Odiaba los lunes. Mejor dicho, odiaba levantarme temprano. El bus me dejaba unos veinte minutos antes de que empezaran las clases, así que me senté en la arena de la playa y observé el movimiento de las olas. ¿He dicho ya cuánto me gusta que este instituto esté en frente de una playa? Cerré los ojos y dejé que el sonido de las olas rompiendo en la orilla llenara mis oídos. Esto era vida.
Cuando escuché sonar el timbre me di cuenta de que llevaba quince minutos allí tirada y que si no me daba prisa llegaría tarde. Abrí los ojos y me asusté al ver que había alguien a mi lado.
- ¡Brandon! ¿Qué haces aquí? Me has asustado.
- Siento mi cara de recién levantado. No lo puedo evitar. -Se encogió de hombros y yo solté una pequeña carcajada. Ofreció su mano para ayudar a levantarme, pero sin embargo yo lo hice sola. Me sacudí la arena y los dos comenzamos a andar apresuradamente hacia el instituto.
Me tocaba historia y a Brandon también. Entramos en clase y afortunadamente el profesor entró justo después de nosotros. Me senté en la última fila a la vez que veía a Brandon acomodarse en la segunda.
Historia era una de las asignaturas que más me gustaban, y este profesor hacía la clase realmente amena. Sobre todo, me encantaba el arte, y que estuviera comentando obras del Renacimiento hizo que no le quitara ojo en toda la hora. En los últimos quince minutos nos hizo comentar en un folio "El Nacimiento de Venus". Rellené una cara entera y se la entregué. Esta clase me gustaba bastante.
Las clases pasaron no tan lentas como el primer día hasta la hora de la comida. Cogí el sandwich que había preparado esta mañana y salí al patio. Me senté en una mesa mirando el mar y empecé a tragarme mi almuerzo. A los cinco minutos, Mariana se había sentado a mi lado.
- ¡Hola! -Saludó y yo hice lo mismo.- ¿No te importa que me siente aquí, verdad?
- Oh, no. Estaba harta de estar sola. -Dije y sonreí.
- Genial, porque las chicas del club de danza son insoportables. Se supone que tengo que comer con ellas porque estamos en el mismo club, pero, en serio, ¡no puedo más! -Resopló.
Solté una carcajada y después comencé a hablar.
- Vaya ridiculez. ¡Siéntate con quién te apetezca! -Contesté y pegué otro muerdo a mi bocadillo.- ¿Qué es eso del club de danza? -Pregunté intentando seguir con la conversación.
- ¿Mi madre todavía no te ha pedido que te unas a uno? Bueno, son actividades extraescolares y no sé por qué todos debemos estar en uno. Hay de pintura, danza, fútbol, baloncesto, artes marciales, informática, idiomas... Ah, y el de música. Pero está casi muerto desde que el chico que cantaba se fue del instituto. Eran una banda y solían tocar en algunos bares, pero al quedarse sin cantante... -Hizo una mueca.
¿Club de música? Eso suena muy interesante. No es que mi voz fuera la de un ángel, pero tampoco estaba mal. Además, siempre había querido estar en una banda.
- ¿Y? ¿A cuál piensas apuntarte? -Dijo Mariana haciendo que reaccionara.
- Creo que el de música estará bien.
- ¡Genial! Brandon es el presidente. Seguro que le hará mucha ilusión tenerte en su club. -Sonreí y busqué a Brandon con la mirada. Estaba sentado con Callie en una mesa, parecían tener una conversación muy animada.
- ¿Te cuento un secreto? -Mariana hizo que me girara y asintiera.- Ellos tuvieron algo. Brandon decía que estaban enamorados y bla bla bla, pero si salían juntos mis madres no podían adoptar a Callie. Normas o algo así. Así que lo dejaron. Yo creo que Brandon sigue sintiendo algo por ella, aunque Callie ya no lo vea más que como un hermano. Además, su novio es súper sexy.
- Wow, vaya historia. -Dije tratando de asimilar todo lo que había salido por la boca de Mariana mientras que el sonido del timbre invadía mis oídos. Mis sospechas habían sido confirmadas.
Las clases terminaron y decidí ir a buscar el club de música. Pregunté a algunos alumnos pero ninguno sabía dónde estaba. Pues sí que estaba muerto. Al fin, encontré a Mariana y me dio las indicaciones para llegar a mi destino. El club estaba en el sótano. Un sótano gris, oscuro y vacío. Me topé con una puerta y llamé. A los cinco segundos me invitaron a entrar y me encontré con una habitación de color marrón, con dos chicos sentados en un sillón rojo mirando el móvil. La batería, el teclado y la guitarra apoyada en la pared me hicieron ver que no me había equivocado de sitio.
- El ensayo de las animadoras es en el gimnasio. -Dijo uno de los chicos. Tenía rasgos asiáticos y el cabello de color negro recogido en una coleta.
- Em, no. Vengo al club de música. -Los dos chicos se miraron entre ellos y después pusieron sus ojos sobre mí.
- No aceptamos a chicas. -Dijo el que aún no se había pronunciado. Éste era rubio y de ojos verdes.
- ¿Por qué? ¿Nos tenéis miedo o qué? Aunque bueno, si queréis dejo que sigáis jugando con el móvil. Bonita banda. -Solté girándome para salir.
- ¡Espera! -Gritaron los dos a la vez y sonreí. Volví a girar hacia ellos, me crucé de brazos y los miré expectante.- No podemos aceptar a cualquiera. Primero tienes que pasar una prueba. Demuéstranos por qué deberías estar en esta prestigiosa banda.
Reí y tosí para preparar la voz. Empecé a cantar el estribillo de "Let her go". De repente, una voz masculina me siguió acompañada de un piano. Me giré y vi a Brandon. Pronto, los que estaban sentados cogieron sus respectivos instrumentos y se unieron a nosotros. Fue una gran improvisación.
- Wow. -Dijeron los dos chicos que hasta hace tres minutos estaban sentados. Sonreí y miré a Brandon, quién me devolvió la sonrisa.- ¡Vamos a llenar estadios!
Pasamos el resto de la tarde charlando y haciendo algunas improvisaciones. Debo decir que me lo pasé bastante bien. Jack y Harry -así se llamaban- ya se habían ido y Brandon y yo estábamos recogiendo los instrumentos.
- Por lo que veo, tu mano mejora muy rápido. -Dije para no estar en completo silencio. Él había tocado perfectamente varias canciones.
- Sí, bueno. Generalmente, la música pop es fácil de tocar con el piano. Lo que no sé es si podré volver a tocar música clásica. -Hizo una mueca.
- ¿Tocas música clásica? Wow, ¿y qué haces en esta banda?
- Tenía que estar en algún club, y lo de bailar no se me da muy bien. -Explicó y reímos los dos a la vez.- Pero ahora voy a tener que conformarme con esto. Los médicos dicen que he recuperado el noventa y cinco por ciento de la sensibilidad, y que es mucho más de lo que esperaban, pero aún así no es suficiente para hacer lo que quiero.
Lo miré triste unos segundos. Vi como sus ojos tenían un brillo especial, como si estuviesen a punto de soltar alguna lágrima.
- No te rindas, tiene que haber alguna otra solución. Y si no la hay, con un noventa y cinco por ciento de sensibilidad puedes hacer muchas cosas. Quizás no tocarás como antes, pero con práctica seguro que lo harás genial.
Me sonrió tiernamente y terminamos de recoger todo.
- No entiendo por qué te expulsaron de tu anterior instituto. Pareces muy amable y buena persona. Además, en historia has sido la primera en entregar el comentario. -Soltó a la vez que salíamos por la puerta principal del instituto.
- Supongo que las apariencias engañan. -Sonreí divertida.- Hasta mañana, Brandon. -Dije corriendo para no perder el bus.
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¡Hola! Pues este es el tercer capítulos y ya se van aclarando algunas cosas. Como siempre, espero que os haya gustado. Ya sabéis, ¡no os vayáis sin dejar vuestro voto y un comentario!
Por último, ¿creéis que sigue habiendo algo entre Callie y Brandon aunque ella tenga novio? Responded en comentarios ♥
Besos. xx
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i hate u i love u
Teen Fiction"Te odio, te amo. Odio que te quiera. Lo peor es que tú la quieres a ella. Tú la necesitas, y yo nunca seré ella."