Capítulo 11. ¿Arón se va?

18 0 0
                                    

Al verlo se me esboza una sonrisa en el rostro. Mientras vamos caminando vemos a Arón pasear con el padre de Leo. Es un hombre mayor, de unos cincuenta años, y al contrario que Lara, él parece majo. De repente se para, saca su móvil del bolsillo y se pone a hablar.

Arón sigue caminando un poco hasta quedarse en frente nuestra.

-Tienes una mancha -me dice señalándome los pantalones.

-¿Dónde? -le digo mirando por todo.

Sin decir palabra sigue señalándome, mientras yo como una loca busco por mis piernas.

-No veo ninguna -me dice Laura.

-Ni yo, Arón habla, ¿dónde está?

Sin hablar me sigue señalando. Parece que se está aguantando las ganas de reír.

-¡Habla! Pantalones, zapatos, ¿dónde? -le digo al borde del infarto.

En ese momento estalla de la risa y comprendo que me acaba de gastar una broma. Me siento aliviada, pensé que aún tenía restos de mermelada.

-Arón... -le digo haciendo un puchero- ya decía yo que no encontraba nada.

Él sigue riendo, al igual que Laura, y yo no puedo evitar reírme también. Es súper mono cuando se ríe.

-Deberíamos irnos -me dice Laura- llegamos demasiado tarde.

-Eso decía yo, ¿no deberías estar en la conferencia?

-Sí... pero es que nos hemos retrasado un poco.

-Si un poco es una hora... pues más os vale correr, Lara os va a matar -dice mientras empezamos a caminar- nos vemos.

-Nos vemos -decimos a la vez.

Acabamos de llegar y abrimos la puerta. Veo a mi madre de reojo, me está mirando con cara de querer matarme. Prefiero no mirar y me voy a sentar con Laura, no sin antes recibir una bronca por parte de Lara.

Ya he perdido la cuenta de las broncas que me ha echado pero no me importa, hoy es el último día de campa y quiero estar contenta.

Después de la conferencia y de las actividades, hemos ido a merendar. Maya ha ido a hablar con su novio y por el camino le cuento a Laura lo de Arón.

-¡Qué monos! Ya decía yo que esa broma no se la hace a cualquiera. De verdad Yas, espero que acabéis juntos.
-Y yo. Pero ya sabes que él vive en Valencia y yo en Mallorca. Además hoy es el último día de campa. Cuando lleguemos a la plaza ya no nos volveremos a ver.

-No es cierto -me dice con una ceja levantada- Valencia está a media hora de Mallorca, podréis venir a mi casa y así tendrás una excusa. Además, aún tienes tiempo de aquí a que os separéis. Luego hay una fiesta y en la plaza nos solemos quedar a hablar y a despedirnos. Y tu madre me ha dicho que os no os vais hasta mañana. Mañana vamos a quedar todas así que podemos quedar con él también.

-Laura... Sueñas demas...

-Hola chicas -me interrumpe Arón

-Hola -decimos a la vez.

-Bueno... esto... cuidaros chicas.

-¿Y eso? ¿Ya te vas? -le pregunto sorprendida.

-Esto.. sí. Voy a salir ahora en coche. Aún me quedan tres horas hasta Madrid.

-¿Vives en Madrid? -estoy a punto de desmayarme. Me va a dar un infarto.

-Ahora sí. Vivía en Valencia pero me he mudado a Madrid para estudiar.

-¿Y ya te vas? ¿Tan pronto?

- Sí.. aún tengo camino que recorrer.

-Ah -tengo ganas de salir corriendo y empezar a llorar.

-Bueno pues cuidate, que vaya bien el viaje y que tengas mucha suerte. Espero que nos volvamos a ver.

-Y yo, buen viaje.

En este momento da un paso hacia adelante. Se me queda mirando y yo hago lo mismo. Está a punto de abrazarme pero de repente se para. Mira hacia la derecha y yo lo imito. Ana no está muy lejos, y como es mi monitora me puede meter en un lío.

Creo que se ha dado cuenta así que da un paso hacia atrás.

-Bueno pues cuidate -me da una palmadita en el brazo y se va.

Le digo adiós con la mano y me giro a ver a Laura.

-No se si llorar por que se va o estar contenta por lo mono que ha sido al despedirse de ti.

-¿Contenta? -le digo a punto de estallar- pues al menos alguien está contenta.

-Ha sido muy mono, tienes que admitirlo. Si no fuese por Ana te hubiese abrazado y además eres la única de la que se ha despedido además de sus amigos, aunque a ellos sólo les ha dicho adiós. Ni a las monitoras ni a a nadie más le ha dicho adiós, ni mucho menos se ha despedido.

-Pero... él... ¡se va!

De repente noto como una lágrima me resbala por la mejilla y Laura me abraza.

El día pasa bien, aunque no para mí. Hemos ido a la fiesta, nos han dado una taza de recuerdo y hemos ido a recoger nuestras cosas.

Acabo de coger mi chaqueta y la correa de mi Daniel Wellington del radiador y voy a mi estantería para recoger mis cosas.

-Laura, ¿has visto dónde he puesto la esfera del reloj?

-En la estantería, aquí...

No está. Lo que me faltaba, he perdido el reloj. No es uno cualquiera, vale 150€ y mi madre me va a matar.

Ya no puedo más, he estallado y me he puesto a llorar. En pocos minutos la habitación se ha llenado. Además de Laura, Maya y yo, han venido cuatro monitores, Lara, Dana y Ana, mis compañeras de cuarto y algunas chicas que conozco.

-¿Estás segura de que lo dejaste aquí? -me pregunta Lara.

-Sí. Laura estaba conmigo.

Después de que Lara se fuese, nos pusimos a buscar por todo pero no encontramos nada. El día iba de mal en peor.

Al final no encontré el reloj, así que tuve que acabar la maleta. Recogimos nuestras cosas, las metimos en el autocar y nos hicimos una foto de grupo.

No puedo evitar llorar. No las voy a ver en un año, y me caen súper bien. Además cuando pienso en Arón y en el reloj me dan más ganas de llorar. Hace cuatro horas que se ha ido y ya le echo de menos, es como si me faltase un trozo, un trozo de campa.

Problemas con el monitorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora