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Mordí mi labio inferior y observé hacia los lados antes de adentrarme a la habitación. Cerré suavemente la puerta tras de mí. No quería que se despertara por mi culpa ni mucho menos que alguien notara que estábamos aquí.

—Dino.—susurró Sungyeol y se sentó en la cama.

Me acerque a él y solté una pequeña risilla al verlo hablando con Dino hyung, el cual estaba durmiendo.

—Dino.—susurro. —Dino
—Dino.—lo agito un poco.
—Mm.—fue lo único que logró articular.
—Dino, soy yo.
—Ho...hoya.—hablo aun dormido.

¡Tonto! balbucí sonriente.

—Si, soy yo.
—Hobaby...—soltó emocionado.
—Dino, me gustas.

Mi sonrisa se borró al escuchar eso, sabía bien que esto era parte de la broma pero, ¡Joder! No me gustaba que Yeollie le dijera a alguien más eso, y menos cuando ni siquiera a mí me lo había dicho.

—Tu también me gustas Hobaby.

¡No me digas! Pensé irónico. Todos sabíamos que a Dino le gustaba hoya, incluso hasta el lo sabía.

—Dino...

Mis ojos se abrieron más de lo normal y mi cuerpo se tensó. ¿¡Qué diablos!? Dino había tomado del rostro a Sungyeol y se estaba acercando hacia él. ¿Lo iba a besar? ¿Lo iba a besar? O es que ¿Acaso estaba despierto y le estaba tomando el pelo?

—Dino.—Sungyeol trato de alejarse.

Comencé a molestarme al ver eso. ¿Qué diablos le pasaba? Nadie podía besar a ese choding antes y después que yo. Él era solo mío. Aunque ni siquiera el lo supiera.

—Myung.

Mis manos se formaron en un puño al verlos tan de cerca. ¡Maldición, Myungsoo haz algo! me regañe a mí mismo.

—Myung, el oso.—camine como pude y me acerque a él.
—Ten.—dije de mala gana y se lo di.

Sungyeol hizo todo por alejarlo y en su lugar le dio el oso. Al parecer Dongwoo hyung si estaba durmiendo pues tomo al oso como antes lo había hecho con Yeollie. Según él era un sueño.

—Hobaby.—comentó, acerco el oso hacia el y lo beso. Sungyeol saco el móvil de su pantalón y le tomo una foto.

—¡Listo! Ven.—tomo mi mano y caminamos hacia el armario. Mis mejillas comenzaron a arder. Adoraba cuando Yeollie me tomaba de la mano, como si fuéramos pareja, obvio no lo éramos, para mi pesar.

—Aquí no nos verán.—comento una vez que estuvimos dentro del mueble.

Sungyeol soltó mi mano y comenzó a textear en el móvil.

—Yeollie ¿Y si se enoja?—pregunte.

Todos sabíamos el temperamento del maknae, no por tener esa carita de bebé y ser adorable significaba que no tuviera su geniecito. Y es que cuando se enojaba, ¡Dios! Nadie quería estar cerca de él. Y creo que ni siquiera su pobre oso, ya que al final él era quien pagaba los platos rotos. Pobre osito, me compadecía de él.

—No creo, o quién sabe.—se encogió de hombros y siguió escribiendo en el móvil.

¡Ay, diosito! Que no nos descubra el maknae please, sé que antes nos salvaste de ser atrapados por el Woogyu así que, por favor, esta vez también sálvanos.

—Listo, ahora solo hay que esperar que venga. Este, Myung...

—¡Eh!
—Tranquilo, el no nos va a descubrir.—tomo mi mano y sonrió. Gracias a la luz del aparato pude verlo.

Travesuras Por Amor-MyungYeol (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora