Capítulo 17: Sólo quiero estar contigo (Parte 2)

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Ella no paraba de llorar, sus ojos estaban completamente cerrados, él simplemente la contemplaba, lo único que veía era que la joven sollozaba, pero solamente esperaba una respuesta por parte de ella, no la forzaría a dársela de una vez, claro estaba, pero aun así los nervios se hicieron presentes. En un momento reacciono al mirar como la oji perlada movía la cabeza de izquierda a derecha, en forma de negación; ¿Acaso le estaría diciendo que no?

Sintió su cuerpo temblar y un color pálido comenzó a notarse en su rostro; esto era mil veces peor que cuando le pidió matrimonio a Sakura o cuando descubrió que la peli rosa amaba todavía al azabache; no tenía comparación alguna su pecho empezaba a doler como si le hubiesen metido un golpe muy fuerte el cual le quito por completo el aire. Nunca pensó que la mujer que amaba lo rechazara, quizás él tenía la culpa por haberla hecho esperar.

La oji perlada abrió sus ojos y vio la reacción del rubio, se veía extraño, no parecía el Naruto de hace 10 minutos que le propuso matrimonio, ¿Qué le ocurría?, sintiendo una preocupación en su pecho se atrevió a preguntarle al rubio lo que le sucedía.

Hinata: Naruto-kun ¿Qué ocurre?

No se había dado cuenta que ella le hablaba, seguía en shock, su mirada perdió ese brillo que siempre se daba a notar, sus rodillas tocaban completamente el suelo y cara volteaba al suelo. De repente sintió una mano en su mejilla la cual desprendía una calidez que sólo pasaba cuando ella lo tocaba y volvió a la realidad.

Hinata: Yo acepto Naruto-kun.

Él levanto la mirada de tal manera que pudo contemplarla, ¿Ella había dicho acepto?

Naruto: Hinata ¿Qué dijiste?

Hinata: Naruto-kun dije que acepto ser tu esposa (una sonrisa emanaba de la joven)

El rubio abrazo fuertemente a la joven de tal manera que cuando menos pensó la oji perlada se encontraba completamente levantada de suelo mientras él le daba vueltas.

Naruto: Pensé que me habías rechazado.

Hinata: (con desconcierto) ¿Por qué pensante eso?

Naruto: Moviste tu cabeza como si estuvieras diciéndome que no.

La chica por fin comprendió el porqué del comportamiento de su amado sólo soltó una leve risa cubriéndola con la palma de su mano que apenas si podía ser escuchada por el rubio.

Hinata: Yo... cuando moví la cabeza no era que estuviera diciéndote que no Naruto-kun es que todavía no podía creer que tú me pidieras que me casara contigo, es lo que siempre quise.

Ella puso ambas manos sobre su pecho y Naruto comprendió que realmente había sido un idiota y eso era desde siempre, pero justo en este momento comprendió que si podría regresar el tiempo no cambiaría nada más que el hecho de que Hinata hubiera sido su única esposa en lugar de cometer aquel pequeño error cegado por una obsesión.

Comenzó a besarla nuevamente, pero esta vez el beso no fue uno tierno sino que llevaba un poco de la pasión y lujuria arraigada que ambos estuvieron soportando durante todo este tiempo al no poder tocarse.

Hinata colocó ambos brazos sobre el cuello del rubio, mientras que Naruto acariciaba con sus manos la cintura de la chica, y en un dos por tres él estaba sentado en el suelo, recargado en árbol y la oji perlada se encontraba  con las piernas a cada extremo de la cadera del joven.

Naruto comenzó a besar el cuello de la chica y con sus manos levantaba la falda del vestido de Hinata acariciando de esta manera las piernas de la joven.

Naruto: Te necesito Hinata.

Fue lo único que susurro y en un instante la chica comenzó a mover sus caderas encima del rubio, a pesar de tener bragas y el pantalón que los separaba podía sentir el bulto enorme que tenía Naruto entre sus piernas.

Al sentir los movimientos que hacia la oji perlada la tomo fuertemente por la cadera y empezó a hacer que fricción de sus ropas se volviera más intensa. Lo único que hacían era soltar algunos gemidos. Naruto se sentía desesperado y rápidamente despojo de aquel vestido a la chica dejando al descubierto su perfecta silueta además de la encantadora ropa interior que él le había comprado.

Ella se veía endemoniadamente sexy y con ese sonrojo que la caracterizaba lucía más deseable que nunca. Fue directamente hacia sus pechos para saborearlos, chuparlos y tocarlos de tal forma que después de un rato la oji perlada sólo se encontraba en bragas mientras Naruto continuaba degustando sus esos perfectos e inimaginables pechos.

Lentamente bajo su mano derecha mientras acariciaba la piel de la chica y la introdujo dentro de sus bragas tocando de tal manera la intimidad de Hinata y lentamente comenzó a introducir uno de sus dedos; por su parte ella gemía con mayor fuerza cada que uno de los dedos del rubio se adentraba en su vagina.

Naruto: Hinata, ya no aguanto más necesito estar dentro de ti.

Hinata: Yo también te necesito dentro mi Hokage-sama.

Al haberle llamado así, en ese instante Naruto se excito con mayor facilidad abriendo la bragueta de su pantalón y bajándoselo junto con sus calzoncillos sólo hacía falta que Hinata no tuviera las bragas puestas por lo que lentamente empezó a bajárselas y cuando por fin la tenía completamente desnuda la agarro de la cintura para introducirle su pene del tal manera que para su primera embestida ambos gritaron, sin duda sería la noche que tanto les hacía falta o eso es lo que ellos creían hasta que escucharon un grito.

Desconocido: ¿Quién está ahí? ¿Se encuentra bien?

Rápidamente se separaron y por suerte de ambos la capa de Hokage se encontraba cerca por lo que Naruto se la coloco encima a Hinata para que esta se pudiera tapar e ir vistiendo sin que descubrieran la travesura que ambos estaban haciendo.

Desconocido: Hokage-sama ¡Buenas noches! Regresaba de una misión cuando escuche unos gritos por provenían de aquí. ¿Todo es bien?

Naruto: Si todo está bien lo que pasa es que salió un animal que nos asustó.

Enseguida el joven se percató de la presencia de Hinata cuando esta ya vestida se acercó al lado de Naruto.

Desconocido: Disculpen si interrumpí su cena los ciento. (Dijo avergonzado)

Naruto: No te preocupes ya nos íbamos de aquí.

Y al decir eso aquel desconocido se ofreció ayudarles para llevarse las cosas, por lo que los planes de Naruto se habían estropeado pues además de eso la pareja regreso junto con el joven a la aldea; de tal manera que primero dejaron a la joven en su casa y después fue a la casa del desconocido para dejarlo ahí.

Al llegar a su hogar maldecía por no haber aprovechado desde antes el tiempo. En cambio debió soportar la compañía de aquel desconocido y para colmo el dolor que su entre pierna le generaba, además todo el camino debió cubrirse para que no sospéchese nada aquel hombre.

En definitiva necesitaría más que un baño de agua fría para poder quitarse la erección que todavía no disminuía, pues en este momento lo único que deseaba era estar sólo con ella.

La amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora