Un minuto de silencio sepulcral, todas las tropas se habían reunido en una explanada de la base, allí habían colocado los cuerpos de los fallecidos de una forma muy ordenada y cubiertos con mantas.
Yorim también se encontraba allí, entendía perfectamente que les estaban dando una despedida, pero se sentía incómodo ya que muchos soldados se fijaban en él en vez de en el funeral.
André llevaba gafas de sol aunque ya estaba anocheciendo, se sentía culpable de la muerte de Mila, y sobretodo al enterarse de que llevaban su cuerpo a Turquía, con su marido.
Tras el funeral el general Adams hizo llamar al escuadrón y a Yorim.
El gigante estaba raro, hacia mucho que no estaba en libertad, de vez en cuando se estiraba haciendo que pareciera mucho más grande y asustando a las de más personas de la base.
De camino Bruce y Maiko se separaron un poco del grupo.
-Busque lo del dragón- Dijo Bruce.
Por un momento Maiko dejo de pensar en muerte.
-¿Y bien?, cuentame.
Bruce se aclaro la voz antes de hablar.
-Según la mitología nórdica Nithdogg es un dragón que mordía las raíces del yggdrasil hasta...
-Espera espera... - La interrumpió Maiko-¿igrasil?.
-Y g g d r a s i l-Dijo lentamente Bruce- Un árbol sagrado.
-Vale un árbol-Lo resumió Maiko.
-Se supone que Nithdogg muerde sus raíces hasta la llegada del Ragnarok, el fin del mundo.-¿Y por qué demonios apareció en Dubai? - Se preguntó Maiko .
-Ya que es libre, habrá que preguntárselo a él.
Cuando Maiko se giró para mirar a Yorim se encontró una mirada celosa de Ruben que apartó muy lentamente, sin necesidad de ocultarla.
Es cierto que Maiko y Bruce se habían vuelto algo cómplices, pero no había nada raro en ello, nada que Maiko no notara.
La puerta del edificio donde se dirigian era doble, a si que Yorim no tuvo mucho problema en agacharse y pasar, el problema es que al llegar al nuevo despacho del general Adams, este tenía una sola puerta bastante pequeña para Yorim.
El general estaba sentado escribiendo en su ordenador sin hacer mucho caso a como el gigante intentaba pasar esa puerta como podía, al conseguirlo Adams deslumbro como Yorim tenía que torcer el cuello para no darse con el techo.
El general se aclaró la voz.-Bueno, la semana que viene llegarán tropas especiales de las Naciones Unidas, no se si se llevarán a Yorim atado o con una cocacola, pero vosotros también ireis , y yo me enfrentare a un juicio por no haber informado antes.
Olenka trago saliva.
-Sabe que estas muertes no son su culpa ¿Verdad? - Le dijo Olenka muy respetuosa.
Adams intentento ignorarla.
-Yorim es libre por ahora, pero es vuestra responsabilidad, no puede salir de la base, y todas las noches debe volver al hangar.
Todos asintieron, Yorim al ver esto también asintió, aunque no estaba muy atento a la conversación y por tanto no entendía mucho.
Todos se dirigieron al comedor, era la hora de cenar. Nada más entrar se noto que el ambiente estaba muy desanimado por lo ocurrido, pero cuando Yorim consiguió entrar por la puerta todos empezaron a susurrar entre ellos.