Día dos

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16 de abril.

Un despertador empezó a sonar estrepitosamente, provocando que Dana se removiese agitada y acabase golpeando algo... o a alguien.

—¡Ay! —Se quejó Damian.

—Perdón... —Se disculpó medio adormilada.

—Tranquila —Frotó sus ojos y se incorporó un poco—. ¿Qué coño es eso? —preguntó al ver que ese molesto ruido no cesaba.

—El despertador de Lucía. —Bufó levantándose.

Siempre pasaba lo mismo. Lucía programaba su alarma, pero tenía un sueño tan profundo que ni se percataba de ello y era su amiga la que la tenía que despertar.

Al parecer Colin sufría del mismo problema que su novia porque ambos dormían plácidamente.

Dana alcanzó el teléfono y apagó la alarma antes de acercarse a su amiga.

—Lucía, despierta —La meció un poco, pero ella ni se inmutó—. Lucía, en serio. —Esta vez habló más fuerte.

Cinco minutitos más, mamá... —Se quejó en español y se dio la vuelta.

—Ni cinco minutitos ni nada. Levántate.

—Es gracioso como pronuncias cinco minutitos. —Rió levemente

—Ugh, lo que sea... —Agitó la mano— Tenemos que levantarnos ya para ir a desayunar y también habló por ti Colin.

El chico murmuró algo en respuesta, pero ella no logró entenderlo.

Dana abrió la cremallera de la entrada a la tienda y salió al exterior para estirarse un poco.

—Buenos días.

Al girar la cabeza vio a Kayla. En su mano llevaba un pequeño neceser y de su brazo colgaban una toalla y un par de prendas de ropa.

—Buenas —Sonrió ella—. ¿Vas a ducharte?

—Sí, quiero darme prisa para no pillar a mucha gente.

—Claro, yo iré en un rato. Cuando Lucía decida dejar de invernar —bromeó y ambas rieron.

—No tardaré mucho —dijo ella antes de alejarse.

Dana se quedó allí un par de minutos, dejando que la suave brisa que corría la despejase y justo cuando estaba a punto de volver a entrar a la tienda Damian salió de ésta, también con todo lo necesario para darse una ducha.

—Ahora vengo. —Le mostró la toalla y ella asintió, indicándole que comprendía lo que iba a hacer.

—¿No me das un beso de buenos días antes? —preguntó juguetona.

Él sonrió y rodeó su cintura juntando sus cuerpos antes de unir sus labios en un beso... que desde luego la chica esperaba más largo.

—No tardo. —Le guiñó un ojo y se fue, dejando a una Dana algo extrañada.


—¿Qué pasó anoche? —preguntó Dana a Damian mientras se dirigían a desayunar.

—¿Qué pasó? —Él frunció el ceño extrañado.

—No volviste a la fiesta, creía que lo harías.

—Oh... Es que de camino a las tiendas Kayla vomitó y me sabía mal dejarla sola —Le explicó—. Además, estaba ya bastante cansado por el viaje y eso.

—Ya lo creo, cuando llegamos dormías como un tronco. —Rió.

—Madrugamos mucho para venir —Se quejó—, no sé como tú aguantaste.

Company • jb [o.s] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora