5.

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Calum Hood.

Mientras que la veía correr, alejarse de mí, mi corazón se encogió y sus palabras se repetían una y otra vez en mi mente.

"Eres famoso, Calum, eso es lo que ocurre."

Me llevé mis manos a mi cabello, tirando de él con fuerza mientras gritaba no del dolor que sentía por aquel acto, sino por el dolor que emitía mi corazón y que yo no sabía muy bien por qué ni cómo pararlo.

No la dejes escapar, no lo hagas.

Desde que la conocí en aquel café, mi mente había cobrado vida propia y mi subconsciente se había convertido en un mando remoto que me aconsejaba qué hacer cuando yo me sumergía en un mar de confusión, como ahora.

Mis piernas comenzaron a llevar un ritmo rápido y un par de segundos pude observar el pequeño cuerpo de Skylar parado y apoyado en una pared, intentando recuperar las fuerzas perdidas. Se veía a kilómetros lo frágil y débil que aparentaba ser en aquel momento, tan vulnerable pero tan convencida a ser fuerte. No pude evitar preguntarme el motivo por el cual le había cansado correr un par de metros, ya que sabía que aquel cansancio no era algo normal.

Decidí ignorar mis preocupaciones y dirigirme a ella pero sus ojos fueron guiados hasta los míos antes de echarse a correr, de nuevo.

-¡Skylar, para!-grité y afortunadamente, yo fui más rápido que ella y logré agarrarle la mano con cuidado, haciéndola parar en seco.

Mis dedos instintivamente se entrelazaron con los suyos que no oponían resistencia alguna y pude notar cómo su mano encajaba a la perfección con la mía, como si de piezas de puzle se tratasen. La ausencia de resistencia duró poco, y al instante, Skylar apartó su mano de la mía, ocultándola dentro del bolsillo de su pantalón y por más que intentaban mis ojos buscar los suyos, era inútil.

-Skylar, es tarde, al menos déjame llevarte de vuelta a tu casa.-le dije tras dejar escapar un suspiro de resignación.

Pude notar cómo levantaba su mano con delicadeza, como si quisiera llamar a alguien. No entendí el motivo de su acción pero al escucharla gritar "¡Taxi!" lo entendí todo.

-¿Tienes dinero para el taxi?-levanté la voz para preguntarle aquello, ya que ella ya estaba abriendo la puerta de aquel taxi que se encontraba a dos metros de mí pero cuando intenté acercarme, cerró su puerta con un portazo y el taxi desapareció en la oscuridad.

Y yo, me quedé en la claridad.

-Mierda, mierda, mierda... ¡JODER!-grité una y otra vez, sin importarme las caras de preocupación de extraños a mi alrededor mientras caminaba de un lado al otro mientras mis manos frotaban mi cara con desesperación una y otra vez.

Me encaminé, vacío y rendido, hacia mi coche y tras poner en marcha el motor, la radio se encendió automáticamente haciendo que mis oídos captaran una canción de amor. Al instante, mis manos le dieron un golpe violento a la radio, importándome muy poco el estado de ésta, y me concentré en llegar a mi piso.

Durante el camino, las lágrimas de tanto frustración, desesperación como dolor, abrumaron mi vista y poco me importaba ya no ver nada; poco me importaba ya sentir nada.

Aparcando el coche delante de la acera del edificio, me pregunté qué estaría haciendo ella en ese preciso momento, me pregunté si estaría sintiendo un dolor punzante en su interior como yo lo estaba sintiendo, me pregunté si ella estaría sintiéndose vacía como yo.

Mis manos que ahora temblaban abrieron la puerta débilmente y lo primero que vieron mis ojos fueron mis tres mejores amigos viendo Pokémon por petición de Michael. Normalmente, ésto me hubiera hecho gracia o al menos me hubiera hecho sonreír pero mis lágrimas no paraban de caer por mis mejillas y estaba seguro de que mi rostro había tomado un color rojizo.

-Calum hay pizza, ¡únete!-exclamó animado Michael, sin despegar los ojos de televisor y al ver que yo no contestaba, no sólo él se giró a mirarme, sino que Luke y Ashton hicieron los mismo.

-Ey tío, ¿qué pasa?-me preguntó Luke con tacto, mientras se levantaba con rapidez del sofá y se encaminaba hacia mí con decisión mientras Ashton y Michael me miraban con preocupación; ya poco importaba Pokémon.

No pude hablar, ni pude intentarlo, tanto mi cuerpo como mis emociones estaban devastadas y lo único que logré hacer fue ignorar a mis amigos y empujar a Luke con mi hombro para poder encaminarme hacia mi cuarto sin que mis lágrimas cesaran.

Cerré la puerta con toda la fuerza que pude encontrar, resultando en un portazo y me senté sobre la cama porque sabía que no podría dormir, que no podría comer, que no podría hablar, que no podría salir, que no podría estar bien sin saber si la volvería a ver o no.

No sé cuántas horas pasaron, ni cuántas veces los chicos intentaron hablar conmigo, ni cuántas veces intentaron que comiera, ni cuántas veces intentaron llamarme al móvil pero sí sé cuántas llamadas y mensajes de voz le había dejado a Skylar: veintidós en total.

Mi tristeza se convirtió en impotencia, impotencia por no poder hacer nada para recuperarla si es que alguna vez la tuve, impotencia que hizo que tirara cosas, que rompiera las cosas a mi alrededor en busca de algún alivio pero no obtuve resultado.

Luke Hemmings

-Joder, joder, joder, ¿qué cojones hacemos? No ha comido nada, no ha salido en tres putas horas, no se oye más que gritos y ruidos de objetos rotos, ¡¿qué se supone que tenemos que hacer?!-pánico reinaba en el salón mientras que Ashton se volvía auténticamente loco mientras que Michael no paraba de dar vueltas para calmar su preocupación. 

-Vale, a ver, tendrá que salir tarde o temprano para ir al baño. Esperaremos y cuando entre al baño, nos colamos en su cuarto y cojemos su móvil para ver si podemos averiguar por qué leches está así.-dije y ambos asintieron mientras que me llevaba las manos a mi cabello, intentando deducir el motivo por el cual uno de mis mejores amigos se encontraba en un estado en el que nunca le habíamos visto estar.

-Luke, ¿qué crees que le ocurre?-preguntó Michael, parando en seco y dirigiéndome una mirada preocupante.

Dejé escapar un grueso suspiro mientras recordaba una ocasión en la que yo actué como él estaba actuando ahora y que de tan sólo pensarlo, mi corazón volvía a encojerse.

-Una chica.-respondió por mí Ashton, quien colocó su mano sobre mi hombro, sabiendo de mi ocasión anterior, hace dos años.

Los tres nos quedamos en silencio, mirando cada diez minutos el reloj preguntándonos cuándo saldría Calum de su cuarto para entrar en el baño. Ya era de madrugada y Michael se había quedado dormido, ni Ashton ni yo decidimos levantarle, ya que ambos sabíamos cuánto le afectaban este tipo de situaciones, ya que nunca sabía qué hacer o qué decir.

Al oír la puerta, le dirigí una mirada cómplice a Ashton y ambos fingimos estar dormidos. Al oír la puerta del baño cerrarse, Ashton me hizo un gesto con la cabeza y no tarde ni medio segundo en adentrarme en el cuarto de Calum y coger su móvil. Rápidamente, introduje su contraseño -yo era el único que sabía cuál era.- y entré en "registros de llamadas" y ahí lo ví: el mismo número repetido veintidós veces. Sagazmente, cogí mi móvil y tras desbloquearlo, introduje el mismo número repetido en mi móvil. Me giré con cautela para observar si Calum estaba presente y, con un suspiro de alivio, bloqueé el móvil de Calum y lo dejé donde lo había encontrado. Después de esto, me encaminé, con rapidez, hacia el salón.

-¿Lo tienes?-me preguntó Ashton con nerviosismo y tras asentir el continuó hablando-¿y ahora?

-Si Calum empeora o sigue así después de una semana, llamaré.

*      *      *      *

¡Hola, a quien sea que esté leyendo esto! :) Significaría mucho para mí que comentaran para yo saber si a alguien de verdad le interesa lo que escribo... en fin, por favor comenten y ¿voten? No sé cómo va esto pero yo tan sólo quiero saber si les está gustando la historia o no.

PD: Si alguna es de España, perdonen si cometo faltas con el "vosotros" es que, soy de Canarias y aquí se habla de "ustedes."

Un beso muy fuerte desde el sur <3

- Vee.

Lost (Calum Hood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora