentro del cocinero.

-¿Dónde estabas?- preguntó Sanji cuando vio aparecer a Jiro subiendo del piso de abajo.

-En mi despacho ¿qué vino has elegido? -Preguntó para distraer la atención del joven.

-Un Château Mont-Redon cosecha de 2005, no es ni de lejos de los mejores que tienes, pero para lo que vamos a celebrar es más que suficiente.

Jiro cogió la botella que el rubio tenía en sus manos, la dejo encima de la barra y se acercó descaradamente a Sanji, acto seguido este se echó para atrás.

El chef lo agarró del brazo y lo atrajo hacia su cuerpo, deslizó la mano por su cabello rubio hasta llegar a su pálida y sonrojada mejilla.

Sanji sintió como una corriente recorría todo su cuerpo, recordó las caricias de Zoro, por un momento se imaginó que estaba en esa sala con él, involuntariamente cerró los ojos un par de segundos.

Ante tal reacción, Jiro lo besó. Sanji se enganchó a su cuello y le siguió el beso. Lo besó con ganas, no por venganza, sino porque quería quitarse ese beso de encima, ese último beso que le quemaba en los labios, ese beso de despedida que jamás podrá dar a Zoro.

____________________________________________

Y hasta aquí el capítulo de hoy, muchas gracias por leer mi historia ^^.

Si te ha gustado me gustaría que votases o dejaras un comentario con tú opinión :D

¡Hasta el próximo capítulo!

PD: si te está gustando esta historia, puedes comenzar a leer "La nueva Nakama" (con temática de One Piece) mi segundo relato, visita mi perfil ¡allí la encontrarás!

Entre La Espada Y La Pared (SanZo)TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora