Punto Muerto

7.6K 481 32
                                    

Al abrir la puerta del apartamento, el viento me envolvió haciendo que mis dientes castañaran por el frío. Apreté la campera contra mi cuerpo en un pobre intento de mantener el calor. Cerré con cuidado la puerta y me dirigí hacia el auto.

El sonido al desactivar la alarma, se vio ahogado por la nieve que caía con furia teñiendo todo de blanco a su paso. Como era costumbre, pateé la luz delantera con la intención de hacerla funcionar.

Encendí el motor y subí la calefacción al máximo. Me tomé unos segundos para despejar los vidrios empañados; mejor llegar tarde que tener un accidente.

Deslicé el cinturón de seguridad y me acomodé en el asiento. Observé la cinta roja que colgaba del espejo retrovisor y estiré mi mano pasando mis dedos a lo largo de ella. Llevaba bordado en hermosas hebras doradas mi nombre completo.

Había sido un regalo de graduación por parte de los profesores del instituto. Era algo sencillo, nada costoso pero le guardaba un especial afecto; por así decirlo, era el símbolo que marcaba un antes y un después en mi vida.

Las ruedas chirriaron contra el pavimento congelado cuando pise el acelerador. Procuré conducir a una velocidad prudente, no más de 60 km/h.

Aún con las luces de largo alcance, me costaba vislumbrar con claridad la carretera que se perdía bajo el espeso manto blanco. Los árboles y arbustos se encontraban congelados y no dudaba que terminaría de la misma forma si permanecía a la intemperie por más de una hora.

Parecía que la tormenta amenazaba con devorarme. El viento azotaba los copos de nieve contra el vidrio como un animal furioso. Al cabo de media hora en la carretera, no podía distinguir más allá de diez metros.

Una densa bruma había descendido y sumada a la mala iluminación de los postes de luz le daba al camino un aspecto tenebroso; el escenario perfecto para una película de terror.

Me negaba a ser la próxima víctima, por lo que aceleré un poco el paso deseando llegar lo más pronto posible a la seguridad del hogar de JungKook.

Encendí la radio, no había nada como la música para distraerme de mis propios pensamientos. El sonido de la estática inundó el interior del vehículo. Fruncí el seño apretando instintivamente el botón con la intención de encontrar algún canal que pudiera sintonizar.

Al quinto intento desistí y decidí desviar unos segundos mis ojos hacia la radio. ¿Acaso era la tormenta o es que finalmente había dejado de funcionar?

-Estúpida chatarra- golpeé con mis dedos la pantallita por donde se podía leer el número de la estación sintonizada.

Volví mis ojos al volante y fue en ese instante que me percaté de una sombra que atravesó la calle. Todo ocurrió en cuestión de milésimas de segundos, era demasiado tarde para reaccionar a tiempo.

El impacto sacudió el vehículo con un horrible ruido a metal siendo retorcido por la presión. Mi cabeza se estrelló contra el parabrisas. La oscuridad me envolvió.

~~~¤~~~¤~~~¤~~~

El sonido de una vibración me devolvió a la realidad. Abrí los ojos lentamente sintiendo como un dolor punzante atravesaba mi cabeza. Tomando conciencia de la situación en la que estaba, me despegué del parabrisas sintiendo como un calor palpitante envolvía mi frente.

Apreté contra ella la palma de mi mano y fue en ese preciso momento que sentí el líquido que emanaba de la herida. Mis dedos habían quedado teñidos de un oscuro color carmesí.

Observé los daños, el vidrio del parachoques se encontraba estrellado donde mi cabeza había impactado. Pequeñas gotas de sangre caían de el.

Intenté no entrar en pánico tomando el móvil de la cartera para pedir ayuda. Desbloqueé la pantalla pudiendo ver las veinte llamadas perdidas de JungKook y los diez mensajes.

¿Ya estás en camino? Conduce con cuidado

Acabo de encargar la comida. Estoy que me muero de hambre

¿Cuánto te falta?

La comida se está enfriando

¿No te habrás dormido, no?

_____ ésto no es gracioso.

_____, llámame en cuanto leas los mensajes

¿Te pasó algo?

¿Estas bien?

¿Por qué no contestas mis llamadas?

Casi podía sentir el pánico de JungKook a través de sus mensajes y llamadas perdidas.
Marqué su número mientras pensaba con cuidado cuales serían las mejores palabras para explicar la situación sin alterarlo. Atendió antes de que sonara el primer tono de espera.

-_____ por dios dime que te quedaste dormida y ya estás a punto de llegar.- A pesar de que lo había dicho como una broma, su voz denotaba preocupación.

-JungKook, no te alteres- Dije mientras habría la puerta del auto. No sabía si esas palabras eran para él o para autoconvencerme.

Me sentía algo mareada y confundida pero si algo había aprendido en los programas de supervivencia, es que en éste tipo de situaciones, necesitaba mantenerme despierta a toda costa y comprobar si tenía algún hueso roto o herida grave.

-Acabo de tener un accidente. Un animal se atravesó mientras conducía.- Un horrible martilleo hizo que sostuvieron mi cabeza entre las dos manos por varios minutos.

-...¡_____! ¡_____!- La voz llena de pánico de JungKook hizo que recobrara la conciencia.

-Lo siento, estoy un poco mareada- Desabroché el cinturón de seguridad
-Necesito que te mantengas hablandome.-

-Tienes que decirme donde estás. ¿Hay algo que reconozcas a tu alrededor?- Decendí del vehículo observando a ambos lados de la carretera. Por donde mirase, todo era blanco.

-Hay mucha niebla, no logró ver mucho- Caminé hacia la parte delantera del auto para revisar el daño del paragolpes.

-¿Hace cuánto que saliste de tu apartamento?- La pregunta de JungKook se perdió junto con lo poco de cordura que me quedaba. Mi boca se abrió pero ningún sonido provino de ella.

-¿_____?- La nieve que en algún momento me había parecido hermosa, se encontraba teñida de un inteso color carmesí. Un charco de sangre se extendía desde el cuerpo que yacía inerte a causa del golpe.

A lo lejos, muy a lo lejos se escuchaba un grito, ¿acaso era el mio?. Me encontraba demasiado entumesida como para captar la realidad por completo.

Lo siguiente que supe fue que mis piernas cedieron. Mi rostro se humedeció a causa de las lágrimas que parecían no tener fin.

-A-ayudenme...alguien...ayúdeme.- Mi voz salía como un susurro.

-¡¿_____ qué está pasando?!- La voz de JungKook sonó a través del móvil que aún sostenía en la mano, devolviendome un momento de lucidez.

Lo apreté temblando contra mi oído.
-JungKook, JungKook tienes que ayudarme por favor- Ésto tenía que ser una pesadilla. -Y-yo...he matado una persona.-


Mi Acosador (Taehyung y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora