Curioso y hermoso a la vez

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Capitulo 2:

Despúes de esa pregunta incómoda, decidimos dejar el tema y caminamos hacia la sala para ver la televisión. Aunque casi ni le prestaba atención, mirar la televisión era lo único que hacía en la mansión, y la verdad me aburría.

-Tengo-tengo que ir al baño.

-Oh, claro. Esta por allí.-me indicó-.

-OK. Gracias.

Caminé hacia el lugar que me había indicado y entré. Lavé mis manos y mi rostro para después salir y caminar hacia la sala de nuevo. Pero antes de llegar a la sala, había una habitación que estaba abierta. Parecía algo así como un estudio, y estaba lleno de fotografías por todas partes.

¿Las habría tomado Kai? Todas eran fantásticas, habían fotos de hermosos paisajes, de hermosas chicas, de chicos guapos también.

-Veo que encontraste mi santuario.

Me giré hacía él avergonzada. ¿Se enojaría por haber entrado allí?

-Lo siento, no debí entrar aquí.

-No te preocupes, no me molesta que estés aquí. 

-Tu...¿tomaste todas esas fotos?

-Así es.-sonríe-. Es mi trabajo hacerlo. ¿Que opinas?

-Son sin duda fantásticas.

-¿De verdad lo crees? Deberías venir conmigo al trabajo. 

Sonreí y simplemente asentí. 

Ya era tarde, por lo que decidí pedirle permiso a Kai para usar el baño y ducharme. Me dijo que podía hacerlo y me dio una camisa y unos pantalones, ya que no tenía otra ropa mas que la que tenía puesta.

La ducha de verdad me había relajado. En los últimos días, no había podido sentirme ni un poco tranquila.

Estando en esa casa con Kai, me hacía sentir segura, mas seguro de como me había sentido en toda mi vida.

Terminé de ducharme y me puse la camisa que Kai me había dado. Olía tan bien. ¿Era ese el olor a Kai? Sonreí y me dispuse a ponerme el pantalón, pero este no me quedaba. Intentaba ponérmelo y se deslizaba por mis piernas hasta caer al suelo. Hice un puchero y decidí salir solo con la camisa, ya que me quedaba algo grande y tapaba mi cuerpo hasta un poco mas abajo de mis muslos.

Salí del baño y caminé hacia la sala mientras secaba mi cabello.

Kai estaba allí, y al verme, pude notar que estaba sorprendido. Así que decidí disculparme inmediatamente.

-Lo siento, es que el pantalón que me diste me quedaba demasiado grande...

-Esta bien. Esa camisa al parecer te queda mejor a ti que a mi. Creo que mañana deberíamos ir de compras.

Bajé la mirada avergonzada. Él estaba haciendo tantas cosas por mi, ¿como podría pagarle?

-No pongas esa cara, y no bajes la mirada, me gusta mirar tus ojos. Sé que estas pensando, y soy feliz solo si tu lo eres. Aunque no sé la razón por la cual estabas en esa situación, yo quiero ayudarte.

Lo miré con lágrimas en los ojos y solo pude pronunciar una palabra.

-Gracias.-sollozé.-

Sin que me diera la oportunidad de moverme o decir mas, sus brazos me rodearon. Fue... diferente. No me moví y no sabía que hacer. Era extraño, extrañamente... cálido. Mi mejilla estaba apoyada en su pecho, mientras sus manos acariciaban mi espalda.

Don't say goodbyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora