Capítulo 19: Autocomplacencia

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"¡ESTOY SALADO!". Pensó mientras jalaba sus cabellos rubios en forma desesperante. Cómo era posible que después de aquella romántica velada donde le había pedido fuera su esposa, ya hubieran transcurrido 3 semanas y él todavía no ha tenido la oportunidad de estar con ella a solas, pero no era justó para platicar sino para desahogar las ganas tocarla y acariciarla, reconocía que deseaba escucharla gemir mientras la penetraba con fuerza.

Desabrocho sus pantalones y en un arrebato comenzó a masajear su miembro con la mano derecha, ya no importaba quién lo viera deseaba estar con ella y como siempre había alguien que interrumpía justo en el preciso momento; eso era frustrante y debido aquello se veía obligado a optar por esa alternativa.

Maldita sea, si tan sólo el pudiera tenerla entre sus brazos como aquellas noches, sería nuevamente el hombre más completo y feliz sobre la faz de ese planeta.

Sus mejillas se tornaban de un color carmesí cada que subía y baja su mano. Pues si de algo estaba segura es que ella gemiría con cada embestida que le diera una vez que pudieran estar juntos, pero... no sólo gemiría, gritaría por más e imploraría que él se mantuviera dentro de ella hasta sentir que se partía en dos o más pedazos.

"¡CARAJO!" pensó. Ni siquiera su propia mano, la cual había utilizado tantas veces, era en ese entonces capaz de saciarlo, pero tendría que hacer ese esfuerzo por auto-complacerse lo más que pudiera.

Es así que liberó el semen que se había guardado desde hace ya un tiempo, pero aun así le hacía falta su aroma, su presencia. Esto sería bastante difícil.

***

Hinata miraba desde la ventana como la lluvia caía, recordaba aquello momentos que había pasado con su amado rubio en los cuales no les habían permitido demostrarse su amor.

Un suspiro en vano, lo necesitaba más de lo que pensaba, pero era bastante obvio que todos se oponían a que ellos tuvieran relaciones antes de que se casaran, como si nunca lo hubieran hecho.

Sobre todo, al recordar que a los habitantes de Konoha les resultó sumamente sorpresivo el saber que la heredera Hyuga estaba comprometida con el Hokage quien ya había estado casado una vez y aunque varios creyeron por algún momento en que ella se entrometió en el matrimonio de Naruto y Sakura, obvio no podía ser confirmado puesto que desde la noticia había pasado algún tiempo.

Negándose a recordar el pasado decidió meterse a bañar y fue en ese lugar mientras que caí el agua que por primera vez la Hyuga intentaría masturbarse, el tan sólo pensarlo le daba miedo, pero ya no podía contenerse, realmente lo ocupaba y sino la dejarían estar con Naruto ella haría algo para saciarse hasta donde pudiera.

Fue así que bajo su mano lentamente sobre su vientre hasta llegar a su intimidad; se sentía algo torpe y quizás lo estaba siendo, pero no le importaba por lo que primero con uno de sus dedos comenzó a masajear su clítoris lentamente, después utilizó otro dedo para juntos introducirlos lo más que pudo.

Comenzaba a gemir mientras fuertemente apretaba sus piernas para simular que aquellos dedos eran como si el pene de Naruto estuviera dentro de ella (lógicamente que no había comparación entre sus delgados dedos con el miembro que tenía su hombre).

Grito fuertemente el nombre de su amado una vez que supo había llegado al orgasmo. ¿Por qué? Se preguntó, por qué a pesar de que hubiera tenido el orgasmo, que desde hace mucho deseaba no se sentía satisfecha.

Salió de bañarse y comenzó a secarse con una toalla completamente su cuerpo; incluido los líquidos que escurrían de entre sus piernas después de haberse masturbado. Rápidamente se colocó su ropa interior y la pijama.

Estaba decidida, sino la iban a dejar acercase a su amado rubio, ella haría lo que fuera para estar con él. Fue así que agarro un suéter y salió del departamento.      

 

La amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora