CAPÍTULO 11

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Alicia

Cierro la puerta de mi habitación, me apoyo contra ella y me pongo a pensar.

La parte sensata de mi cerebro que alberga el sentido común está intentando ignorar mis pensamientos sobre ir a la fiesta a la que nos acaba de invitar Manu. Sin embargo, la parte microscópica que quiere ir no se da por vencida y sigue mandando señales.

Ésa es la parte microscópica, la que intenta convencerme de que debería ir y hacer lo que hacen la mayoría de los universitarios. Ha sido todo un detalle que Manu nos invitara a la fiesta, ya que de no ser por él no nos hubiéramos enterado.

Esta tarde me lo he pasado genial con él y el GPS me ha salido más barato de lo que imaginaba. Cuando llegamos a Tech, la tienda que me había recomendado Manu, se llevó una gran sorpresa al ver que el dependiente era un antiguo amigo suyo del instituto. Era un chico bastante majo, en seguida nos ayudó a encontrar lo que queríamos y nos hizo un gran descuento.

Antes de salir de la tienda me despedí de Alberto, ese debe de ser su nombre ya que Manu le llamaba así, y me fui a una cafetería que había enfrente a comprar cafés mientras Manu se despedía de él.

Cuando regresé con los tres cafés en la mano, uno para el chico que nos había atendido para agradecerle la rebaja, no pude escuchar bien la conversación pero es posible que estuvieran hablando de mí o de algo que no querían que supiera, ya que al acercarme Manu le avisó con la mirada y el chico se calló de repente.

—Aquí tenéis, espero que os guste el cappuccino. —Digo mientras entrego un café a cada uno.

—Muchas gracias Alicia, no tenías por qué hacerlo. —Me dice el chico con una gran sonrisa en la cara.

—Quería hacerlo, te debía una por lo del GPS. —Le devuelvo la sonrisa.

—Gracias Alicia — me dice Manu mirándome con brillo en los ojos y dedicándome una tímida sonrisa —. Bueno, ya no nos quedan temas serios de conversación. Me ha alegrado mucho volver a verte Alberto, ya quedaremos para tomar algo.

—Cuando quieras, ya sabes mi número.

Al cabo de un rato, nos despedimos de él y abandonamos la tienda.

Me tumbo en mi cama y me pongo a pensar si verdaderamente tendría que ir a la fiesta. Mi parte buena me dice que no lo haga que he venido aquí para estudiar y formar mi futuro, no para ir de fiesta. Sin embargo mi parte mala, si se puede decir que la tengo que yo diría que no porque no he salido de fiesta en mi vida, me dice que vaya. Que mejor recuerdo de mi primera fiesta que la del nuevo curso académico en la universidad.

No quiero hacer un feo a las chicas, Claudia tenía muchas ganas de ir y nos ha estado intentando convencer a Mery y a mí durante el camino de vuelta a las habitaciones. Mery no ha hecho mucho caso porque cambiaba de tema cada vez que podía, supongo que tendrá sus razones. Yo no tengo ni idea de que haré.

Suena un pitido en mi móvil. Le saco del bolsillo de mi pantalón y miro la pantalla. Veo que me han metido en un grupo de WhatsApp. Me meto y puedo comprobar que lo ha creado Claudia y ha puesto como nombre "Fiesteras a tope".

Escribo un mensaje preguntando de qué se trata el grupo y es Claudia la que me responde mientras Mery se mantiene a leer los mensajes sin decir nada. Me contesta que es para decirnos que no va a consentir que nos quedemos en la habitación de la residencia aburridas mientras se está celebrando la mejor fiesta que puede existir.

¿Y si tiene razón y deberíamos ir? No sé cuál es la mejor opción. Es cierto que he oído a mucha gente decir que las fiestas de los universitarios son las mejores que te puedes encontrar, pero también he oído que algunas veces pueden ser algo peligrosas por las peleas, las drogas, los chicos borrachos que intentan acostarse contigo...

No sé cómo lo hace pero al cabo de una hora tanto Mery como yo hemos accedido a ir. Hemos acordado ir juntas en todo momento por si nos vemos en una situación peligrosa de esas poder ayudarnos mutuamente y salir corriendo de allí.

Cuando hemos terminado la conversación por WhatsApp me doy cuenta que es la hora de la cena, tendré que ir sola al comedor. Claudia ha dicho que no tenía mucho hambre y que no iba a cenar, que raro desde que hemos llegado solo la he visto en el comedor una vez, y Mery ha dicho que se iba a comer unos sándwich que había comprado esta tarde y había quedado para hacer un Skype con sus padres.

Decido ir a cenar lo más pronto posible para irme a dormir cuanto antes. Será mejor que descanse está noche todo lo que pueda, ya que mañana me acostaré tarde. De repente me han entrado unas ganas enormes de ir a la fiesta. 

Nuestro pequeño secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora