Capítulo 2.- Promesas del dedo meñique.

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Astrid sentía que la cara le ardía, sabía que si tuviese un espejo enfrente de ella, su color seria rojo, no sabía qué era lo que estaba pasando. No tenía idea, de porque Hiccup la había besado, ni porque ella había correspondido ese beso, pero de algo si estaba segura, era que él estaba igual de rojo que ella y que aquel beso le había sabido a chocolate amargo.

- A... Astrid... yo - trataba de articular palabra Hiccup - yo...

Ella respiraba agitada, aun no comprendía lo que había pasado y para ser justos, él tampoco lo comprendía. Astrid esperaba que fuera una broma, algún chiste de mal gusto de Haddock, pero él no se estaba riendo, estaba igual o peor que ella.

"Tortolitos, ya se les termino el tiempo", escuchaban ambos la voz de Eugene atrás de la puerta del armario, ambos chicos se levantaron por inercia, no sabían qué hacer, ni que decir, solo escuchaban y veían como trataban de abrir la puerta. "Jack, ayúdame", "Eres un idiota Flynn, la atascaste".

- ¿Qué vamos hacer? - preguntaba Hiccup serio - no nos pueden ver así.

- Podemos aparentar que no pasó nada - respondía Astrid aun más nerviosa.

- No funcionara, tu cara esta roja - le decía Hiccup susurrando, mientras veía como la puerta seguía atascada.

- La tuya esta igual - contestaba ella muy nerviosa - pelea conmigo, empieza a discutir conmigo.

- ¿Estás loca? - le contestaba él, mientras agarraba el picaporte para que no abrieran la puerta - aunque discutamos, jamás nos ponemos de este color.

Astrid miro la puerta escuchaba y veía como esta temblaba, los chicos de afuera trataban de abrirla. Miro a Hiccup y supo cual era la única forma de hacerlo enojar, aunque eso le costara su propia seguridad.

- Perdóname Hiccup - decía Astrid agitada - pero, es la única manera de volver a como antes.

Él la miro confundido, no sabía a qué se refería y antes de que pudiese reaccionar, ella le dio un fuerte golpe en el estomago, ocasionando que él expulsara todo el aire que tenia por dentro. Hiccup la miro con enojo y furia, Astrid sabía que su seguridad estaba en riesgo ahora.

- ¿Por qué me pegas Hofferson? - mencionaba él levantando la voz y con tono bastante molesto, mientras soltaba el picaporte y se sobaba el estomago - ¡Estás loca!

- ¡No me estés gritando! - elevaba ella la voz al igual que él - ¡Todo esto es tu culpa, idiota!

- Ah sí, claro que si - soltaba él molesto - yo les dije a mis amigos, enciérrenme con la loca de Hofferson, te recuerdo que fue tu amiguita la que propuso el juego.

- Y yo te recuerdo, que tu amiguito, fue el que me aventó hacia ti - respondía ella igual de molesta que él - idiota egocéntrico.

Los amigos de ambos y varios chicos mas, escuchaban la discusión que tenían ellos, incluso habían bajado la música. Habían abierto la puerta de aquel armario, desde hace unos minutos atrás, pero al parecer Hiccup y Astrid no se habían dado cuenta por la gran discusión que tenían.

- Amm... chicos - trataba Jack de llamar la atención de ambos.

- ¡Cállate Jack! - ambos le gritaban unísonamente.

Los amigos de ambos los miraban sorprendidos, era obvio que ellos se encontraban molestos. Ambos chicos veían como algunos de sus amigos reían, más que una broma desagradable, era humillante que se rieran de ellos de esa forma. Hiccup salió del armario, seguido por Astrid, él agarro su chaqueta que se encontraba en el sofá y miro a su compañera de aquel juego, tenía el mismo gesto de molestia que él.

Querido Cupido... ¡Tú me odias!  (Hiccstrid: Modern AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora