Capítulo 3: Está bueno.

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Capítulo 3: Está bueno.

Aria McCartney.

Me miré en el espejo retrovisor y luego lo acomodé, apreté el acelerador y mi Ferrari rugió de una forma genial. Continué mi camino hacia las pistas en donde se realizaría la competencia entre Dominic y yo. Llegué luego de 30 minutos y estacioné el auto en un lugar reservado para mí, ese lugar que me pertenece y que ya todos saben que es mío. Cuando salí del auto, mi mirada se cruzó con la de Jane y Dominic, que comenzaron a caminar hacia mí.

—No sabía que vendrías —le dije a Jane mientras cerraba la puerta de mi auto, me relamí los labios y le di un vistazo a Dom.

—No me perdería ver como le pateas el culo a Dominic —dijo burlona—. A parte extrañaba a mis mejores amigos.

—No competiremos Aria y yo —le dijo Dominic frunciendo el ceño mientras comenzábamos a adentrarnos al lugar en donde estaba toda la gente esperando las carreras—. ¿Los chicos no vendrán?

—Se quedaron en el almacén —dije—. Al parecer invitaron a unas amigas para divertirse.

Esto parecía una fiesta. La música adentro estaba a un volumen demasiado alto y algunas personas iban prácticamente en ropa interior. Todo era un caos, lleno de gente borracha y drogada. Simplemente perfecto.

La gente al vernos se corría, dejándonos el camino libre hasta la barra en donde vendían alcohol, la sensación de poder que me invadió en ese momento fue espléndida y me hizo asegurar que era la mejor y que cualquier cosa que quisiera la obtendría.

Cuando llegamos a la barra vi a Dylan hablando con dos tipos en una de las sillas que habían en el lugar, me acerqué a él para hablarle. Dejando a mis dos amigos atrás.

—Correrás en la última carrera. ¿Estás preparado para ganar? —le pregunté al llegar junto a él.

—Le pateare el culo —contestó decidido.

Le sonreí, con un dejé de diversión en la mirada. —Te veo ahí, el premio será grande.

Luego de decirle eso caminé al lugar en donde se habían sentado mis amigos.

—¿Quién es él? —me preguntó Dominic alzando una ceja.

—Dylan —con mi vista recorrí el mar de gente sin prestarle demasiada atención a Dominic.

—Tu corredor no, el otro, que está hablando con él y no ha dejado de mirarte —dijo Jane con diversión.

Miré hacia el lugar donde estaba Dylan con dos tipos hablando, y uno de ellos me estaba mirando. Cuando nuestras miradas chocaron, él la corrió rápidamente para mirar a Dylan.

—Debe ser un amigo de Dylan —dije con una sonrisa burlona ante su reacción de adolescente enamorado—. Está bueno.

Dominic y Jane comenzaron a reírse mientras negaban con la cabeza. Dom me extendió su vaso y yo bebí su contenido de un solo sorbo.

—Vamos al lugar de inicio a esperar que corra Dylan contra Theo, de momento podemos ver las otras carreras.

—Vamos —les dije comenzando a caminar hacia allí.

(...)

—La carrera pedida por nuestra señorita McCartney está por comenzar —la voz de José, llena de burla, hizo aparición en todo el lugar, avisando que la carrera comenzaría.

Caminé hacia Dylan, que se encontraba cerca de la pista y le hablé mientras le hacía entrega de las llaves de mi precioso auto. —Toma, correrás en mi auto. Más te vale cuidarlo, Dylancito.

Dylan fue a buscar el auto en el estacionamiento para luego ponerlo en la línea de salida junto al auto de Theo.

Una mujer con poca ropa se colocó entre los dos autos para dar comienzo a la carrera. Cuando la carrera comenzó ambos autos salieron a toda velocidad con Dylan en la delantera, en una curva Theo logró adelantar a Dylan, luego de unos minutos Dylan logró alcanzarlo y cuando ya estaban por llegar a la meta ambos aumentaron la velocidad tratando de ganarle al otro. Ambos cruzaron la meta al mismo tiempo.

—Ninguno ganó —dijo Dominic.

—Que observador —le dije rodando mis ojos.

—Corran entre ustedes y así ven quien gana —nos dijo Jane encogiéndose de hombros.

—Por fin usas el cerebro, Jane —se burló Dominic—. Es una excelente idea, pero que sea en motos y con un acompañante.

—Está bien. Me conseguiré una moto y un acompañante, nos vemos aquí en 5 minutos —dije.

Luego de que alguien me prestara una moto para correr, me subí a ella y miré a los que esperaban atentamente la carrera.

—Necesito un acompañante —dije elevando la voz para que pudieran escucharme.

La gran mayoría levantó la mano para que los escogiera y uno de ellos era el amigo de Dylan. El mirón. Le hice una seña para que se acercara.

—¿Cómo te llamas, niño? —pregunté.

—Jared —me dijo con una sonrisa e ignorando por completo el "niño".

—Lindo nombre; súbete y afírmate bien de mí.

Miré a mi lado para ver a Dominic y a su acompañante, que era Jane. Luego miré hacia adelante y, esta vez, había un chico con un short colgando de sus caderas y sin polera que iba a decir cuando comenzaba la carrera.

—En sus marcas —dijo levantando la mano derecha—. ¿Listos? —levantó la mano izquierda—. ¡Fuera! —gritó bajando ambas manos.

Aceleré todo lo que daba la moto logrando adelantar a Dominic. Podía sentir el viento chocando contra mi rostro y la adrenalina apoderándose de mí, algo simplemente espectacular. Luego de unos minutos Dominic logró alcanzarme, pero en una curva yo volví a adelantarlo. Cuando la meta estaba cerca miré hacia atrás para ver a Dominic, que estaba muy cerca mío, le guiñe un ojo y luego volví a mirar hacia el frente levantando la rueda delantera de la moto sintiendo las manos de Jared aumentar su agarre en mi cintura. Carcajadas salieron de mí cuando escuché a Jared maldecir. Apoyé la rueda delantera para no hacer sufrir más al miedoso que había escogido como acompañante. Aceleré aun más, pasando la meta primero que Dominic por varios segundos.

—Toma —me dijo Dominic de mala gana entregándome las llaves de su moto, una Yamaha R6, que aunque no era la mejor moto del mundo, para él tenía un valor sentimental tremendo, y eso era mejor para mí.

—Siempre es un gusto hacer negocios contigo, Dominic —me burlé mientras movía las llaves en mi mano.

Guardé las llaves de la moto y comencé a caminar hacia mi tesoro para marcharme del lugar.

—Manejas increíble —alagó Jared con una sonrisa coqueta mientras me alcanzaba.

—Lo sé —respondí arrogante y, al ver a Dylan, desvié mi camino para decirle unas cosas, dejando solo al niño.

—Lo siento —me dijo Dylan al ver que estaba a su lado.

—No te preocupes. Toma —le dije pasándole dinero—. Te llevas la mitad del premio, lo otro es para Theo. Te espero aquí el lunes a las 05:30pm, te enseñaré a dar bien los giros.

—No es necesario.

—Lo es si quieres trabajar para mí, si quieres invita a tus amigos —le dije mirando a Jared con una media sonrisa.

Quiero a Dylan de acompañante en las Relámpago y que su amigo esté con nosotros, dos pájaros de un tiro.

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