Capitulo 15. CAOS

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Un ruido despertó a Sara, era Joss con la aspiradora. Ella abrió los ojos y se dio cuenta que estaba acostada en el gran sofa de la sala de televisión boca abajo, en el suelo frente a ella alcanzó a ver sus botines en el suelo al lado de su bolso ferragamo. Suspirando intentó moverse pero la cabeza le pesaba una tonelada.

— ¡Auch! —jadeó.

—¿Señorita? —Sara escuchó que Joss apagaba el aparato y se acercaba.

—Hola, Joss. ¿Cómo llegué aquí? —preguntó intentando aclarar la vista.

—No lo sé. Solo sé que alguien la dejo abajo y uno de los vigilantes la ayudó a subir —Joss se veía enojada con las manos en su cintura—. Ahora, que falta de cortesia que quien la trajo no la haya ayudado a subir.

Sara asintió de acuerdo ¿Qué le pasaba a Alex? Tampoco es cómo si lo fueran a reconocer a esa hora, aunque probablemente había pensado que su mamá lo vería y pensaría mal de él, era la única explicación.

—¿Y mi mamá? —preguntó después.

Joss suspiró otra vez preocupada.

—La señora no ha salido de su cuarto, ¿le pasó algo?

—Eso voy a averiguar. ¡Ayy..! Mi cabeza —Sara sintió que que algo explotaba cuando se levantó. Ella se quedo quieta un momento para equilibrarse y luego empezó a recoger sus cosas.

—Es mejor que primero se bañe y coma algo —dijo Joss—. No me gusta verla así, señorita.

Sara se detuvo mirando a Joss, tan noble y atenta como siempre, y se acercó para abrazarla.

—No sé que haríamos sin tí, Joss.

Antes de ir a ver a su mamá, Sara se quitó la ropa y se entro a bañar. Ella estaba intentando recordar que había pasado después de su llegada a la parte alta de la ciudad, pero apenas tenía retazos de las cosas que le había dicho Alex sobre su mamá. Erika no era tan mala ni manipuladora como había dicho él, de hecho últimamente se estaban llevando bien. Tal vez tendría que controlarse antes de hablar de su mamá, probablemente estaba dando la imagen de que le tenía envidia y así sería muy difícil convencer a Alex de que viniera a casa un día para conocerla. Porque lo haría, una parte de su ahora nueva relación era que no quería más mentiras.

Aún pensativa, se puso unos leggings negros, un top delicado rosa palido y unas bailarinas negras, se hizo una cola de caballo y fue a buscar su celular en el bolso. Habían como diez mensajes de la noche anterior, casi todos de Mario buscandola para una fotos para la sección de eventos de la revista, había otro de Val muy temprano en el que decía que la extrañaba en el colegio y Sara sonrió conmovida respondiendo que también la extrañaba, se sentía bien saber que a alguien le importaba. El último mensaje era de Felipao avisando que llegarían en la noche y que estaban felices porque su papá había cerrado un contrato que tanto llevaban esperando, necesitaba organizarle una bienvenida.

Luego de tomarse una aspirina y tomar fuerzas, finalmente fue a buscar a su mamá. Sara tocó la puerta varias veces, pero como Erika seguía sin responder, no tuvo más remedio que ir a la cocina a buscar las llaves del cuarto. Joss la estaba mirando asustada.

—Si no salgo en 15 minutos llama a la policía —dijo Sara, pero tuvo que sonreír para tranquilizarla al ver que Joss estaba a punto de llorar de la preocupacion—. Va a estar bien, Joss. Sólo creo que peleó con su novio.

Cuando al fin logró tranquilizarla, subió nuevamente y esta vez sin llamar a la puerta usó las llaves y abrió.

—¡Oh, por Dios! —exclamó al ver a Erika durmiendo en medio de un caos de sabanas y cobijas, hasta el televisor estaba encendido sin volumen—. ¿Mamá?

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