Tienes un lindo sueño, quizá estás haciendo realidad una de tus más anheladas fantasías o quizá uno de tus secretos más ocultos. Tan sólo estás durmiendo, completamente ajeno a cualquier cosa que pudiera suceder, ajeno a todos los peligros que en la noche asechan.
Mientras tú duermes alguien más puede estar en la habitación, y no precisamente tu pareja o tu ángel guardián velando tu sueño. Es justamente cuando duermes que aquella sombra en la oscuridad sale de su escondite, se acerca con sigilo a ti, se posa sobre tu pecho y absorbe tu energía vital mediante el acto sexual.
Se dice que la primera Súcubo, demonio que persigue a los varones con forma femenina, fue Lilit. Aquella primera mujer (Lilit fue la primera no Eva), nacida del hombre salió del paraíso y cayó a la tierra infestada de demonios, se acostó con ellos y se negó a volver al Edén cuando tres ángeles fueron enviados en su búsqueda. Quedó maldita desde ese mismo instante.
Estas entidades reciben distintos nombres dependiendo de la región, por ejemplo, las Súcubos reciben el nombre de Mora en el folclore polaco, Mara en Alemania, Kanashibari en Japón y Morrigan en Irlanda, donde también es considerada una diosa. Por su parte, los Íncubos son conocidos bajo nombres como Machu en Perú, Boto en Brasil, Vrahnas o Varypnas en Grecia y Chipre.
La contraparte de las Súcubos (del latín Succubus “el que se acusta debajo”) son los Íncubos (del latín incubus “el que se posa”). Mientras las Súcubos son demonios con forma femenina que atacan a los hombres, los Íncubos son demonios masculinos que atacan a las mujeres y generalmente ha habido mayores casos en los que se involucra a estos últimos.
Según los estudios medievales un Íncubo podía ser capaz de fecundar con jóvenes humanas, como explica Santo Tomás de Aquino: primero el demonio se convertía en Súcubo para extraer el semen fecundante y después transmitía este a una mujer con forma de Íncubo. Las mujeres que quedaban encintas tenían un embarazo normal pero el bebé era insaciable y se alimentaba sin cesar, al crecer desaparecerían y se convertirían en Íncubos. Pero si el niño era normal tendría poderes y habilidades extraordinarias, como es el caso del mago Merlín*.
Con el avance de las ciencias a lo largo de los años ahora es posible saber que la presión ejercida sobre el pecho por los supuestos demonios se debe a un transtorno del sueño muy poco común llamado "parálisis del sueño".
*El famoso hechicero del Rey Arturo fue fruto de la unión de un Íncubo con una joven monja hija de un rey.
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Mitos y Leyendas
General Fiction"Ellos saben como ocultarse. Nunca confíes en nadie". Esta es una recopilación de relatos contados generación trás generación en distintas partes del mundo que van de seres benévolos como un magnífico unicornio hasta los más malignos como los Íncubo...