Capitulo 14. CONFUSIÓN

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Llegaron las ocho de la noche y aún no había señal de Alex. Era algo extraño porque él siempre había sido muy puntual y Sara no quería pensar en la posibilidad de que la dejara plantada. Jamás la habían dejado plantada, ella no sabía qué se hacía en esos casos, probablemente algo muy malo.

A eso de las 8:10 escuchó a alguien subir abruptamente las escaleras y cuando salió de su habitación, vio a su mamá corriendo con su rostro demacrado como si estuviera llorando. Su mamá pasó por su lado sin siquiera mirarla y fue corriendo a encerrarse en su cuarto

Sara la siguió y tocó su puerta aún aturdida.

—¿Mamá? ¿Qué pasó?

—¡Déjame sola, vete a tu desfile! —gritó ella.

—No mamá ¡Déjame entrar! —Sara iba a tocar nuevamente cuando su celular empezó a vibrar con una llamada de Alex, ella se hizo a un lado para contestar en voz baja.

—¿Dónde estás?

—Estoy cerca —dijo él—, espérame en la entrada.

Sara miró el cuarto de su mamá y suspiró tocando por última vez.

—Llegaron por mí, pero cuando regrese vamos a hablar. Me preocupas, en serio... Te quiero, mamá —sólo el silencio fue su respuesta.

Alex ya la estaba esperando cuando al fin llegó abajo, Sara se acercó y se subió al auto en silencio.

—Estás hermosa, Sara —Alex parecía estar de muy buen humor.

—Llegas tarde —Sara sintió que su voz aún estaba afectada por haber visto a su mamá llorando, llevaba bastantes años sin verla llorar.

Alex arrancó el auto pensativo.

—Lo siento, estaba un poco lejos. No sabía que en estos eventos eran tan puntuales.

Sara lo miró por primera vez y se sintió mal por ser tan grosera.

—Lo siento, no es tarde —ella intentó sonreír—. Es sólo… problemas en casa.

—Ya pasará —Alex le tomó la mano y la apretó un poco, la de él estaba tibia a comparación de la suya que estaba helada—. Gracias por venir.

—Tenía curiosidad. No creí que aceptaras venir al hábitat natural de las huecas de la ciudad —Sara sonrió honestamente.

Alex asintió.

—Quería verte, ¿sabes? después de la pelea de ayer, pero tu amigo no me dejó ir.

—¿Tomás? —ella frunció el ceño—. ¿Quieres decir que él no te dejo verme?

Alex asintió.

—No le agrado mucho, es un poco grosero.

Por supuesto, eso era lo que había visto Val. ¿Por qué Tomás le habría dicho algo así? Esa debía ser la razón por la que había estado actuando extraño, pero él no tenía ningún derecho de decidir con quien hablaba o no.

—Si yo fuera él, también te defendería igual —dijo Alex después, no parecía de mal humor.

Sara negó con la cabeza lentamente.

—Él es mi mejor amigo, pero no puede hacer algo así.  

Cuando llegaron al desfile Sara se dio cuenta que Alex ya no se veía tan animado. Afuera todo era un caos de luces, música y mucha prensa, Sara tampoco se sentía muy bien, sobre todo ahora que estaba pensando en su mamá, pero algo la impulsó a seguir, quería comprobar si el nuevo interés de Alex era sincero.

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