Carta de valores

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"Escúchame bien hijo, la vida es dura, lo sé, ¿OK? No te rindas, aunque fuera mas fácil caer para siempre que seguir algo mas. Te aseguro que eso de más que transites, valdrá la pena. Sé que estás tirado en la calle, probablemente alcohólico y con cigarrillos tomando mate con otros desafortunados como tú. No eres pobre, porque aun tienes ese alma de mucho querer y amar, sin importar nada.

No fuiste el más inteligente, te costaba mucho sacarte una buena nota, ¿Te acordás? Sin embargo, tu corazón era la estrella que sobresalía ante cualquier situación. Tu ingenio no existía, no hacía falta con esa misericordia y esa compasión y empatía. Por eso te afectó tanto que mueran esos chicos bajo la media sombra en Cromañón. Tantas almas que pesaron sobre tu pequeño corazón y lo hicieron su hogar durante algún tiempo. Y así cargaste con esos demonios, que, en cuanto salieron, tenían alas blancas y nombres de ángeles que tu Jesús dentro les puso. Cada uno diferente, e igual en importancia.

No me interesa lo que hagas, siempre y cuando te haga feliz y no le hagas daño innecesario a nadie ni a vos mismo. No pierdas la fe en este mundo, porque si yo no perdí la fe que tuve todo el tiempo en ti, tú tampoco debes perder lo único que te mantiene cuando no hay luces en el cuarto oscuro de la vida; la esperanza. No te caigas. Agarrá tu humildad, tus valores, tu corazón, y caminá con tu cruz hacia nuevos horizontes donde alguien valore tu alma de diamante. Yo, mientras tanto, seguiré aquí, en la soledad de un mate y un termo, y el suave roce de la lapicera que escribe con la tinta de mi corazón."

Y así leyó la carta un pobre desdichado que ahogó sus ojos en lagrimas, pero su corazón rebalsó de alegría. Y en tanto otros miraban a un vagabundo llorando con un papel en la mano, escrito a puño y letra, él sabía dentro de su corazón que no se habían olvidado de él.

Se levantó. Dejó sus cosas y fue caminando hacia quién sabe dónde, sin saber siquiera, dónde quería ir. Pero eso no le importaba mucho. Sabia que su corazón era el mejor aliado en sus decisiones difíciles. Y alzó vuelo a la imaginación de: ¿Dónde llegaré? La respuesta se escribirá con cada paso que dé. Jamás se rindió, jamás se quedó en la tierra más de lo necesario; y escupiendo polvo y hollín siguió el camino desconocido; y la carta de valores enterrada en su corazón.

Metáforas de un bello amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora