Día 2.

15 1 0
                                    

Las horas pasaban y yo seguía igual.

Mis piernas colgaban de la cama, mi cuerpo erguido y mi cabeza mirando el suelo. No sabía que hacer.

Tomé el teléfono. Lo llame. No atendía. Volví a intentar. De nuevo lo mismo.

Las lágrimas brotaban de mis ojos, tal como ayer.

Las plumas de mi colchón se transformaron en agua, el agua de mis lágrimas. Sentía como me movía de lado a lado. 

Cerré los ojos. Me imagine en el mar, acostada, sintiendo como el agua me llevaba. Me calmé.

Derrepente, un recuerdo surgió en mi mente.

-Flashback-

Caminar con tacones un día de lluvia no es nada sencillo y menos en una plena calle urbana. Sin darme cuenta me llevé a unas cuantas personas por delante, pedí disculpas a medias.

Intentaba cruzar la calle, los autos desesperados emitiendo ese sonido histérico de sus bosinas me ponían nerviosa. El semaforo cambió.

Empezo a llover torrencialmente.

Entré a un bar a esperar a que pasara la lluvia, no llevaba paraguas y mi único refugio era un sobretodo marrón que llevaba puesto.

Me senté en una mesa, fondo a la derecha. Pedí un cortado.

Dos mesas adelante mío me estaba mirando alguien. Entre unas hojas de diario se asomaban unos ojos marrones que buscaban algo, yo no sabía que.

Empecé a ponerme nerviosa.

En mi cabeza rondaban preguntas. ¿Quién es? ¿Por qué me mira? ¿Qué quiere de mí? ¿Me conoce? ¿Lo conozco? ¿Tendré algo en la cara? ¿O mi pelo esta muy inflado por la humedad?

Saque un espejo de mano de mi cartera. Todo estaba bien conmigo. Desvié la vista a la calle.

Luego de observar como una manada de gente corría por la vereda desesperados por buscar un lugar seco volví a mirar hacia donde estaba esa persona observándome.

No estaba.

Le pregunte al mesero que trajo mi café si conocía al hombre que estaba sentado a dos mesas cerca mío.

Me dijo que no había nadie.

-Fin Flashback- 

Me levanté de la cama, fui hacia la cocina y me preparé un té. Prendí la tele y observé las noticias.

Lluvia torrencial, otra vez.

Me pare al lado de la ventana. Las personas buscaban un lugar en donde no mojarse, ese "techito" que los salvaba unos segundos hasta que parara de llover un poco.

Me deprimía ver la lluvia así que me aleje de la ventana.

Tomé el teléfono. Lo llamé. No contestó.

¿Qué estaba mal conmigo?, me pregunté.

Volví a tomar el teléfono, esta vez no lo llamaría a el. Me atendio una mujer.

Michelle: Frida, amiga, como estas?

Frida: Michelle! Tanto tiempo sin hablar, bien. Vos?

Michelle: No tanto... ya nada es igual, ya sabes, él se fue.

Frida: Michelle, es hora de que entiendas, el nunca estuvo presente en tu vida

Michelle: Pero yo sí y di todo por nosotros

Frida: Superalo, nunca existió.

Michelle: Si que existio, y en mi corazón se va a quedar, como un recuerdo

Frida: Y así será. Tengo que dejarte, estoy ocupada, un paciente me necesita. Al rato hablamos

Michelle: Nos vemos.

Colgué. Tiré el teléfono en el sillón.

No entendía como Frida, mi mejor amiga, mi psicóloga personal, podía decirme eso.

"Superalo", como si fuese tan fácil.

Entiendo que ella es psicoanalista, pero como amiga debería comprenderme y no mandarme como un sargento y yo un soldado vulnerable.

Tomé las llaves. Salí a caminar.

La lluvia había parado y el sol salía detrás de las nubes, un arcoiris aparecía mágicamente en el cielo. Nunca entendí como este fenómeno ocurría. Me detuve a mirar el cielo. Seguí caminando.

Pasé por el bar. Ese bar. Lo miré. Continue caminando.

Caminé un kilometro y volví, no servía para el ejercicio físico, no estoy echa para eso.

Cinco de la tarde. Preparé un café. Me senté en el sillón. Sonó el teléfono. Era Frida.

Frida: Perdón por no hablar antes, los pacientes me tienen ocupada

Michelle: Esta bien.

Frida: Se nota en tu tono de voz, Michi, fueron solo 3 meses

Michelle: 3 meses y 28 días. Los mejores 3 meses y 28 días de mi vida.

Frida: ¿Cuando vas a volver?

Michelle: Esa pregunta... me carcome la cabeza

Frida: Me refiero al consultorio, cuando vas a volver a tus sesiones

Michelle: Mañana mismo

Frida: Te espero. Trae el diario

Michelle: Me había olvidado que lo tenía, voy a buscarlo

Colgué. Me dirigí a mi cuarto.

¿Dónde esta? ¿Dónde esta ese diario? En este diario escribí mis 3 meses con él... 3 meses y 28 días.. 3 meses... 28 días.... 100 días.

Días de abatidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora