Mi madre al verme tan adolorida noto que ocurrió lo insólito, así que cogió de una jalada y retiro mis cobijas, vio entre mis piernas una mancha diminuta de sangre y me temo que efectivamente, era mi primer periodo.
"No creerían que todo iba a ser color de rosa, tal parece que soy mujer al noventa y cinco por ciento, así es, solo falta que mi mente cambie."
Mi madre fue corriendo hacia el botiquín de su cuarto y saco de una de las tabletas una pastilla que me haría tomar con un vaso de agua, esa pastilla según mi madre es para contrarrestar el dolor del estomago. Y yo sin mucho que decir solo le pregunte a mi madre:
.- Y ahora?, Como iré al instituto?
Mi madre me miró con mucha gracia, y entre sonrisas dijo:
.- Bueno mientras la pastilla haga efecto debo traerte tu solución, ya vuelvo.
Fue a su habitación y al volver me dio a la mano una toalla femenina, no podía imaginar lo horrible que era la vida ahora, la mire con asombro y le dije:
.- Acaso insinúas que voy a ir con eso puesto!?
Reaccionó de manera obvia ya que recordó que era la primera vez que me lo pondría así que solo se detuvo a decir:
.- Pues si no quieres que tu pantalón se manche esta vez, es tu decisión.
Retorcí la mirada y fui a ducharme lo antes posible, antes de ir al baño volteé hacia mi cama y vi la mancha entre las sábanas amarillas de mi cama, no quería ni siquiera mirar hacia abajo de mi.
Mientras me duchaba con algo de asco, "Porque a quien le gusta tocar sangre?", Recordé que hoy sería un gran día, esta vez no por Calvin, sino por mi propio instinto. Termine de ducharme y mientras me colocaba el interior tuve la vergonzosa decisión de ponerme esa toalla entre mis piernas. Al terminar de vestirme note que no me sentía tan incómoda, al contrario, me sentía con más seguridad, di unos pasos y entonces fue cuando me di cuenta que solo se siente bien cuando se esta quieta, en cada paso que daba esa cosa entre mis piernas me hacia sentir violada por debajo de mi.
No tenía manera alguna de quitarme esa maldita sensación, parecía que nada sería más incómodo que caminar al colegio, desayuné, me arregle y salí sin mas, no podía hacer nada al final lo que importó fue que ya no pasaría otro sangriento incidente en mi y en mi ropa.
Me dirigí al colegio con prisa, sabia que no podría estar tranquila ningún solo instante, llegue como siempre muy puntual y no podía sentirme mas feliz al colocarme en mi asiento, permanecerse inmóvil era lo mejor del mundo.
"Merecía todo esto?, no podía aguantar la idea de que el dolor podría volver en cualquier momento y situación."
El primero que apareció en el salón no fue Calvin, vaya sorpresa, el impecable David se presentó en el aula, no quería que me dijese nada grosero o morboso así que lo ignore y saque uno de los cuadernos de mi maleta y me puse a rayar puras tonterías, dibujando aviones haciendo margenes básicos y escribiendo una frase emotiva para el mundo, "Solo Dios te cambia la vida"
y mientras seguía ignorándolo él solo se interesó más en venir y saludarme..- Hola Cristina, como estas?
Yo no quise platicar con el así que solo fui sincera y lo mande a su lugar.
.- Hola David, estoy de muy mal humor y no quisiera que tu seas la primera platica del día.
Note que se puso algo molesto y en ese momento reaccionó de una manera muy ilógica, estando en contra de mis intensiones.
.- Pues vale Cristina si no quieres que yo sea tu "primera platica del día" al menos déjame saludarte.
Fue algo directo y no note nada de falsedad en su comentario, accedí solo a que me saludase con un beso en la mejilla y de la nada, mientras el se acercó mi mejilla adelanto su rostro hasta mi boca y me dio un beso rápido, un pico de pocos segundos.
ESTÁS LEYENDO
Cambiado de una vida a otra
Ficção AdolescenteUna historia que demostrara que la vida puede cambiarte en tan solo un instante. En este texto conocerás la mente masculina atrapada y dominada por su deseo consecuente.