Nota: 1 Diego Almirante 13-7 Posdata: Dolor y angustia

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Es terrible cuando una muerte se presenta en tu vida, tanto como la de un conocido, amigo, compañero que solo conformaron algo pasajero. Pero no siempre te da una gran punzada en el corazón como cuando es alguien de tu familia, esto fue algo parecido a lo que me paso. Ese día sentí el mismo dolor que habían experimentado mis compañeros de la universidad. El saber que la vida te arrebata a uno de los tuyos hace que empieces a comprender cosas que nunca habías pensado, como el valor de los pequeños detalles, lo poco que conoces y te interesas en lo que es de verdad importante.

Me dolió tanto ver como mi madre lloraba, era tan difícil una compresión de vuestro Jesucristo primero perder a mi padre en un disturbio civil fue un golpe muy fuerte en su vida, pero no creo que pudiera compararse con la muerte de alguien que ella sintió en su vientre, como mi hermana Luisa no tenia porque desaparecer de nuestro hogar, era exitosa, buena estudiante con un futuro por delante... Vi a mi madre sollozar tanto que podría hacerlo igual, pero no, era como si la muerte no me hubiera afectado, pero aunque no lo demostraba físicamente, sentía mi interior escocer de dolor.

Los mechones rubios de mi madre se le adherían en el rostro mojado de tantas lágrimas. Entre a la sala donde estaba el ataúd de Luisa y mi madre encima de la urna rogando que regresara, sentí un nudo en la garganta, he intente recordar mi niñez con Luisa, fue difícil en ese momento dejarme llevar por los recuerdos, ya que los lamentos de mi madre me presionaban el corazón, al acercarme vi a mi hermana con un vestido blanco, y una rosas entre sus manos, su pelo negro lizo la hacia ver mas pálida su piel, se notaba la falta de vida en sus ojos cerrados y esa quietud que hacia que mi piel se erizara, quise decirle tantas cosas en aquel momento, pero me limite a suspirar. Levante a mi madre con dificultad, la abrace con fuerza para que sintiera mi presencia, de alguna forma pensaba reconfortarla con ello, o quizá reconfortarme yo. Cuando me pude dar cuenta mi tía se acercaba con algo para inyectarle para que pudiera descansar, ya que en unos momentos era el sepelio y ella no lo soportaría. Cuando la pudimos neutralizar y la lleve a la alcoba. Me quede viéndola con ojos vidriosos, estaba acostada y relajada, solo por instantes ajenas a lo que estaba pasando, su tranquilidad me dio paz...

Félix y yo nos encargamos de hacer el hoyo para el sepulcro donde permanecería mi hermana. De camino al cementerio que quedaba un poco alejado de mi casa, vi pasar millones de recuerdos en muchos estaba Luisa, en otros no. Ella esta borrosa en mi memoria, como lejana y cercana al mismo tiempo. Creo que la extrañare pero no se porque su espacio vacío me genera controversias sentimentales como si nos hubiera faltado algo, como si la vida nos quedo debiendo algo a mi hermana y a mí.

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