Sábado por la noche, todo parece estar tranquilo en la Ciudad "North Up" una pequeña zona apartada, que es habitada solo por la gente con más poder de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Y aún así, no es para nada tranquila.
En la oficina central de policías, el jefe espera por la llamada usual de todos los sábados, toma el calor de la taza de café y observa a su hijo sentado en una de las sillas del pasillo, arrojado allí con su típica insuficiencia en la mirada, no recordaba a su madre parecida en ningún aspecto, estaba confundido con su comportamiento, con sus maneras de ser. Sobó su cabeza unas cuantas veces, antes de invitarlo a pasar con un seña, que el chico pudo ver gracias a las paredes vidriadas, que cubrían casí a toda la central.El adolescente se paró, y arregló su camisa antes de entrar a la oficina.
- ¿Cansado? -preguntó el hombre a su muchacho, juzgando por la apariencia él no parecía cansado para nada, pero sabía que su hijo mentiría.
- Sí, un poco -respondió.- Harry... -nombró parándose, para quedar a su altura. Ese era el estilo de conversaciones que mantenían, siempre midiéndose, ¿Quién sería el último en caer? La única pregunta en común que recorría ambas cabezas.
-He estado todo el día aquí adentro -dijo-. ¿Es suficiente para que me creas inocente?
Francis recorrió nuevamente con la vista a Harry, y suspiró, había sido un día largo, y aún no terminaba. El trabajo de un jefe de policía, siempre era muy ocupado.
- Sabes que nunca te creeré inocente -respondió con la mirada fija en él-. Pero puedes irte, supongo que ya es muy tarde para ti, estaré en casa temprano.
Harry rió molesto y tiró sus llaves sobre el escritorio. Francis bajó la mirada, encontrándose con las llaves del auto y la cochera de su casa. Intentando demostrarle que no saldría a ningún lado, él se quedaría en casa.
- Déjame la billetera -subió la apuesta su padre.
El muchacho mordió su orgullo, y metió la mano en su bolsillo, en busca de la misma. Una vez que la halló tomó su documento y se lo enseñó, Francis siempre le repetía que debía llevarlo por si algo sucedía, en esa ciudad si la policía debía detenerte, el no llevar contigo el documento sería como una carta gratis para ir a la comisaría central y estarte detenido allí unas largas horas.
Una vez que Harry arrojó su billetera, la mano derecha de Francis, el ayudante Hedrik, entró con un montón de papeles y una cara que decía explícitamente "Debemos hablar inmediatamente".- Hola Harry -saludó con media sonrisa.
Harry le entregó un saludo con una inclinación de cabeza.
-Harry puedes retirarte -anunció su padre de manera frívola. Y observó a su hijo dar media vuelta sobre sus talones, encaminandose hacia la salida, donde de alguna manera la puerta se cerró sin que el la tocará al salir.
Francis fregó su cara sentándose en su sillón, cogiendo la tasa de café, bebiendo todo el contenido sin respirar.
Su familia siempre había sido normal, el venía de una bonita familia, la fundadora de la ciudad "North Up", todos los hombres de su familia, habían sido los más correctos y mantenido el orden, pero había algo en su hijo, algo que no podía aceptar.A fuera de la oficina, Harry comprendía su caminata hacia la salida, pero, paró detenidamente al observar que uno de los policías mas jóvenes sostenía a una muchacha por el brazo, pensó que ese agarre podía dolerle a cualquiera. Y tomó la puerta para abrirla, sin jactarse que la niña ya se encontraba con un paso dentro de la comisaría. Tomándolo por el torso y vomitándolo completamente.
-Oh lindo -dijo asqueado él, la muchacha se apartó y lo miró, pero no hizo nada más que reír a carcajadas, una risa que hizo que Harry sonriera-. ¿Quieres soltarla de una vez? No parece estar en condiciones de escaparse -reprochó al policía.
- Tú no la conoces -respondió Francis, que alarmado por el ruido salió a ver qué sucedía fuera-. Es una buena corredora en estado de borrachera -dijo y se acercó a la muchacha, mientras que Harry quitaba su camisa con asco-.Daira Tyler -pronunció frente a su cara de niña buena-. ¿Por qué no me sorprende?
Daira lo miró asustada. Recordando que le había dicho que la próxima vez que la viera en esas condiciones la llevaría a su casa. No le aterraba la idea de que su madre la viera, no. Le aterraba la idea de saber que su madre no estaría en casa y tener que dormir en la comisaría, porque, no era algo que a nadie le pudiese agradar.
- Ya suéltala -dijo Harry, quitándole las manos que el policía ponía sobre la muchacha, que tambaleó, pero se mantuvo en pie, tomando sus manos.
- Te llevaré a casa -dijo Francis a su hijo, que negó con su cabeza. No estaba intentando mantener una charla silenciosa mientras iban en el auto.
- Llévala a ella, yo iré solo, ahora más que nunca debo darme un baño, no quiero retardarte -mintió.
- ¿Irás así? -preguntó su padre. Harry había olvidado, otra de las reglas de la ciudad, no se podía andar por la calle sin remera, ni aunque su casa quedara a once cuadras de la comisaría, y el día no estuviese frió para nada.
- Tomaré una de tus camisas -respondió, y se encaminó a conseguir una en la oficina de su padre.
- ¿No crees que eres muy jovencita para beber? -preguntó Francis a Daira, que no estaba en sí misma aún.
Francis no podía creer como la muchacha estaba arruinando su vida, siendo tan joven. Con solo dieciséis años era difícil no encontrarla todos los sábados, deambulando con su grupo problemático, causando desastres por donde caminase.
Y Daira no respondió, estaba exhausta, sentía el alcohol poner borrosa su vista, sintiendo un cosquilleo en su espalda.- Hablaré con tus padres, deben criarte bien, ¿Lo sabes? -preguntó.
- Yo he bebido -dijo Harry al pasar por al lado de su padre, y seguir caminando sin voltear en ningún momento. Francis decidió no responderle, y una brisa leve invadió a Harry al salir, prometió no voltear mientras caminaba, pero de repente su cuerpo se endureció, sintió como dolor le invadió desde el pecho y se fue expandiendo, entregándole una enorme tristeza en el corazón, tuvo que luchar para intentar salir de allí, quería golpearse a sí mismo. Pero no pudo. sus ojos se llenaron de lágrimas y volteó. Observando la mirada de la muchacha antes de entrar esposada al auto de policía. Y algo en sus ojos negros le hicieron saber, que todo volvería a comenzar.
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Hola! Espero que les guste el prólogo de esta nueva historia, estoy tan contenta por poder publicarla, lleva un buen tiempo en mi cabeza, espero que les encante! Dentro de unas horas les subiré el primer capitulo!Tengan un hermoso día!
Saludos c:
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Disaster | hs.
Fiksi Penggemar《Jamás le desearía a nadie lo que tú me hiciste desear》 Daira Tyler no estaba pasando un buen momento en su vida, y para Harry Styles los buenos momentos nunca duraban lo suficiente.