V.

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Cuando abrí la puerta misteriosa y a la vez maldita pude ver una hoja algo amarillenta, similar a una carta, con una letra completamente conocida para mí, no dude ni un segundo, la tome y comencé a leer:

28 de julio del 1940

Querida Abigail:

Necesito que cuides de George, algo sucede con Thomas, se comporta extraño, mira a nuestro hijo con desprecio, estoy desesperada, necesito huir, pero no puedo dejar a George con él, creo que el fin está cerca, pero mi fin, ya no pertenezco a este lugar, recuerdo cada día lo más terrible que he vivido, realmente debo escapar de aquí desde aquel día todo se convirtió en un infierno para mí, estoy escondida en las sombras, donde nadie te puede ver y mucho menos sentir. Estoy escribiendo esta carta con el único sentimiento que me queda y que pronto se irá, el AMOR, por eso necesito que tú te encargues de lo más preciado que tengo... mi pequeño hijo, sé que estoy pidiendo mucho, pero tú no sabes el temor que siento ahora mismo, por favor olvida todo lo malo que pasamos, cuida de él como si te perteneciera y fuera lo único que te quedara, es como lo siento ahora.

Te quiero.

Se despide muy agradecida tu hermana Elizabeth.

Está el la cuarta vez que leo las mismas palabras, ella sabía que esto pasaría, no me arrepiento de lo que hice, la amaba lo suficiente para no dejarla sufriendo aquí, ella merecía algo mejor, pero cometí el peor error de mi vida, utilizarla, la abandone en lo desconocido, un lugar en el cual tus peores sentimientos se quedan y no te abandonan, yo no quería eso para ella, pero ya no sabía qué hacer, Elizabeth... Como te extraño, ya no puedo ni mirarme las manos por la culpa que siento, pero ese era tu destino, yo no lo escogí, sino ella, la llamativa pelirroja, tu hermana...

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