- eso fue rápido Rachel... - después de presentarse cerro con seguro el despacho para evitar inconvenientes-
- le pediste ayuda a la indicada- se hágalo así misma-
- y cuéntame Santana, Rachel te dijo los beneficios de este trabajo para ti... Ya sabes a lo que me refiero-
- no señor... No tocamos ese tema-
- creí preferible que lo hicieras tu mismo- el asintió-
- excelente... Como vez Santana, mi hija necesita una seguridad confiable, hasta ahora a logrado burlar el sistema que tenemos, siempre se sale con la suya, aunque es joven y la entiendo, pero no puedo dejar de lado que algo pueda ocurrirle-
-lo entiendo perfectamente señor Pierce, pero con todo respeto, su hija sufre de algún trauma esta loca o que?- Rachel comenzó a reír mientras golpeaba con sus manos sus rodillas, Robert negó con la cabeza mientras sonreía- ok... Creo saber quien es la loca- murmuró frunciendo el ceño mirando a Rachel-
- no... Ella no tiene ningún trauma ni sufre de locura... - respondió un sonriente Robert-
- oh bueno... Discúlpeme... Solo quería saber si era necesario tener una pistola eléctrica por si se ponía pesada la señorita- Robert bufó y comenzó a reír por su ocurrencias de la morena- nunca... Se sabe...
- has traído a la chica correcta Rachel, buen trabajo - no paraba de reír-
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Había llegado la semana en la que Santana comenzaría su trabajo como protectora de la señorita Pierce, pero ella tenia un plan el cual con el matrimonio Pierce y la familia Berry, a ellos se les hizo conveniente para la morena. Esta acepto, era por la seguridad de la señorita.
Robert le ofreció una motocicleta como un medio de trasporte, tambien le fue dado un apartamento totalmente equipado pero ella prefirió no dejar la academia, no quería alejarse de sus amigos, solo lo utilizaría cuando fuera necesario.
- auch... - se quejó la morena al ser chocada-
- oh... Lo siento... Lo siento... Venia distraída- se disculpó la otra joven, la morena alzo su vista conectandola con ella, una rubia hermosa, de ojos azules como el cielo, Santana quedo maravillada con la joven, trato de hablar pero de su boca no salió ninguna palabra.... Era ella, Brittany Susan Pierce, su protegida.
Por otro la rubia acomodo sus gafas y se quedo embobada por la belleza latina quien estaba frente a ella, tampoco pudo hablar... Morena... excelente estado físico, sus ojos eran de un color extraño podían ser negros o marrones... Una hermosa mezcla, y sus labios gruesos completaban la perfección.
- no se preocupe señorita... Yo también venia un poco distraída- sonrió dejando ver sus hoyuelos derritiendo a la rubia-
- ah... Yo... - tartamudeo la rubia-
- hacia donde se dirige? - preguntó la morena-
- a la biblioteca.. que esta... a unas cuadras- por fin pudo hablar la rubia-
- permítame acompañarle... Es lo menos que puedo hacer...- Brittany se sintió en un sueño, Santana se llevo una mano a la cabeza mientras miro atrás suyo, un hombre saco su mano por la ventanilla de una camioneta y esta desapareció.
- entonces que me dice señorita?- se acercó con cautela- si? - la rubia asintió sin poder decir más nada- genial- le ofreció su brazo- vamos... - la rubia acepto dichosa y engancho su brazo en el de la morena-
